Material para profundizar del Tema 8
Los trabajos de Albert Mehrabian parecerían indicar que el mensaje es lo menos importante, pero cuanto más lejos de la realidad. La presentación es lo que tiene razón de ser, pero es un hecho que según sea la puesta en escena tendrá más éxito o menos y calará mejor nuestro mensaje en la audiencia. Esto justifica que muchas veces olvidemos una determinada charla, pero recordemos al orador.
Es justamente este enfoque, la audiencia, el que ha fomentado la evolución del estilo de los oradores. Según Gonzalo Álvarez en su libro “El Arte de Presentar” se debería ir abandonado el estilo tradicional de presentación, vinculado a los nervios y el miedo, para migrar a otro que mejore la conexión con la audiencia y que perpetúe el recuerdo del orador. Este nuevo estilo está ligado a un mejor uso de nuestros recursos paraverbales y corporales.
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8.1 La voz: potencia, pausas, tono y ritmo
En general, no somos conscientes de nuestra propia voz y cuando la oímos grabada siempre nos parece ajena. Es un elemento característico de la persona que ofrece información sobre su actitud, estado de ánimo, características, etc. Es un factor clave en la presentación ya que a través de ella podemos transmitir entusiasmo, sinceridad, seguridad y dominio del tema. Si no estamos conformes con nuestra voz siempre la podemos educar y perfeccionar mediante entrenamiento. En el trabajo con la voz se puede actuar sobre sus cuatro parámetros: potencia, tono, ritmo y pausas.
Potencia: la potencia o volumen es la intensidad de la voz y de los sonidos. A veces se asocia el volumen de la voz con sensaciones de confianza. Hay que ser conscientes de que nuestra voz tiene que llegar a todas las partes de la sala no tanto porque se grite, sino porque se proyecte estando esto ligado a una sensación de espacios y volúmenes. Si se aprende a hablar desde el diafragma y no desde la garganta se incrementa notablemente la potencia sonora. Además, se consigue una voz más potente estando en posición erguida. Jugar con el volumen de la voz puede ser un recurso muy interesante. Se puede elevar el volumen para resaltar los aspectos importantes o reducirlo llevar a la audiencia a un punto de mayor concentración.
Timbre y tono: el timbre de la voz está ligado a las características anatómicas de las cuerdas vocales siendo generalmente más grave en el género masculino que en el femenino. Sin embargo, y en función del tipo de presentación se pueden impostar tonos diferentes para, por ejemplo, introducir diferencias en una historia. Por otro lado, el tono es una inflexión en la voz o una forma de contar algo. Un mismo mensaje emitido con tonos diferentes puede tener distintas connotaciones: una pregunta, una afirmación, una orden, una exclamación, una súplica, un reproche.
Ritmo: la velocidad es la rapidez en la emisión de palabras que influye en el ritmo del discurso. Se estima que una velocidad adecuada en el campo de la oratoria está en torno a las 120 palabras por minuto. Los cambios de ritmo, subiendo o bajando la velocidad, se emplean para dar contraste al discurso y producir una voz mucho más rica. Por ejemplo, la voz se puede ralentizar en los aspectos importantes que se quiere dejar claro y acelerar en las partes más descriptivas. En general, y debido al estado nervioso asociado a las presentaciones, el discurso suele acelerarse impidiendo a la audiencia que entienda todas las palabras. Como referencia de velocidad no se debería hablar más rápido que lo que se hace en una conversación normal. Es interesante comenzar con un ritmo lento para que la audiencia se acostumbre a nuestro tono y forma de expresarnos. Modulando y variando ambos aspectos, tanto tono como velocidad, se evita caer en la monotonía que es el primer paso para que la audiencia desconecte.
