MC-F-002. Módulo 2. El espacio urbano en la Europa medieval
Sitio: | OCW - Universidad de Cantabria |
Curso: | Historia Urbana Medieval (2011) |
Libro: | MC-F-002. Módulo 2. El espacio urbano en la Europa medieval |
Imprimido por: | Invitado |
Día: | sábado, 23 de noviembre de 2024, 21:13 |
1. Módulo 2. El espacio urbano en la Europa medieval
1.1. 2.1 Fuentes históricas e iconográficas para el conocimiento del paisaje urbano medieval
La ciudad medieval: objeto de estudio y fuente de información
Lo que proponemos desde estas páginas es una metodología adecuada para lograr que el paisaje urbano medieval sea el verdadero objeto de estudio. Somos conscientes de la dificultad que tal empresa entraña con los sistemas de investigación tradicionales, pero la experiencia en esta línea de investigación nos hace presentar un metodología que creemos que facilitará el logro de resultados positivos a todos aquellos investigadores que deseen adentrarse en este tema.
El paisaje urbano medieval, sea cual fuere la categoría de la villa, es en sí mismo objeto de estudio y a su vez fuente de información. Como objeto de estudio no se le ha prestado la debida atención en la historiografía medieval tradicional hasta fechas muy recientes. Y como fuente de información, todavía hoy no se han aprovechado al máximo las posibilidades que ofrece ni desde el campo del urbanismo ni del de la arquitectura.
Para poder desarrollar un buen estudio del paisaje urbano de las ciudades medievales hay que incidir de una forma especial en las fuentes de información indirectas, tales como la documentación textual, la iconografía y la cartografía histórica. Y, sobre todo, aplicarnos en la observación directa del espacio urbano pues todavía hoy, la propia ciudad medieval es una buena informante. Utilizando las técnicas empleadas por los urbanistas y arqueólogos, la ciudad puede ser un buen objeto de estudio y también una espléndida fuente de información directa, si somos capaces de hacerle hablar.
- 2.1.1 Fuentes de información indirectas
- 2.1.2 Fuentes de información directas generadas por la propia ciudad
FUENTES PARA EL ESTUDIO DE LA CIUDAD MEDIEVAL |
Fuentes indirectasFuentes textuales
Fuentes gráficas
|
Fuentes directas a través de la observación del espacio urbano actual
|
1.2. 2.2 Diseños urbanísticos y peculiaridades de la ciudad medieval
Podemos preguntarnos ¿qué racionalismo ha impulsado las nuevas creaciones urbanas?
Hasta muy finales del siglo XIV y mediados del siglo XIV no encontramos en los reinos peninsulares tratados que hablen de la ciudad, de su forma o de la composición de sus habitantes. Actualmente sólo conocemos las obras de Frances Eiximenis (1330-1409) y la de Rodrigo Sánchez de Arévalo (1404-1470). Ambos autores son clérigos bien preparados que tienen una profusa obra literaria de carácter religioso y donde también tratan aspectos del bien público y de las formas correctas de gobierno. Existen tratados sobre ciudades ideales en fechas aproximadas en Italia: los realizados por Leonardo Bruni, Leone Battista Alberti o Antonio Averlino “Filarete”, que propone el modelo urbano denominado Sforzinda.
Sforzinda: la ciudad ideal diseñada por Filarete
Eiximenis en su obra lo Crestia (el cristiano), compuesta de doce libros, en el Dotzé (duodécimo) trata del gobierno y de la política en general y en el hace una amplia reflexión de cómo deben estar constituidas las ciudades tanto en su aspecto urbanístico como social y político.
Ver texto de Frances Eiximenis.
Rodrigo Sánchez de Arévalo escribe su obra “Suma Política” compuesta por dos libros de 18 y 16 capítulos y publicada en 1455. El primer libro trata de la fundación y edificación de las ciudades, de ”las cosas que se deven considerar y acatar y las que se requieren para bien y útilmente edificar y fundar y ordenar a toda ciudad o villa”. El segundo libro trata sobre las cosas “necesarias al buen y onesto regimiento de toda ciudad o villa, y cumplideras para su salvación y conservación “. Rodrigo Sánchez de Arevalo cree que al buen político no le debe bastar con “engendrar” una ciudad sino que esta debe seguir funcionando de forma ordenada y gobernada correctamente. Una ciudad se funda para que los hombres puedan desarrollar su naturaleza sociable y vivir en compañía para ayudarse y socorrerse mutuamente, desarrollar una existencia pacífica, alegre y tener cubiertas las necesidades primarias. Según estos criterios desarrolla toda una teoría de buen gobierno.
