FRAGMENTOS

  

"Ves aquí la gran máquina del mundo,

etérea, elemental, que fabricada

ansí fue del saber alto y profundo

que es sin principio y meta limitada.

Quien cerca en derredor este rotundo

globo y su superficie tan limada

es Dios, mas lo que es Dios ninguno entiende,

que a tanto humano ingenio no se estiende".

Luis Camoens, Os Luisiadas.

 

La misión de Tournefort.

Nota de Monsieur Phélypeaux, conde de Pontchartrain, al abbé Bignon, secretario de la Academina de las ciencias, a 16 de enero de 1700, citada por Stéphane Yérasimos en la introducción de Voyage d’un botaniste.

“He dado cuenta al rey de la propuesta realizada contemplando la posibilidad de enviar a M. Tournefort, botánico de la Academia de las ciencias, a Grecia, Constantinopla, Arabia, Egipto y a las costas de Barbaria, para dedicarse a la búsqueda de plantas, metales y minerales, instruirse acerca de las enfermedades de esos países y de los remedios aplicados, así como acerca de todo aquello relacionado con la medicina y con la historia natural; Su Majestad ha aprobado fervientemente la idea, desea que se lleve a cabo y no duda que resultará de gran utilidad para el perfeccionamiento de la medicina y el progreso de las ciencias; por ello, Su Majestad me ordena escribiros para que le comuniquéis su pronta partida, en compañía de un hombre competente que la Academia elegirá para trabajar con él, así como de un dibujante”.

Fuente: J. M. Drouin (1991): "De Linneo a Darwin: los viajeros naturalistas". En: M. Serres (ed.), Historia de las Ciencias, Madrid, Cátedra. (1ª ed. fr. 1989).

 

"La Bounty, navío de 215 toneladas, tripulada por 46 hombres, había salido de Spithead el 23 de diciembre de 1787, al mando del capitán Bligh, marino experimentado aunque algo brusco, que había acompañado al capitán Cook en su último viaje de exploración.- A la Bounty le había sido encomendada la misión especial de transportar a las Antillas el árbol del pan, que con tanta profusión crece en el archipiélago de Tahití. Después de permanecer seis meses en la bahía de Mtavai, William Bligh, que había embarcado un millar de árboles del pan, tomó la ruta de las Indias Occidentales, después de una breve escala en las islas de los Amigos".

Julio Verne, Los amotinados de la Bounty, Madrid, Ediciones Altea, 1983. p. 9.

 

“El 12 me detengo para examinar unas minas. Me dicen que el mineral que aquí se explota no es muy rico; esperan, no obstante, vender la mina en 30 ó 40.000 pesos (de 150 a 200.000 pesetas) porque se extraen cantidades considerables; pertenece la mina a una compañía inglesa, que la compró al principio por la módica suma de una onza de oro (80 pesetas). El mineral es pirita amarilla; ahora bien, como ya he indicado, antes de la venida de los ingleses creían los chilenos que estas piritas no tenían ni un átomo de cobre. Las compañías mineras han comprado casi en las mismas condiciones de baratura, verdaderas montañas de cenizas llenas de glóbulos de cobre metálicos, y sin embargo, como todo el mundo sabe, casi todas han logrado perder considerables sumas. Bien es verdad que los directores y accionistas de estas compañías se entregaban a despilfarros de los más disparatados; en algunos casos han destinado 25.000 francos anuales para dar fiestas a las autoridades chilenas; - enviaban bibliotecas enteras de obras de geología, lujosamente encuadernadas; -se llevaban a todo coste mineros acostumbrados a un metal especial, por ejemplo, el estaño, que no lo hay en Chile; -se comprometían a proporcionar leche a los mineros en regiones en que no hay una sola vaca; -se construían máquinas, donde no había medio de utilizarlas; -se hacían otros mil gastos absurdos semejantes, de tal manera y en tal número, que aún hoy se ríen de nosotros los indígenas. Es indudable, sin embargo, que si los capitales locamente tirados se hubiesen empleado de un modo útil, se habrían ganado enorme sumas: un hombre experto en quien se hubiera podido tener confianza, un contramaestre hábil y un químico, no se necesitaba más”.