Pausas: los silencios y las pausas en medio de un diálogo suele crear momentos de tensión. De hecho, el silencio es uno de los recursos más difíciles de manejar. Sin embargo, un uso adecuado de las pausas permitirá conseguir los siguientes efectos:
- Crear expectativa
- Facilitar la asimilación
- Enfatizar y reforzar contenidos
- Dar y darnos tiempo para pensar
- Mostrar reflexión, confianza, tranquilidad
- Conseguir un efecto dramático
Una duda típica es ¿cuánto tiene que durar una pausar? Este aspecto está relacionado con la capacidad y el entrenamiento del orador para manejar los silencios. Si es demasiado larga, más de 5 segundos, puede parecer un poco antinatural o demasiado teatral. Si además de abusa de ellas puede llegar a adormecer a la audiencia. Sin embargo, si es demasiado corta, puede transmitir una imagen de inseguridad o precipitación.
Otro aspecto interesante es ¿cuándo es efectivo introducir pausas?
- Al comienzo, antes de empezar con la presentación
- Después de la introducción y antes de las conclusiones
- En las transiciones entre las diferentes partes de la presentación
- Antes y después de introducir nuevos conceptos
- Al mencionar ideas clave de gran importancia
- Después de formular una pregunta a la audiencia
- Tras escuchar una pregunta del público
- Después de una interrupción para recuperar la atención de la audiencia
- Antes y después de la frase final de la presentación, esta técnica es la conocida como la doble pausa
Recordar finalmente que las pausas tienen un efecto beneficioso tanto para para el conferenciante como para la audiencia. Al primero le permite focalizarse en la siguiente idea o término a expresar. A la audiencia le permite concentrarse en lo que acaba de escuchar. Por otro lado, es siempre más adecuado permanecer en silencio que emitir muletillas, sonidos sin sentido o frases de relleno que no sean coherentes con el discurso.
Las muletillas (¡Bien…!, “Y bueno….”, “¿no…?”, “Mmmhh…”, “¿vale?”, “Ehhh….”, “un poco…”, “¿sbes…?”, “O sea …”) empeoran la presentación elevando el nivel de “ruido”. Para erradicarlas del discurso hay que ser conscientes de ellas. Gonzalo Alvarez propone una técnica de tres pasos basados en la grabación en video o audio de uno mismo:
- Ser consciente de las muletillas empleadas grabándonos en video o audio. No es necesario que sea la presentación profesional.
- Hablar más lentamente y hacer pausas conscientes entre frases.
- Ensayar y practicar, conforme más preparación hay menor es el número de muletillas empleadas.
Ejemplos de empleo adecuado de pausas los podemos encontrar en los siguientes ponentes:
- sobre los aspectos de la felicidad en el II Congreso de la Felicidad
- sobre el emprendimiento en la UPC
Finalmente os dejamos algunos consejos para el cuidado de la voz:
- beber agua para mantener las cuerdas vocales hidratadas
- evitar contrastes y cambios bruscos de temperatura y humedad
- evitar el frío y calor excesivos tanto externo como en bebidas
- evitar el tabaco, el alcohol
- evitar el esfuerzo de la voz, hablar en exceso, gritar
- intentar hablar lo menos posible antes de la presentación
- practicar leyendo textos en voz alta forzando la pronunciación de las vocales; para ello habrá que tensar los músculos de la lengua, labios, rostro, mandíbula y abriendo y ensanchando la boca de forma más exagerada que en una conversación normal.
Actividad: caza tus muletillas
Como dice Javier Reyero, “las muletillas son como el acné” ¿qué podemos hacer para eliminarlas? pues aplicar el adecuado tratamiento “cosmético” que pasa por dos etapas:
- identificarlas y ser conscientes de cuáles son
- poner los medios para erradicarlas siendo conscientes en todo momento de lo que estamos diciendo
Para ello te proponemos el siguiente ejercicio:
- Graba el sonido, tan sólo el sonido, de una intervención tuya. En el mensaje puedes contar una anécdota o historia que te haya pasado para así ver cómo eres tú hablando normalmente. Para que sea más espontáneo, pide a alguien que te grabe en algún momento sin que seas consciente de ello.
