PR-F-001. Seminario I: El legado clásico en la ciudad medieval
- 1) Ver plano de la ciudad romana de Timgad (Argelia)
- 2) Comentar los textos siguientes:
La ciudad ideal de Hipodamo de Mileto“Hipodamo, hijo de Eurifonte, de Mileto, que inventó el trazado de las ciudades y diseñó los planos del Pireo, [...] fue el primero que sin ser político, intentó hablar del régimen mejor. La ciudad que proyectó tendría diez mil ciudadanos, divididos en tres clases: una, de artesanos; otra, de campesinos, y la tercera, de defensores armados. Dividió asimismo su territorio en tres partes: una sagrada, otra pública y otra privada. Sagrada, la parte que había de suministrar los dones acostumbrados para los dioses; comunal, aquella de cuyos productos habían de vivir los defensores, y privada, la de los campesinos. Pensó también que debería haber únicamente tres clases de leyes, ya que las causas de los procesos eran también tres en número: injurias, daños y perjuicios y muertes. Estableció un tribunal supremo, al que deberían llevarse todos os procesos que parecieran mal juzgados, y lo constituyó con cierto número de ancianos elegidos. En cuanto a los fallos de los tribunales, pensó que no debían hacerse votando con guijarros, sino llevando cada uno una tablilla en la que escribiría la sentencia si era simplemente condenatoria, que entregaría en blanco si absolvía libremente, y si su sentencia era en parte condenatoria y en parte absolutoria, la explicaría. La actual legislación sobre este punto no le parecía acertada porque, a su juicio, obligaba a los jueces a perjurar en un sentido o en otro. Establecía también una ley para que fuesen honrados los que hicieran algún invento útil para la ciudad y se alimentase por cuenta del régimen a los hijos de os muertos en la guerra…. Todos los magistrados habían de ser elegidos por el pueblo y entendía por pueblo las tres partes de la ciudad. Los elegidos deberían cuidarse de los asuntos de la comunidad, de los extranjeros y de los huérfanos. Esto es lo principal y mas digno de mención en la ordenación de Hipodamo. ARISTÓTELES: La política. Libro II Cap. 8 pp. 46-47 Edit. Centro de Estudios Constitucionales. Madrid 1983 |
Emplazamiento ideal para una ciudad según Aristóteles
Ya hemos dicho que la ciudad debe estar abierta en la medida de lo posible a la tierra, al mar y a toda la región. En cuanto a la situación apetecible de la ciudad considerada en si misma, debe determinarse teniendo en cuenta cuatro condiciones:
En primer lugar, necesariamente, la salud (las ciudades que miran al oriente y a los vientos del Este son las mas sanas, y después las protegidas del viento Norte, que son las mejores para invernar). Además deben estar bien situadas para las actividades políticas y guerreras; para las guerreras deben ser de salida fácil para sus habitantes y de difícil acceso y cerco para el enemigo. Deben tener además corrientes de agua propias en número suficiente; de no ser así la falta se remediaría con la construcción de grandes y numerosos depósitos para las aguas de lluvia, de modo que el agua no pueda faltar si durante una guerra quedan cortadas las comunicaciones entre la ciudad y el campo.
En segundo lugar del uso de las aguas sanas que no deben considerarse en modo alguno como cuestión accidental. Porque aquello de que nos servimos mas y con mayor frecuencia para nuestro cuerpo contribuye en el mas alto grado a la salud, el agua y el aire son de esta naturaleza. Por eso en las ciudades prudentes si todas las aguas no son igualmente buenas y no abundan las corrientes de tales condiciones, debe separarse el agua para la alimentación de la que se destina a los demás usos.
Respecto de los lugares fortificados, a todos los regimenes no les conviene lo mismo. La acrópolis, por ejemplo, es útil en un régimen oligárquico o monárquico, al régimen democrático le conviene la llanura, al aristocrático ninguna de las dos cosas, sin mas bien varias fortificaciones.
En cuanto a la disposición de las casas particulares, se considera mas agradable y mas útil para toda clase de actividades en general la distribución regular y moderna al modo de Hipodamo, pero desde el punto de vista de la seguridad en la guerra es mas útil, por el contrario, la antigua, que hace difícil para los extraños el salir de la ciudad y para los atacantes el orientarse en ella. Por eso la ciudad debe participar de las dos disposiciones [...]
En cuanto a las murallas [...] habrá que convenir que cuanto mas fuertes sean las murallas tanto mayor es su eficacia guerrera, [...] Porque pensar que las ciudades no deben rodearse de murallas es como buscar un territorio fácil de invadir y allanar [...] porque cuando una ciudad está bien preparada nadie intenta siquiera atacarla.
ARISTÓTELES: La política. Libro II Cap. 11 pp. 130-132 Edit. Centro de Estudios Constitucionales. Madrid 1983. Edit. Librairie de France 1964)