4.4 Los bosques laurifolios subtropicales
Aparecen en las fachadas orientales de los continentes entre 30º/35º y 22º/25º de latitud coincidiendo con regiones cálidas y lluviosas que guardan cierta similitud con las mediterráneas pero carentes de estación seca. Asimismo, y reforzando esa idea de proximidad, existen bosques laurifolios en las áreas más lluviosas de las regiones mediterráneas y en varios archipiélagos situados en esas franjas de latitud, como el canario.
Los bosques laurifolios son ambientes subtropicales que alcanzan su máxima extensión en las fachadas orientales de los continentes y que comparten un buen número de características tanto con las regiones mediterráneas como con los bosques tropicales con los que limitan. Fuente: Reelaboración a partir de Porse (2008). The main biomes of the world, en http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/7/7b/Vegetation-no-legend.PNG. |
En todos los casos se trata de bosques esclerófilos dominados por árboles de hoja lauroide (“parecida a la del laurel”) aunque su composición es muy variada e incluyen también otro tipo de formas. Son muy densos y suelen presentar una buena estratificación con presencia de arbustos, hierbas y musgos además de una gran cantidad de lianas y epifitas que evocan los bosques intertropicales.
Climodiagrama de Portoalegre (Brasil). Las temperaturas son cálidas todo el año, con un invierno muy benigno, y las precipitaciones son abundantes y bien repartidas generando un ambiente muy favorable a la vegetación. Fuente: Elaboración propia a partir de datos de dominio público. |
Los bosques laurifolios subtropicales dan paso a los planocaducifolios en dirección hacia los Polos mientras que hacia latitudes más bajas conectan directamente con los bosques monzónicos o con sabanas aunque las transiciones entre unos y otros son bastante progresivas y sus límites respectivos muy difusos. En este sentido, la principal diferencia respecto a las formaciones mediterráneas es que, al no limitar con desiertos, los bosques laurifolios incorporan una gran cantidad de elementos tropicales y presentan una morfología mucho más próxima a la de las pluvisilvas de bajas latitudes que a la de los demás bosques de las regiones templadas o frías.
Algunos bosques laurifolios son extraordinariamente frondosos y contienen una importantísima biodiversidad aunque, lamentablemente, este tipo de formaciones están muy amenazadas y, en muchos casos, los bosques que nos han llegado están muy menguados o alterados. Foto: bosque laurifolio de Dorrigo (Australia). |
Los bosques presentes en el hemisferio Norte presentan bastantes puntos en común y comparten un buen número de taxones. Ello permite pensar que en un pasado no demasiado lejano pudieron ocupar una superficie mucho más importante incluyendo una parte de las actuales regiones mediterráneas y del Cáucaso. En América del Norte estos bosques contienen Ilex, Persea, Myrica, Quercus y otros géneros existentes en el Mediterráneo y en los archipiélagos macaronésicos pero también Magnolia, Taxodium disticum, el inconfundible ciprés de los pantanos en los lugares más húmedos, u otras numerosas especies endémicas. En Asia son aún más diversos en cuanto a composición e incluyen algunas caducifolias y coníferas. Están muy extendidos varios tipos de fagáceas caducifolias (como Quercus acuta, muy parecida a la encina), las magnolias (Magnolia spp), camelias (Camellia spp) o alcanforeros (Cinnamomum camphora) pero, junto a ellos, aunque abundan numerosas especies mucho más escasas y exclusivas de aquella región del mundo como el Ginkgo biloba. Los bosques laurifolios asiáticos tuvieron una gran extensión aunque las regiones que ocupan soportan una densidad de población muy elevada desde hace varios milenios, su masa se encuentra muy fragmentada y su superficie total tremendamente mermada por lo que es probable que su aspecto y composición actuales sean muy diferentes de las originales.
Los bosques laurifolios del hemisferio Sur presentan mayores diferencias entre sí. Los más importantes se encuentran en la fachada atlántica de América del Sur y en Australia pero existen manchas de menor superficie en otros lugares que también pueden asimilarse a esta categoría. En América merece destacarse que junto a las características plantas lauroides, como la “yerba” mate (Ilex paraguariensis) o Cinnamomum porosum, adquieren gran protagonismo algunas coníferas como la peculiar Araucaria angustifolia o varios Podocarpus. De Australia, por fin, merece destacarse la extraordinaria biodioversidad y frondosidad de estos bosques que aparecen dominados por varios tipos de eucaliptos gigantes (Eucalyptus regnans, E.gigantea...) y que contienen abundantes epifitas y lianas.
Junto a los árboles y arbustos lauroides, pertenecientes al grupo de las fanerógamas, existen en los bosques laurifolios subtropicales algunas coníferas y “rarezas” botánicas como el ginkgo, fósil viviente que se creía extinto y que, tras su redescubrimiento, ha adquirido una gran popularidad en jardinería. Foto: a la izquierda, Araucaria angustifolia en Paraná (Brasil). A la derecha, Ginkgo biloba en Seul (Corea). |