MC-F-001. Módulo 1. Las ciudades medievales

Sitio: OCW - Universidad de Cantabria
Curso: Historia Urbana Medieval (2011)
Libro: MC-F-001. Módulo 1. Las ciudades medievales
Imprimido por: Invitado
Día: jueves, 21 de noviembre de 2024, 22:02

1.1. ¿Por qué estudiamos la realidad urbana medieval?

El conocimiento del fenómeno urbano medieval nos ayuda a la comprensión de la realidad actual, conocer cómo se han gestado las ciudades actuales ayuda a apreciarlas y salvaguardarlas de su destrucción. Es imprescindible interpretar la realidad urbana como una resultante histórica.

La ciudad es una acumulación de aportaciones históricas, un “collage” o un “palimpsesto”. Cada época vivida añadirá elementos nuevos, que irán configurando la forma total de la ciudad. Se producirán adiciones, supresiones y alteraciones, pero se pueden reconocer rastros de épocas anteriores que contribuyen a explicar la configuración de la realidad actual.

Las ciudades medievales pueden ser reconocidas dentro de las actuales  reconstruyendo hacia atrás el proceso de su formación, para ello es imprescindible disponer de planos históricos que permitan reconocer espacios y estructuras que hoy han desaparecido. El plano actual de una ciudad es el resultado de su vivencia histórica pero pueden faltar elementos que sociedades anteriores crearon como necesarios y hoy día se han destruido.

Debemos plantearnos la pregunta siguiente: 

¿Existe relación entre la ciudad creada en una época concreta y la sociedad que la edificó?. En el caso de la ciudad medieval la respuesta es claramente afirmativa. La sociedad plasmó en construcción urbanística y arquitectónica las aspiraciones e inquietudes  de su tiempo.

1.2. Ciudad clásica-ciudad medieval: forma semejante, diferente concepto

Nos hemos referido a modelos urbanos medievales que aparentemente pueden tener similitudes físicas, las ciudades medievales herederas de las ciudades romanas, con un diseño ortogonal y las “ ciudades Nuevas”  de origen medieval, con planificaciones organizadas que también optan por el diseño ortogonal, pero la similitud de formas no debe confundirnos, el concepto de ciudad medieval nada tiene que ver con las aglomeraciones urbanas de época clásica.

Aparece un nuevo tipo de ciudad caracterizada principalmente por la condición social de sus habitantes que verán beneficiada su condición jurídica por el hecho de poblar y residir en las nuevas ciudades. Las murallas envuelven a la población ejerciendo un doble papel de defensa y diferenciación. Se distingue al vecino de la ciudad del que vive fuera porque el primero disfruta de privilegios personales y jurídicos que los del mundo rural carecen. Este estatus privilegiado de la sociedad urbana le permite desarrollar actividades económicas y de gobierno que impulsan el desarrollo económico de las ciudades. Rápidamente, en la mayor parte de los casos, la diferencia entre los habitantes del campo y los de la ciudad se irá ensanchando, ofreciendo la ciudad mas oportunidades personales para el desempeño de una actividad laborar mas diversificada, y un enriquecimiento mas generalizado.

La fundación de ciudades medievales, ya sean de nueva planta o reocupadas se caracterizan por disponer de un documento legal que establece las condiciones de vida entre el poder político, fundador de la ciudad y los habitantes que van a residir en ella o que ya residen. Este documento se denomina “Carta de Población”, “Carta de Franquicia” , “Fuero”, con nombre similar las clasifican las distintas cancillerías reales europeas.

1.3. El legado de la ciudad medieval en la red urbana actual

La sociedad actual es consciente del legado urbanístico de la ciudad romana y sus pervivencias en la ciudad actual, pero con ser éste importante, mayor ha sido la influencia de la ciudad medieval en la  red urbana europea actual.

Tras un largo periodo de inestabilidad que siguió a la descomposición del Imperio Romano, la forma de vida urbana sufrió un repliegue, volviendo sus habitantes a una vida rural, que garantizaba de forma mas eficaz la subsistencia y estaba menos expuesta a los ataques depredadores de bandas dedicadas al pillaje. En torno a los siglos IX y X se genera un nuevo modelo de incipiente vida “urbana” en torno a los centros de poder que garantizaban cierta protección y seguridad: los castillos y los monasterios. Sobrepasado el año mil, fecha llena de supersticiones y terrores imaginarios, el horizonte comienza a despejarse, mejoran las condiciones de seguridad, hay poderes mas fuertes que pueden garantizar un cierto grado de paz y comienza el renacer urbano con una fuerza y una difusión, por toda Europa, inimaginable. La ciudad se desprende del castillo o monasterio y se crea, por los poderes políticos locales, regionales y nacionales, laicos o religiosos, de forma autónoma. 

El modelo urbano medieval, cuando pervive sobre un soporte físico romano, se transforma aportando nuevas construcciones propias que alteran, en parte, el diseño urbanístico y también afectan a las infraestructuras romanas que se ven abandonadas por falta de interés y medios económicos. Conducciones de agua y alcantarillado son dejadas a su suerte por falta de medios para sostenerlas. Cuando se genera en torno a los centros de protección como castillos o monasterios, su forma se acopla a la estructura de los centros generadores y se extienden en torno a dichos centros generando calles sinuosas, concéntricas o en pendiente que han generado el modelo estereotipado de ciudad medieval, con calles estrechas y tortuosas. Pero este modelo solo afecta a una pequeña parte de la red urbana medieval. Debemos de tener en cuenta el otro modelo urbano que se genera en la edad media, el de las ciudades nuevas. Ciudades concebidas según un plan diseñado, siguiendo modelos racionales con lógicas geométricas parecidas a las del mundo clásico. Por toda Europa se construyen ciudades y villas con el modelo de las “bastidas”, de plano ortogonal, ciudades de planta rectangular o cuadrada, según la superficie en la que se asientan, con un trazado viario en cuadrícula.