- Pregunta a tus conocidos si sueles tener muletillas al hablar y si son repetitivas. Haz un listado con ellas.
- Escribe la muletilla en un post-it y tenlo siempre cerca para recordarla y ser consciente de ella.
- Cuando identifiques la muletilla en tu discurso haz esfuerzos para evitarlas, asocia cada muletilla con una sensación negativa.
- Evita la muletilla introduciendo una pausa que te permitirá ganar ese medio segundo para poder pensar en la siguiente palabra o frase.
8.3 La mirada
El contacto visual es la primera relación que se establece con la audiencia. Es recomendable que la primera mirada sea amable y abierta para intentar confraternizar con todo el público de la sala. El nivel de credibilidad de la información es superior en aquéllos ponentes que miran a la audiencia. Por otro lado, el establecer contacto visual permite al orador captar la impresión que está dejando su mensaje para ir moldeando su discurso en caso de detectar expresiones faciales o corporales que evidencien seguimiento, desconcierto, apatía, cansancio, etc.
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Se podrían enumerar tres tipos de contacto visual que los oradores pueden establecer con la audiencia:
- El contacto visual nulo, el conferenciante mira al suelo, a sus notas, a las diapositivas de su presentación o a la pared del fondo de la sala haciendo caso omiso de la presencia de personas en la audiencia.
- El contacto “parabrisas” haciendo un barrido o escaneado a la audiencia de forma rápida o lenta. Si el barrido es muy rápido se puede mirar a la audiencia pero sin verla transmitiendo una imagen de inseguridad y nerviosismo. Sin embargo, si el barrido es pausado, se reparte la atención a todas las personas de la audiencia. Según Gonzalo Álvarez, una buena estrategia para una sala grande consistiría es trazar con la mirada una “M” o una “W” recorriendo lentamente todo el auditorio o ir mirando a todas la personas en orden en caso de estar en una sala más pequeña.
- El contacto individualizado para captar la atención de cada persona fijando la mirada del orden de 5 segundos en cada una. Este tipo de mirada requiere de cierto grado de entrenamiento y de interpretación de la persona a la que se está mirando ya que, dependiendo de la cultura, una mirada prolongada e intensa a los ojos de otra persona puede entenderse como una intromisión en su intimidad. Si una persona evita la mirada o la aparta rápidamente es recomendable no insistir y mirar a otra persona de la audiencia. Por otro lado, si se mira siempre a la misma persona, bien porque sea muy empática o porque sea conocida, se estará dejando de lado al resto de la audiencia que acabará por desconectar del discurso.
La forma de mirar al auditorio es una de las grandes pruebas. Como indica Javier Reyero en su libro “Hablar para convencer” hay que superar el terror que supone la mirada escrutadora de la audiencia. Para ello, Timothy J. Koegel en su libro “The exceptional presenter” propone la siguiente pauta de entrenamiento para mejorar nuestro contacto visual:
- Practicar el contacto visual en todas las conversaciones manteniendo la mirada durante 3-4 segundos.
- Ser conscientes de dónde solemos mirar cuando presentamos.
- Cuando la presión es alta no romper el contacto visual. Las miradas huidizas denotan incertidumbre e inseguridad.
- Observar lo que hacen otras personas cuando están bajo presión, fijarse en lo que hace su mirada ¿apunta hacia el cielo o el techo? ¿qué se percibe en sus ojos: equilibro, pánico?
- Cuando hables con un grupo de personas comparte el contacto visual con todos ellos.
- Practica el contacto visual con cada apretón de manos. Estate presente y totalmente conectado.
8.4 La postura
La postura y la comunicación no verbal juegan un papel fundamental a la hora de mejorar nuestra capacidad para comunicarnos. La primera impresión es la que cuenta y esto depende de apenas 10 segundos. La postura es un indicador excelente de nuestro nivel de confianza, nivel de confort, experiencia y actitud. Así, se convierte en nuestra primera línea de comunicación fijando el éxito de la presentación antes incluso de que se haga la propia presentación. Para estar cómodo y transmitir una imagen de confianza se debe “practicar” la postura adecuada hasta que se incorpore en nuestro cuerpo con naturalidad y confianza.