Tenemos por tanto dos “tratados urbanísticos” de finales del siglo XIV y principios del siglo XV que resultan demasiado tardíos para que su doctrina y planteamientos pudieran aplicarse al proceso urbanizador llevado a cabo en la Península Ibérica. La sociedad medieval peninsular desde el siglo XIII está generando recintos urbanos con notable éxito, y en ellos un racionalismo contundente a la hosra de la planificación urbana. La causa de la aplicación del racionalismo a este tipo de obras reside en el pensamiento medieval, de carácter teocrático y espiritualista que considera el mundo y la sociedad cristiana como un todo armónico.
Mientras tanto desde el siglo XI el proceso de creaciones urbanas seguía inexorablemente su curso y con cierto orden en su estructura urbanística sin esperar a los modelos tardíos que conocemos de finales del s. XIV y del siglo XV.
Alfonso X el Sabio, Rey de Castilla, creador de numerosas poblaciones urbanas nos deja un breve relato en su Crónica sobre cómo creó una nueva población en Villa Real en el año de 1255 , la Crónica de Alfonso X dice “E partió de Segovia, e fue a Toledo, é dende a la frontera, è pasando por un lugar que dicen Pozuelo de Don Gil, que era en término de Alcaraz, entre tanto llegaban las campañas por que había enviado, mandó venir gentes de su comarca, e ordenó en que manera se poblase allí una villa, e mando que dijesen Villa-Real, e ordenó luego las calles, e señaló los lugares por do fuese la cerca. E fizo facer luego una puerta labrada de piedra, è esta es la que esta en el camino que viene de Toledo, è mando a los del lugar como ficiesen cerca”.Esta Villarreal creada por Alfonso X fue la conocida actualmente como Ciudad Real.
En la zona Levantina El monarca Jaime I (1208-1276) protagonista de la expansión mediterránea de la Corona de Aragón, conquista Mallorca en 1229. Y emprende la conquista del reino de Valencia, tomando Burriana en 1233 y Valencia en 1238. Rápidamente emprendió una activa política de repoblaciones que manifiestan una planificación racional como pueden verse en algunas villas como la de Villa Real. Dio órdenes privadas al caballero tolosano Pedro Montull, para que se ejecutase en la parte alta del término de Burriana, el plano de una nueva población y encargó al caballero Benito de Guimerans organizar la población buscando pobladores y organizando el emplazamiento y plano de la nueva villa. En 1273 se le concede la Carta Puebla, los fueros de Aragón, y los privilegios de Burriana. Se le concede también mercado semanal los sábados y feria anual.
Villarreal según la obra de Viciana
Planta de Villarreal
Peculiaridades de la ciudad medieval
La creación urbana en la edad media, aun siendo un fenómeno generalizado en toda Europa presenta ciertas diferencias en la concepción del diseño urbano. En la Península Ibérica el proceso de creación urbana por la sociedad medieval cristiana fue muy intenso. Las tierras fronterizas ganadas a los musulmanes pronto comenzaron a acoger a población cristiana del norte peninsular generando numerosos núcleos urbanos de muy variado tipo.
Primeramente cabe distinguir entre ciudades de crecimiento orgánico o espontáneo y ciudades de nueva planta.
Crecimiento orgánico y planta irregular
Las ciudades que surgen, de forma espontánea, a partir de un primitivo enclave militar o religioso y que aglutinan entorno a sí población en progresión creciente, pueden dar origen a posteriores ciudades, normalmente con una planta urbana compleja e irregular. En la Península Ibérica tenemos buenos ejemplos de este tipo de resultado urbanístico, que no responde a un diseño preconcebido. Al sur del río Duero se fueron instalando pequeñas poblaciones agrícolas y ganaderas en torno a sus iglesias en los espacios ganados al poder musulmán. Estas minúsculas poblaciones estaban próximas unas a las otras y cuando se produjo el proceso urbanizador fueron los focos que generaron las ciudades. Ciudades como Salamanca aglutinaban dentro de sus murallas a 35 parroquias que ocupaban una superficie cercada de 110 Ha. Soria igualmente acogía a numerosas parroquias y su superficie era de 100 Ha. No en todos los casos se pudo recoger dentro de las murallas a todas las aldeas del lugar, en Segovia y Valladolid algunas aldeas quedaron extramuros. Este modelo origina grandes superficies cercadas con un plano complejo, con varios puntos focales y grandes espacios vacíos en el interior. Sigüenza es otro caso complejo que dará origen a un plano polinuclear. Tuvo una pequeña “puebla” junto al castillo, en la parte alta, otra junto a la catedral en la zona media y una tercera “puebla” en la parte baja, en la antigua medina musulmana. Estos tres núcleos formaron la ciudad medieval aunque tardaron muchos años en constituir una unidad espacial.