 

toledo-previo  Ver ejemplo de plano irregular: TOLEDO

bilbao-previo  Ver ejemplo de plano regular: BILBAO

 

La mayor parte del conjunto urbano medieval fueron nuevas creaciones “Ex novo”, que no tenían un sustrato urbano histórico. Todos los países europeos vieron florecer centros urbanos de mayor o menor calibre en sus territorios. El modelo de vida urbano fue un proyecto de las autoridades políticas que secundó fervientemente la población. Al finalizar la Edad Media se puede decir que la sociedad deja de ser eminentemente rural para hablar de dos tipos de poblamiento, de sociedades y de vida: la rural y la urbana.

La red urbana implantada en la Edad Media es el sustrato urbano de la civilización europea hasta mediados del siglo XX, exceptuando unas pocas nuevas creaciones y otras pocas desapariciones.

1.4. El legado clásico en la ciudad medieval

La civilización occidental está basada en el legado de las civilizaciones clásicas, griega y romana, y una de las mayores herencias es el modelo de hábitat urbano: las ciudades.

Las primitivas ciudades griegas no manifestaban un orden regular en su trazado urbano, y su lugar preferente era la Acrópolis, que al igual que las ciudades orientales destinaba su parte principal y de esplendor a los dioses. Grecia incorporó un elemento nuevo a la ciudad de los hombres (en contraposición a la ciudad de los dioses): el Agora, lugar de encuentro social, político y cultural de los ciudadanos. No sólo fue un lugar, sino una estructura urbanística reflejo de la nueva forma de organización política y social.

El plano ortogonal aparece, mas tarde, en las ciudades coloniales; se aplica por primera vez en la reconstrucción de la ciudad de Mileto. Este trazado regular de calles cortadas perpendicularmente dando origen a manzanas regulares se expandió por el Mediterráneo en las fundaciones griegas del período helenístico.

mileto-previo  Ver Plano de Mileto

Los romanos, herederos del pueblo etrusco y conocedores de los modelos urbanos helenísticos, plasman en el diseño de sus ciudades un trazado regular ortogonal. Singularizan dos calles principales que se cruzan perpendicularmente –“cardo” y “decumanus”– e incorporaron el Foro como elemento singular, con funciones de centro cívico. Su modelo de planta urbana, en ocasiones con diseño de campamento militar, fue exportado mas allá de las orillas del Mediterráneo, hasta los confines de sus conquistas.

leon-previo  Ver recinto romano de la ciudad de León

 

Con esta base parten las ciudades medievales. La red de ciudades de origen griego y romano perduran en el tiempo y se incorporan parcialmente, en una proporción importante, a la red urbana medieval aportando la racionalidad del plano y estructura urbanística.

1.5. El fenómeno urbano en la Historia

El proceso contemporáneo de concentración de la población en las ciudades está conduciendo a una situación “nueva” en la Historia, de gran preocupación por el aumento enorme del tamaño de las ciudades y por las consecuencias que ello provoca.

Desde que los hombres primitivos comienzan a cultivar la tierra se generan asentamientos de población estables que dan origen, según los conocimientos actuales, a las primitivas ciudades hace unos cuatro mil años. Los primeros asentamientos urbanos aparecieron en los valles de los ríos Tigris, Eúfrates y Nilo (El creciente fértil). Posteriormente, antes del año 2000 a de C. surgen estas urbes en el valle del Indo.

En el primer milenio antes de Cristo se produce la expansión y urbanización en torno al Mediterráneo de la mano de Grecia y Roma. Roma extendió el modelo de hábitat concentrado por toda Europa y norte de África, hasta donde llegaron sus conquistas. Durante los primeros siglos de la Edad Media el proceso de expansión urbana quedó frenado debido a la inseguridad bélica y social. Donde sí floreció una importante cultura urbana fue en el mundo musulmán, llegando a desarrollarse importantísimas ciudades en Italia y especialmente en la Península Ibérica. A partir del siglo XI, del periodo medieval, se produjo un proceso sin precedentes en Europa, la eclosión del modelo urbano en prácticamente todos los países. El modelo de ciudad medieval prosperó gracias a las características especiales de la propia ciudad (las libertades urbanas). En el Renacimiento europeo no se produjeron nuevas creaciones urbanas, salvo excepciones, pero sí crecieron las existentes de forma notable y se embellecieron y mejoraron sus infraestructuras. Se exportó el modelo urbano europeo a la América colonial donde prosperó con la fundación de numerosas ciudades. En los siglos XVII-XVIII y principios del XIX siguieron creciendo y mejorando las ciudades europeas y las nuevas americanas. Con la revolución industrial (1758-1850) las ciudades sufren una nueva organización social, el éxito de dicha revolución se apoya en la concentración de población trabajadora en núcleos concretos, lo que indujo a un crecimiento exagerado de algunas ciudades, llegando con cierta facilidad a poblaciones de mas de 100.000 habitantes, y desde entonces el proceso no se ha detenido. La Revolución Industrial fue un fenómeno significativo para el proceso urbano, al igual que lo fue la creación urbana medieval; en este caso la originalidad no radica tanto en las nuevas creaciones, que sí se producen, como en el exagerado aumento de población en unos tiempos muy cortos.

Hoy día la tendencia sigue imparable hacia el crecimiento urbano en detrimento de la población del campo, especialmente en los países no desarrollados y en sociedades ruralizadas.