Preguntas típicas que nos solemos formular son ¿presento de pie? ¿presento sentado? ¿dónde pongo las manos?
Según los expertos, la postura más aconsejable es estar de pie, pero ciertas posturas con las manos cruzadas al frente, los pies cruzados o el cuerpo rígido no transmiten una imagen de confianza del orador. Una correcta postura para estar de pie debería reunir las siguientes condiciones:
- Tener las manos hacia los lados del cuerpo y abiertas mostrando una actitud de confianza. Esta disposición no requiere esfuerzo y ofrece una impresión de seguridad incluso aunque se esté nervioso.
- Adoptar una posición firme pero cómoda colocando los pies en paralelo con las puntas hacia adelante y apoyando el peso de forma equilibrada entre las dos piernas.
- Las piernas tendrían que estar ligeramente abiertas a la anchura de los hombros sin estarlo demasiado lo que se interpretaría como desafiante, ni muy cerradas que mostraría debilidad.
- Siempre nos debemos colocar mirando a la audiencia.
También es interesante enumerar las posturas desaconsejadas, ya que algunas se pueden observar en los oradores:
- Postura del Tyrannosaurus Rex con los codos pegados a la caja torácica y los antebrazos levantados al frente pero sin un propósito claro. Con los brazos así colocados las manos generalmente recurren a hacer diferentes actividades: actitud de rezo, frotarse como si se estuvieran lavando, frotarse como para entrar en calor, dedos tocándose entre sí, etc. Evitando la posición del T-Rex se evitarán diferentes muletillas corporales e incontroladas.
- Manos en las caderas muestran actitud desafiante o retadora, condescendencia o una actitud demasiado paternalista.
- Los brazos cruzados indican una actitud de bloqueo ante lo que se está recibiendo de la audiencia.
- Las manos cruzadas en frente de uno dan una impresión de debilidad, timidez, falta de experiencia o vulnerabilidad.
- Las manos cruzadas en la espalda generan una impresión de falta de energía o de querer ocultar algo.
- Las manos en los bolsillos pueden transmitir una impresión que podría oscilar entre la pasividad y la sobre-confianza.
Otras veces, las condiciones del auditorio, ubicación del micrófono o el formato de la presentación hacen que tengamos que permanecer sentados. En estos casos hay que mostrar una postura confortable pero no perezosa. Anne Marie Sabath en su libro “One minute manners: quick solutions to the most awkward situation you’ll ever face at work” recomienda que las manos siempre se muestren sobre la mesa con los codos fuera de ella pero con la mayor parte del antebrazo visible. Esto demuestra una actitud de interés que será recogida por la audiencia. El echarse ligeramente hacia adelante añadirá energía al discurso. Además, se aconseja no sólo girar el cuello para acompañar la mirada, sino acompañar la mirada con el giro del torso en la dirección donde se mira y hacia donde se pretende interactuar. Es difícil ignorar a alguien que se gira y te mira directamente a los ojos, son gestos que transmiten una sensación personal y una actitud para la conversación.
Una situación intermedia entre estar de pie o sentado se presenta cuando se tiene que emplear un atril para dar la presentación. Se corre el riesgo de que el atril se pueda transformar en una barrera entre el orador y la audiencia. En estas condiciones hay que hacer un esfuerzo especial para conectar con la audiencia. Timothy J. Koegel en su libro “The exceptional presenter” propone las siguientes pautas:
- Mantener siempre la cabeza y la mirada por encima del atril.
- Mantener el contacto visual con todas las partes de la sala, no sólo con la gente cercana.
- Dar más énfasis a los brazos y manos.
- No aferrarse a los lados del atril, ni colgar las manos por encima de la parte frontal del mismo.
