Aunque la primera imagen que suelen evocar los desiertos es la de una gran extensión cubierta de arena y de dunas, las regiones áridas presentan una gran diversidad paisajística y en la mayor parte de los casos las dunas ni siquiera existen. 

Esta diversidad tiene que ver con los diversos grados posibles de aridez y con las distintas formas y momentos en que el agua está disponible, por supuesto, pero también con la propia extensión de los desiertos. Estos recubren entre 20 y 30% de la superficie terrestre incluyendo distintas regiones florísticas, distintas historias geológicas y evolutivas así como todo tipo de formas de relieve y sustratos geológicos.

Sin embargo, como la vegetación es muy escasa y no llega a ocultar la roca, el relieve y las geoformas se convierten en los protagonistas más destacados del paisaje de los desiertos y, junto al agua, en el factor que más determina la diversidad de sus ambientes. Así, y en función de diferencias geomorfológicas, los desiertos pueden ser llanos o montañosos, arenosos o rocosos, monótonos o cambiantes o, incluso, presentar una combinación de todo ello.

 

 Iran,-300,-Yazd,-cono-de-deyeccion

El sustrato y el relieve desempeñan un importante papel en la biodiversidad de los desiertos ya que cada geoforma presenta sus propias peculiaridades en cuanto a suelo, pendiente, humedad u otros rasgos y esas pequeñas diferencias pueden ser determinantes dada la extrema especialización de los organismos xerófilos. 

Foto: montaña, cono de deyección y lecho de wed en el desierto iraní. Yadz (Irán).

 

EL DESIERTO DE ARENA

La arena y las partículas finas (el “polvo”) son muy frecuentes en todos los desiertos gracias a la intensidad de los procesos mecánicos de modelado y a la eficacia del transporte eólico. Puede aparecer localmente, formar una lámina plana constituyendo el sustrato “normal” en vastas extensiones o dar lugar a campos de dunas, bien diferenciadas y a veces móviles, que se superponen a las demás formas de relieve (en cuyo caso suelen conocerse con la denominación árabe “erg”. En América también es común hablar de “médanos”).

 

Touggourt,-erg 

Los campos de dunas (o “erg”) son muy pobres en vegetación a causa de la movilidad de las arena. En estos lugares, las plantas tienden a establecerse en las depresiones interdunares donde hay más humedad y es posible que aflore un sustrato más duro. 

Foto: Touggourt (Argelia).

 

Las arenas, cuando están fijas, son un sustrato relativamente favorable para la vida. Muy permeables, absorben la totalidad del agua de lluvia y conservan durante bastante tiempo la humedad a algunos centímetros de profundidad. Por otra parte, no oponen resistencia a las raíces y facilitan la excavación de madrigueras por los animales por lo que pueden soportar una biomasa relativamente importante. Estas circunstancias son las que se producen, por ejemplo, en el Kalahari, desierto con una notable biodiversidad que, por su abundante vegetación, presenta una transición muy difusa hacia las regiones esteparias y de sabana circundantes.

Sin embargo las dunas, compuestas por grandes acumulaciones de granos de arena que cambian continuamente de posición impulsados por el viento, son mucho más hostiles y las especies que albergan son escasas y altamente especializadas. El caso extremo es el de los barjanes, dunas móviles que progresan muy deprisa y que, por este motivo, no pueden ser colonizadas por la vegetación. De ahí que las áreas más ricas coincidan con los espacios interdunares. Entre las plantas que colonizan las dunas se encuentran algunos arbustillos como Ephedra o Calligonum azel y gramíneas destacando el drinn (Aristida pungens). La fauna residente en las dunas es igualmente pobre y está compuesta principalmente por insectos (hormigas, escarabajos...), reptiles (varanos, víboras o escincos que se desplazan “nadando” en la arena) y pequeños roedores como el jerbo (Jaculus jaculus) aunque diversas aves y mamíferos procedentes de las áreas vecinas frecuentan habitualmente los arenales.

 

348,-Alice-Springs,-Desert-Park 

Numerosos reptiles se desenvuelven con facilidad en la arena del desierto donde cazan insectos o roedores. Algunos, como los escincos, tienen un cuerpo muy aerodinámico y adaptado para desplazarse nadando a través de la arena. 

Foto: Desert Park (Alice Springs- Australia).

 

 

LOS AMBIENTES ROCOSOS

pavimento-deflacion,-Tarfaya,-Sahara-occidental 

Al arrastrar las partículas más finas, el viento genera en muchas zonas planas un característico “pavimento” de piedras envueltas en una matriz arenosa. Este ambiente, intermedio entre los arenosos y los rocosos suele ser muy pobre.  

Foto: Tarfaya (Sahara Occidental).

 

Amplias superficies de los desiertos están dominadas por afloramientos de roca desnuda o aparecen “pavimentados” por cantos y bloques rocosos irregulares más o menos rodeados de arena. En el Norte de África reciben el nombre de “reg”. Frecuentemente son muy planas y coinciden con la culminación de amplias mesas (“hamada”) pero la horizontalidad también puede deberse a los propios procesos de modelado dominantes en los entornos áridos y semiáridos. 

 

Ouargla,-Hammada 

Las grandes mesetas estructurales o llanuras labradas sobre superficies rocosas de los desiertos son probablemente los entornos más monótonos y desolados del mundo. Sin embargo, albergan diversas plantas muy discretas y son recorridas por animales adaptados a las grandes distancias 

Foto: Tademaït (Argelia).