“Pasamos un día en Ballenar, y salimos el 10 para alcanzar la parte superior del valle de Copiapó. Atravesamos un país que no tiene interés ninguno. Me canso de usar las voces desierto y estéril; y advierto que no hay que confundir los términos, que sólo se

 mplean en calidad de grados de comparación. Siempre los he aplicado a las llanuras de Patagonia, y después de todo, se encuentran en aquellos llanos, espinos y algunas zarzas y hierbas, y podría decirse que eran fértiles comparándolos con los de Chile septentrional. Aún aquí, buscando bien, se acaba por encontrar, en un espacio de 200 metros cuadrados, algún cactus o unos líquenes, y se encuentran también en el suelo semillas que podrán brotar en la primera estación lluviosa. En el Perú, por el contrario, hay verdaderos desiertos muy extensos”.

Darwin. Viaje del Beagle. Edición y material didáctico Oriol Albo. Madrid, Alhambra, 1985, p. 94-95, 107- 108

 

Tres fragmentos de Gaspar Melchor de Jovellanos, Diarios.

1. "Los viajes... son provechosos cuando se emprenden con buena dirección; y si lo son, ¿por qué no lo serán sus descripciones, hechos con fidelidad y discernimiento? ¿Hay por ventura un medio más seguro de conocer bien los pueblos y provincias de un reino que el de ir a los lugares mismos y aplicar la observación a los objetos notables que se presentan?. Pero !a cuán pocos de los que necesitan este conocimiento es dada la proporción de viajar para tomarle por sí mismos!. !Qúe beneficio, pues, nos hará a esta especie de genetes el que después de haber viajado por algún país, y estudiado cuidadosamente su naturaleza, su estado y relaciones, les comunica con generosidad sus observaciones!... He aquí lo que empezó a moverme a publicar mis cartas".

2. "Los montes altos y distantes son formados de capas verticales, pero con la singularidad de que las vertientes son al opuesto de la posición de las capas, corriendo éstas por la línea de las alturas... He observado en Asturias, casi siempre las piedras que forman el núcleo de los montes en dichas capas verticales, pero en diferente posición y según estas plantas: 1ª..., 2ª..., 3ª.... Muchas veces se ven ir declinando así..., y algunas las he anotado así..."

3. (Refiriéndose a Mansilla de las Mulas) "Dicen que el pueblo tuvo setecientos vecinos, hoy ciento veinte; las dos terceras partes, jornaleros y pobres. Todavía hay riego; buena tierra para centeno y lino; cría de potros, mulas y ganado vacuno y lanar. ¿Cómo, pues, tanta pobreza?. Porque hay baldíos, porque las tierras están abiertas,porque el lugar es de señorío del Duque de Alba, porque hay mayorazgos, hay vínculos y capellanías. !Oh suspirada Ley Agraria!".

Fuente: A. Morales Moya (1988): "Conocimiento de la realidad y pretensión reformista en el viaje ilustrado". En: Viajeros y paisajes. Madrid, Alianza Editorial. p. 11-29.

 

Tres textos sobre las fuentes del Nilo.

1. “En cuanto a las fuentes del Nilo, ninguno de cuantos traté, egipcio, libio o griego, declaró conocerlas, salvo el escriba del tesoro sagrado de Atenea en la ciudad de Sais, en Egipto. Y me pareció que bromeaba al afirmar que las conocía puntualmente. Decíame que había dos montes cuyas cumbres acababan en picos, situados entre la ciudad de Elefantina y la de Siena, en la Tebaida; esos montes se llaman Crofi el uno y Mofi el otro, y las fuentes del Nilo, de insondable profundidad, manan en medio de ellos. La mitad del agua corre hacia el Egipto, cara al viento norte y la otra hacia Etiopía y el viento sur. De que las fuentes tengan insondable profundidad, decía, hizo la prueba el rey Psamético, quien mandó trenzar un cable de millares y millares de brazos, lo soltó y no llegó al fondo… De nadie más pude averiguar nada… Así pues, el Nilo es conocido, aparte su curso en Egipto, por cuatro meses de navegación y de camino; tantos, en efecto, resultan los meses empleados en total para ir desde Elefantina hasta los Desertores; y corre desde la región vespertina y poniente; pero más allá nadie puede hablar con certidumbre, porque es una región desierta a causa del calor”.