- Si se llevan notas, intentar colocarlas lo más arriba posible del atril para no tener que esconder la cabeza mirando hacia abajo.
Otro punto de inquietud que aparece al tener que presentar es qué hacer con las manos y nuestros gestos. En la Edad Media una gesticulación excesiva indicaba una
- La garra, the claw, es el gesto más versátil que se puede emplear tantas veces como se desee. Consiste en poner la mano plana haciendo un movimiento de arriba hacia abajo. Es un gesto típico de los “hombres del tiempo” apuntan con la mano a la pantalla mientras miran a la cámara.
- Números, enfatizar con los dedos de una mano los números que se indican en el discurso: “tenemos 3 ventajas”, “el cliente lo necesita en 4 días”, “afrontamos 2 problemas”, “se nos presentan 2 alternativas”.
- Para comparar empleamos gestos verticales (subiendo o bajando la palma de la mano) si queremos comparar cantidades, incrementos, beneficios, pérdidas, etc. u horizontales (distanciando entre sí las palmas de las manos) para ilustrar fases, periodos de tiempo, secuencias cronológicas, etc.
- Cuando se necesita fijar fechas se pueden poner las manos abiertas de canto a la audiencia para establecer puntos de inicio y final.
Se pueden encontrar más apreciaciones sobre las implicaciones y
- Evitar la postura del T-Rex.
- Hay que ser específicos en el uso de gestos para que estos no introduzcan “ruido” en la comunicación.
- Los movimientos gestuales de los brazo deben estar debajo de los hombros y por encima de la cintura
- Mantener los gestos durante 2-3 segundos, no acelerar los movimientos.
- Después de gesticular volver a la posición de reposo con los brazos a lo largo del cuerpo.
- Utilizar ambas manos alternado derecha e izquierda para no caer en la repetitividad de hacerlo sólo con una mano.
Mucha gente se cuestiona el hecho de ser muy expresiva con su gesticulación corporal o facial. Según indica T.J. Walker en su libro “How to give a pretty good presentation”, esto no es un problema. No hay que preocuparse acerca de ser demasiado expresivo, es más, es preferible esto a mostrar una actitud totalmente plana. Por tanto, es totalmente recomendable gesticular y mostrar las emociones mientras se ofrece el discurso.
Para finalizar, la interpretación del lenguaje no verbal tiene interés tanto desde el punto de vista del orador, como desde el punto de vista de la audiencia. A la hora de hacer una presentación hay que estar atentos al estado de ánimo de la audiencia para poder reaccionar en nuestro discurso. Para ello, es fundamental realizar un adecuado contacto visual tal y como se comentó en la sección anterior. En una audiencia atenta se pueden observar los siguientes gestos con su significado asociado:
asentimiento con la cabeza | sí estoy de acuerdo, entiendo |
mantenimiento del contacto visual | te sigo |
sentado derecho y hacia adelante | me interesa, cuéntame más |
sonriendo | comprometidos, disfrutando de la información |
risa y el humor sutil | sintonizados |
comentarios y preguntas | con ganas de participar |
tomar notas | con ganas de aprender y recordar |
postura relajada | cómodos, abiertos a la información |
Sin embargo, en una audiencia que ha perdido la atención o que está aburrida se puede observar lo siguiente:
escaso contacto visual | el interés está disminuyendo |
cabeza sostenida por las manos | aburrido, cansado |
movimientos en el asiento, inquietos | ansioso, mentalmente fuera |
bostezos | cansados, aburridos o nerviosos |
los brazos y las piernas cerradas | cerrado, no se cree lo que se está diciendo |
cabeza y mirada hacia abajo | mentalmente en otro lugar |
recogiendo pelusa de la ropa | esto se está poniendo aburrido |
ojos que vagan alrededor | dime algo nuevo |
mirada en blanco | soñando despierto |
8.5 Nuestro movimiento
Algunos expertos recomiendan adoptar una posición estática y “correcta” a la hora de afrontar la presentación o la ubicación “de seguridad” de colocarse detrás del atril, pero es un hecho que la audiencia se ve atraída por el movimiento. Para reforzar este hecho es muy interesante moverse de una parte a otra del escenario, moverse hacia alguien para recabar su atención e incluso bajarse hacia el aforo donde está la audiencia para favorecer la conexión física. Eso sí, cuando te muevas hazlo con un propósito concreto, no vale con oscilar de un lado a otro o quedarse tieso como un tronco. Tal y como indica Kristin Arnold en su libro ”Boring to bravo” “tú eres el apoyo visual número uno en cualquier presentación” que se completa con la consigna de Gonzálo Alvarez Marañón en “El arte de presentar” “no basta con animar tus transparencias, anímate tú”.