 

Aunque su monotonía puede resultar aplastante y su apariencia más hostil que la de las dunas, el erg, fuera de las regiones hiperáridas, presenta una mayor diversidad de microambientes y alberga una flora y fauna más rica que la de aquellas. La vegetación está compuesta principalmente por pequeñas plantas leñosas que adquieren un porte semiesférico y se distribuyen de forma difusa o aprovechando las diaclasas o, sobre sustratos blandos, gramíneas xerófitas de hoja dura como Stipa tenacissima, Lygeum spartum, Panicum turgidium o Aristida purgens.

Entre la fauna siguen destacando los animales de pequeña talla: coleópteros, hormigas, arañas, alacranes..., reptiles como los lagartos (Agama spp, Eremias spp), geckos (Tropiocolotes spp) o las consabidas serpientes, muy bien adaptados a este medio, roedores (jerbos...), etc. Junto a ellos, hacen su aparición un buen número de aves especializadas en los medios esteparios y áridos (como la hubara, alondras o algunas rapaces), ungulados como el oryx (Oryx spp) o alguna gacela y carnívoros como el fenec (Fennecus zerda), el chacal (Canis aureus) o el guepardo (Acinonyx jubatus). Muchos de ellos tienen dimensiones apreciables y todos están adaptados para recorrer grandes distancias y, en el caso de los depredadores, para desplazarse a gran velocidad: el guepardo es capaz de superar los 100 kmh lo que le convierte el animal terrestre más rápido del mundo. 

Sin embargo, lamentablemente, la “gran fauna” del desierto se encuentra muy esquilmada y todos estos animales han desaparecido o son muy escasos en la mayoría de los lugares.

  

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En los entornos rocosos anidan numerosas aves, generalmente insectívoras, adaptadas a los medios áridos y esteparios. Muchas alcanzan grandes dimensiones y son buenas corredoras pero también existen pájaros que pese a su frágil apariencia son capaces de soportar condiciones extremas.  

Foto: Cercomela melanura en el desierto de Judea (Palestina).

 

 

LA MONTAÑA

Las áreas de montaña son las que ofrecen una mayor diversidad de ambientes y las que, en general, reciben mayores precipitaciones. Además, en el fondo de algunos barrancos o en lugares protegidos suele ser posible encontrar agua durante gran parte del año. 

 

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Las áreas de montaña presentan una gran diversidad de ambientes y sus barrancos suelen conservar humedad durante bastante tiempo convirtiéndose por ello en las zonas más favorables para la vida del desierto.  

Foto: Ein Gedi (Israel).

 

Gracias a todo lo anterior, las áreas más protegidas de las regiones montañosas suelen ser las que encierran una mayor riqueza biológica. En ellas, además de la mayor parte de las especies mencionadas hasta ahora, es posible encontrar abundantes matorrales espinosos y algunas suculentas (como Euphorbia spp en el Sahara marroquí) o incluso, cerca de los puntos de agua, un buen número de arbustos y arbolillos (Nerium oleander, Rhus pentaphylla, Astragalus armatus; Acacia, spp; Tamarix spp, Ziziphus spp, Nitraria spp, etc).

 

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En las montañas del desierto hacen su aparición un buen número de animales de gran talla emparentados con los de las regiones vecinas. En la imagen, un íbice de Nubia (Capra ibex nubiana), ungulado extendido por todas las regiones de montaña del desierto arábigo que se supone muy próximo a los europeos (Capra hispanica y Capra ibex).

 

Este incremento de la fitomasa favorece a la fauna a la que se incorporan numerosas roedores (ratones, ardillas de roca, etc), ungulados como el arruí (Ammotragus lervia) y numerosas aves (incluyendo algún alimoche, Neophron perncopterus).

 

LOS AMBIENTES SALINOS

La escasez de precipitaciones unida a las elevadas tasas de evaporación hace que en los desiertos no se originen ríos permanentes y que la mayor parte de su superficie esté ocupada por pequeñas cuencas endorreicas o sea, incluso, arreica. Los lechos de los torrentes (los “wadi”) están secos durante la mayor parte del tiempo y suelen desembocar en cubetas en las que, cuando llueve, se forman lagos temporales en los que se acumula la sal. En el Norte de África, y por extensión en gran parte de la literatura científica, reciben el nombre de “chotts” y “sebkhas”.

 

443,-Sallum,-desierto,-sebkha 

Formación de una costra de sal en una sebkha.  

Foto: Salloum (Egipto).

 

Tanto estos lagos temporales como los suelos de su entorno inmediato presentan una elevada tasa de salinidad que impide la presencia de aquellas especies que no sean marcadamente halófilas. Por eso, mientras que las zonas más bajas suelen aparecer alternativamente inundadas o recubiertas por una costra de sal sin vida, alrededor de ellas la vegetación se organiza en anillos concéntricos en función de la mayor o menor tolerancia a la sal. Primero aparece Halocnemum strobilaceum, más lejos se incorporan Salsola spp o Suaeda spp, adaptadas a un nivel intermedio de salinidad y, por fin, aparecen Atriplex spp, Artemisia spp o algún arbusto de Tamarix spp que, conjuntamente, confieren al área un aspecto similar al del resto del territorio.

 

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En torno a los chotts, la vegetación se organiza en bandas concéntricas en función de su tolerancia a la sal. En la cubeta inundable no suele haber vegetación pero a medida que aumenta la distancia a ella la biodiversidad se va incrementando.  

Foto: El Oued, chott Ben Djeloud (Argelia).

Última modificación: martes, 18 de julio de 2017, 10:57