Herodoto, Los nueve libros de la Historia.

 

2. “Las aguas del Nyanza, agitadas con fuerza, echaban espuma como las olas del mar. En las colinas ciertos movimientos del agua, que constituyen lo que los marinos llaman mar de fondo, dieron a conocer al doctor que el lago era muy profundo. En toda la travesía apenas se distinguieron más que dos o tres pequeñas embarcaciones.

- Este lago –dijo el doctor- es, evidentemente, por su posición elevada, el depósito natural de los ríos de la parte oriental de África. Me parece indudable que el Nilo toma aquí su origen.

Cerca de las nueve el globo se acercó a la costa oeste, la cual parecía desierta y poblada de árboles. El viento se inclinó un poco hacia el este y se pudo distinguir la otra orilla del lago. Éste se doblaba de manera que terminaba en un ángulo muy abierto. Altas montañas erguían sus escuetos picos en aquella extremidad del Nyanza; pero entre ellas una garganta profunda y tortuosa daba paso a un río que hervía con violencia.

El doctor Fergusson, al tiempo que atendía a su aeróstato, examinaba el país con ávidas miradas.

- ¡Vedlo! –exclamó- ¡Vedlo, amigos míos! ¡Las narraciones de los árabes eran exactas! Hablaban de un río por el cual se descargaba hacia el norte el lago de Ukereue, y ese río existe, y nosotros seguimos su curso, cuya rapidez es comparable con la nuestra. ¡Y esa gota de agua que huye bajo nuestros pies va indudablemente a confundirse con las olas del Mediterráneo! ¡Es el Nilo!

- ¡Es el Nilo! –repitió Kennedy, que se dejaba contagiar por el entusiasmo de su amigo.

- ¡Viva el Nilo! –gritó Joe, que siempre estaba dispuesto a vitorear algo”.

Julio Verne, Cinco semanas en globo.

 

3. “Aquella vista era de las que se contemplan horas y horas sin experimentar cansancio… Había llegado el momento de poner en práctica los objetivos de la expedición. Pude observar que, sin ningún género de dudas, el viejo, el venerable padre Nilo, nacía en el Victoria Nyanza y que, por tanto, tal como antes había afirmado, este lago es la fuente del río sagrado, la cuna del primer expositor de nuestra creencia religiosa. Sin embargo, tuve que lamentar que los retrasos impuestos a la expedición me privasen ahora de explorar el rincón noreste del Nyanza a fin de descubrir la conexión que hubiera por medio del estrecho del que tantas veces he hablado entre el Nyanza y otro lago donde los waganda van a buscar sal… Hagamos ahora una recopilación de todo lo que es más digno de notar… Las aguas más remotas del Nilo –la coronilla de la cabeza de este río, por decirlo así- están en el extremo meridional del lago a los 3º de latitud sur. El Nilo recorre, por tanto, 34º de latitud, es decir, la sorprendente longitud de 2.300 millas… contadas en línea recta de un extremo a otro del río. Sea lo que fuere de todo esto, el hecho de que las aguas más remotas del río están… en el sitio en que en 1858 descubrí el extremo meridional del Victoria queda en pie”.

J. H. Speke, Diario del descubrimiento de las fuentes del Nilo, 1863.

Fuente: J. A. Garmendia Galdos (1996): Viajes de exploración por África. Madrid, Santillana.