Javier Reyero en su libro “Hablar para convencer” recopila un decálogo sobre el movimiento del orador:
- No moverse de forma espasmódica.
- Moverse con suavidad.
- Evitar cualquier brusquedad.
- Combinar movimientos laterales con movimientos hacia delante y hacia atrás.
- Cuando se acabe un movimiento volver a la posición de reposo.
- Cuando uno se mueve tiene que seguir hablando.
- Si el movimiento de las manos es brusco, evitar hacerlo durante el movimiento.
- Es más fácil desplazarse hacia delante que volver sobre los propios pasos.
- Intente no dar la espalda a la audiencia y si tiene que hacerlo hágalo por pocos segundos.
- No memorice o mecanice sus movimientos.
El tener un movimiento coherente y natural puede ser difícil, pues se tiene que combinar con el control del resto de la presentación. Por ello, a veces, los nervios introducen un movimiento involuntario de balanceo del que el orador no es consciente pero que se magnifica desde el lado de la audiencia. Gonzalo en “El arte de presentar” identifica 4 tipos de balanceo:
- Penduleo: la parte superior del cuerpo oscila de derecha a izquierda o de delante hacia atrás.
- Paso de procesionario: consiste en levantar alternativamente el pie izquierdo y el derecho sin moverse del sitio.
- Talonamiento: el balanceo delante-atrás se completa con el levantamiento de la punta del pie cuando el cuerpo se dirige hacia atrás.
- Enroscamiento: cruzar una pierna por delante de la otra, a veces llegando a encontrarla casi completamente a su alrededor.
Tan importante como tener un buen movimiento corporal es “hacer un buen uso del escenario”. Olivia Mitchell en “Speaking about Presenting” propone 9 maneras de emplear el escenario durante la presentación:
- Posición central.
- El escenario como mapa de la presentación. Durante la introducción te pones a la izquierda, en el desarrollo en el centro y las conclusiones en la derecha.
- El escenario como diagrama temporal para comparar evoluciones de empresas, productos, proyectos, etc.
- El escenario como comparación-contraste ubicándote a la izquierda en una de las alternativas y a la derecha en la otra.
- El escenario como rango de opciones variando tu posición desde un extremo del escenario, al centro y hasta el otro extremo.
- El escenario como alternativas ubicándote en diferentes secciones según la opción descrita.
- Recreando una zona de historias en el propio escenario.
- Moviéndote entre la audiencia.
- Coreografiando un ballet junto a las transparencias.
8.6 Fingir o no fingir
Hay que recordar que una presentación perfecta es aquélla en la que el orador se comporta de forma natural. Discurso, voz, lenguaje no verbal, indumentaria y calzado deben ser seleccionados cuidadosamente para que la sensación en el escenario o tarima sea lo más cómoda posible. El orador tiene que reflexionar acerca de cómo “encontrar su voz”, de cómo “encontrar su estilo”. Siempre surge la duda “hay unas pautas claras sobre lo que hay que hacer, pero me veo incapaz de hacerlo” sobre todo en aspectos relacionados con el movimiento y el contacto visual. Esta decisión hay que hacerla de la forma más consciente posible teniendo en cuenta que muchas veces la capacidad o incapacidad para realizar algo depende únicamente del grado de convencimiento personal y del nivel de entrenamiento o ensayo que se está dispuesto a realizar.