Izqda.: Plano de Salamanca de 1858. Mantiene el recinto medieval
Dcha: Foto aérea de Salamanca en 2001. Se aprecia perfectamente el recinto medieval
Siguenza con el castillo medieval
Nuevas creaciones y planta regular
Dentro del grupo de ciudades de planta regular podemos encontrar diversos modelos atendiendo especialmente a su origen.
A) Creaciones medievales sobre planta de origen romano
En primer término nos referiremos a las “nuevas ciudades” herederas de una planta urbana de origen romano. Son “nuevas creaciones urbanas” sobre soportes materiales urbanísticos antiguos. Utilizan el mismo emplazamiento de época romana, mantienen en muchos casos sus murallas y el trazado de las calles, pero incorporan los elementos propios de la cultura medieval, los centros religiosos . Estos ocupan extensas superficies en el centro urbano transformando en parte la retícula urbana romana, generando sus propios parcelarios medievales. En la Península Ibérica encontramos variados ejemplos de este modelo, los mas representativos son León y Zaragoza, en donde todavía hoy, en el parcelario actual se perciben los recintos romanos y la tama viaria.
B) Nuevas creaciones de planta regular
Se pueden ver ciudades de planta regular especialmente en zonas donde los monarcas tuvieron un especial interés por organizar el espacio con nuevas poblaciones concentradas que les permitía un mejor control del territorio, de sus pobladores y de sus rentas. La implantación urbana en el norte peninsular responde a dicha motivación. En esa zona las ciudades se caracterizan por ser de tamaño mediano-pequeño, algo menos de 10 Ha. pero suplen sus dimensiones individuales con el elevado número de centros urbanos que se generan. Se crea una intensa red de núcleos urbanos que dinamizan la región. En la zona de Guipuzcoa, Vizcaya, Cantabria, Asturias y Galicia se crean mas de 100 poblaciones urbanas. Es especialmente importante la proliferación de puertos en el Cantábrico
Las nuevas plantas de dichas villas están programadas de inicio. Se trazan los recintos y se parcelan los espacios destinados a las viviendas de los vecinos, dejando muy poco espacio público libre.
Plano de San Sebastián.
En gris, la primitiva villa medieval; en rojo, el ensanche de época contemporánea.
C) Nuevas creaciones de ciudades en el camino de Santiago
Sin que podamos incluir a todas las ciudades que se crean en la ruta o camino de Santiago en un mismo modelo urbanístico hay una tendencia a crear villas y ciudades con un “plano itinerario” como lo define Torres Balbás Son poblaciones creadas en torno al camino con una calle larga y viviendas a ambos lados. Dicho plano según las villas y ciudades prosperan pueden generar calles paralelas y complicar dicho plano, pero siguen siendo reconocibles. Ejemplos de dichas estructuras parcelarias son entre otras, Castrojeriz y Santo Domingo de la Calzada.
Desarrollo urbano de Santo Domingo de la Calzada
Según Martínez Martínez, Sergio. Santo Domingo de la Calzada. Una ciudad medieval en el camino de Santiago. Najera 2006.
1.3. 2.3 El paisaje urbano medieval: espacio publico, espacio privado. Tipología arquitectónica.
Espacio privado
El espacio urbano está diferenciado en dos dominios el público y el privado, que se corresponden a dos categorías de suelos: las calles, plazas y espacios públicos por un lado y los solares edificables o espacios privados por otro. La privacidad de los “solares” y las edificaciones es fuerte, están cerradas y no son de libre acceso. En contrapartida las calles y plazas son plena y totalmente públicas.
Dentro del recinto intramuros el espacio parcelado para su utilización con fines privados constituye la mayor parte del suelo urbano.. El espacio intramuros hay que parcelarlo y repartirlo entre los nuevos pobladores, los existentes en el momento de la fundación y también los futuros vecinos que puedan venir. En muchas villas y ciudades de nueva creación se distribuyen lotes homogéneos de terreno para que cada familia construya su vivienda.
En algunas zonas el reparto de los lotes de tierra para la construcción de viviendas es similar en toda la región este es el caso de Guipuzcoa donde se reparten los suelos de casas según las medidas del “solar guipuzcoano” . Dicho solar tenía las medidas de 8 metros de fachada a la calle por 12 metros de profundidad. Con el paso del tiempo la homogeneidad del solar familiar puede sufrir alteraciones bien por fragmentación o por adiciones parciales o totales. El caso Guipuzcoano es sorprendente. En todas las Vilas de la provincia (25), cuando se producen alteraciones del solar primitivo , estas son siempre por reducción a la mitad del solar originario o por adición de un medio solar o por la adición de otro solar completo. No se dan otro tipo de casos. En el siglo XV encontramos las particiones horizontales, varios vecinos compartiendo el solar primitivo en diversas alturas si que sean miembros de la misma familia.
El espacio urbano se muestra insuficiente en la mayor parte de las ciudades dada la presión demográfica que sufren y la “imposibilidad de rebasar los recintos amurallados sin perder el derecho a la vecindad. Esta tendencia a permanecer intramuros lleva a la sociedad urbana medieval a tratar de recuperar los pocos espacios públicos existentes con técnicas poco ortodoxas. Se adelantan las fachadas de las casas sobre el espacio público. Se aumenta la superficie construida en los pisos superiores sacando “voladizos” que impiden la correcta ventilación de la calle, se instalan las escaleras de las viviendas en el exterior, se ocupan los caminos de ronda entre las viviendas y las cercas, se construye sobre la muralla y las torres defensivas. Todas estas trasgresiones urbanísticas son denunciadas por los concejos tratando de devolver al espacio público toda la superficie primitiva. No resulta tarea fácil.
Espacio público
El espacio público común, complejo y unitario se reparte por toda la ciudad y en él se instalan los edificios públicos y privados. El equilibrio entre espacio público y privado depende del compromiso entre la ley pública y los intereses privados. Los estatutos comunales regulan, demasiado tarde, los puntos de contacto entre el espacio público y las construcciones privadas.
Aún siendo escaso el espacio público frente al espacio privado su importancia es extraordinaria para la vida social. Es el espacio donde la comunidad va a desarrollar su actividad. La iglesia es la primera en estar presente, por su aspecto monumental se aprecia claramente. La actividad económica, esencial en la ciudad medieval, también deja sus huellas en los mercados, y en las calles con actividad artesanal bien definida. La función política durante gran parte de la Edad Media no deja constancia de su presencia, únicamente en los últimos años se hace visible en la estructura de la ciudad. Normalmente las ciudades medievales carecen de un único centro, son villas policéntricas, con puntos múltiples de reunión.
El espacio publico es el medio de comunicación, las calles intramurales son aquellas que se constituyen como continuidad de los caminos reales o grandes rutas en el interior del espacio murado. Las dimensiones de estas “arterias” o calles se enmarcan entre los seis y los diez metros de ancho para las “calles mayores” o “calles reales”. En la Península Ibérica muchas de estas “calles reales” no sobrepasan los cuatro metros de ancho.
El espacio público es el centro de las actividades económicas. Estaban continuamente ocupadas y frecuentadas por comerciantes, viandantes, trabajadores y bestias de transporte. Los artesanos y comerciantes no tienen ningún reparo en ocupar la calzada para la realización de sus actividades profesionales. Sacan sus bancos de trabajo a la calle para aprovechar mejor la luz diurna, exponen sus productos en “tableros” o mostradores que extienden y prolongan desde sus viviendas hasta la calle. Los carniceros matan las reses y arrojan sus desperdicios a la vía pública, los comerciantes ambulantes y las pescaderas exponen sus productos en las esquinas y confluencias de las calles.
Imagen de tienda medieval por Viollet le Duc
La plaza como lugar común de la sociedad medieval, no tiene las mismas connotaciones de la plaza renacentista. En la ciudad Medieval normalmente hay mas de una plaza, se nombran diversas plazas y no tienen por que ser grandes espacios abiertos en medio de la ciudad, sino que son espacios pequeños abiertos en diversas partes de la ciudad cumpliendo cada una de ellas una función diferente.