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En este sentido, y relacionado con la comunicación no verbal, estudios realizados por la psicóloga social Amy Cuddy en la Universidad de Harvard revela que la comunicación no verbal sirve no sólo para influir sobre los otros, sino también sobre nosotros mismos. Los experimentos realizados han demostrado que aquéllas personas que practican y ensayan posturas o poses relacionados con el poder (brazos extendidos, manos en las caderas, etc.) antes de una entrevista de trabajo o de una presentación tienen mayor éxito en la consecución de sus objetivos que aquellas que adoptan posturas de debilidad o falta de poder (brazos cruzados, cabeza agachada, etc).
De esta forma se ha pasado de un lema del tipo “finge hasta que hagas tu presentación” a otro del tipo “finge hasta que te conviertas en ello” porque se ha demostrado que nuestra actitud corporal cambia nuestra mente, nuestra mente modifica nuestro comportamiento y nuestro comportamiento cambia nuestro éxito en la consecución de nuestros objetivos.
- Amy Cuddy sobre cómo el lenguaje corporal cambia lo que tú eres, con un ejemplo magistral de historia, en TEDGlobal 2012.
8.7 Actividad: valoremos a los profesionales
Una forma de aprender a detectar los a veces complejos matices de la comunicación para-verbal y no verbal es observar a otras personas. Se propone aquí una actividad en la se os pide valorar la capacidad de los siguientes conferenciantes restringiendo únicamente la valoración a los aspectos introducidos en esta sección 8.
1. Alejandro Zaera, arquitecto habla sobre el diseño de envolventes en TEDxSol 2010.
2. Ivan Ferreiro, cantante y compositor explica su proceso creativo en TEDxSol 2010.
3. Mara Dierssen, neurobióloga explica cómo el entorno puede cambiar nuestro cerebro en TEDxSol.
4. Gonzalo Iruzubieta, experto en marketing y publicidad explica las implicaciones de vivir en un mundo hiperconectado en TEDxSol.
A continuación tenéis el enlace para descargar la rúbrica en formato PDF.
8.8 Actividad: valorémonos nosotros
Te animamos ahora a que te evalúes tú mismo. Generalmente nosotros somos los más críticos con nosotros mismos y muchas veces es sorprendente la poca conciencia que tenemos de la imagen que proyectamos a los demás. Para realizar esta actividad tan sólo tienes que cumplimentar los siguientes pasos:
- Piensa en una presentación o algo que quieras contar. No tiene por qué estar ser ligado a una ayuda visual con diapositivas. Piensa en una historia, una anécdota del pasado verano, el guion de la última película que hayas visto, la trama de una sitcom, el argumento del libro que estás leyendo, una presentación personal para un puesto de trabajo, etc.
- Ponte delante de una cámara de video y grábate, puedes utilizar también una webcam o la cámara del teléfono móvil.
- Cuando tengas el video visualízalo detenidamente. Te planteamos que visualices el video cuatro veces en las siguientes condiciones:
- Visionado 1: escucha la presentación e intenta captar el impacto global ¿te ha gustado la presentación?¿se la recomendarías a alguien?
- Visionado 2: esta vez quita el sonido y analiza las posibles distracciones visuales. Haz dos listados, uno con las cosas que te gustan y otro con las que no. Esta vez deberías fijarte en lo que haces con las manos, la cara, el cuerpo en general ¿te mueves o estás parado?
- Visionado 3: oscurece la pantalla de forma que sólo puedas oír tu voz. Presta especial atención a la velocidad ¿muy rápida o muy lenta?¿cómo es el timbre de tu voz, grave – agudo?¿hay una entonación adecuada?
- Visionado 4: visualiza el video con 1 ó 2 personas conocidas, anímales a que cojan notas y luego contrástalas con las tuyas.
4. Anota los criterios de mejora que consideras que tienes que aplicar de forma más inmediata.