1,-Alpes-003,-Mont-Blanc-y-Valle-de-Chamonix,-12-06

 

Las áreas de montaña constituyen medios perfectamente diferenciados de sus entornos respectivos no sólo por su relieve sino también por su clima, geomorfología, suelos y tipo de ocupación humana. Como consecuencia de ello, contienen ambientes originales y albergan comunidades de organismos distintas de las del resto de sus regiones.

 

Los climas de montaña

Por definición toda montaña conlleva un aumento de la altitud respecto a la llanura circundante y este hecho, inevitablemente, tiene efectos climáticos. Sin embargo, en sentido estricto no existe un “clima de montaña” común a todas las cordilleras del mundo: la altura y el relieve distorsionan localmente las características del clima de cada región pero los rasgos esenciales del mismo se mantienen. De este modo, la montaña media mediterránea no puede entenderse fuera del contexto de los climas mediterráneos y resulta totalmente distinta de, por ejemplo, la montaña media oceánica o tropical. No obstante, cuanto mayor sea la altura de una cumbre más se difuminan los caracteres del clima regional y los factores que condicionan las posibilidades de la vida en la alta montaña terminan siendo muy similares en todo el mundo.

El primer efecto de la altitud es la disminución de la presión atmosférica de acuerdo con un gradiente vertical bien conocido.

Altitud (metros) Presión (Hpa)
0 1013
1.000 899
2.000 795
3.000 701
4.000 616
5.000 540

 

Esta disminución de la densidad del aire afecta directamente al metabolismo de los seres vivos ya que determina la cantidad de oxígeno que pueden absorber con su respiración (este se reduce algo más del 10% a 1000 metros de altitud pero a cerca de la mitad a 5500, “techo” aproximado de la mayor parte de las formas de vida y de la presencia humana “normal” en el Himalaya y en los Andes).

La reducción de la presión va acompañada de un descenso de las temperaturas del aire de, aproximadamente, -0,6°C/100 m. que corresponde con el llamado “gradiente térmico” de la atmósfera. Así, a medida que se asciende hacia las cumbres, los veranos se vuelven más frescos, los inviernos más largos y fríos y el periodo vegetativo, en consecuencia, se va acortando progresivamente (a razón, en los Alpes Suizos, de 6/7 días por cada 100 metros de ascenso). 

Esta bajada de las temperaturas es común a todas las montañas del mundo aunque el gradiente varía ligeramente según las regiones (por ejemplo, es mayor en las latitudes medias que en las tropicales) y la estación (suele ser mayor en verano que en invierno).

 2(grupo)

La altitud implica un descenso muy rápido de las temperaturas y, hasta cierta cota, un incremento de las precipitaciones tal como se puede ver en los climodiagramas de Zugspitze, situado a 2900 metros de altitud en los Alpes alemanes y de Innsbruck, en el Tirol austriaco, a 35 km del primero pero a tan sólo 570 metros de altura.

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de dominio público.

 

En cambio, la transparencia de la atmósfera y su escasa densidad permiten que la radiación solar incidente sea muy fuerte en las áreas de montaña de forma que, aunque el aire permanezca frío, el suelo o los objetos expuestos al sol absorben bastante energía y pueden presentar temperaturas que compensan parcialmente el enfriamiento altitudinal. En las regiones de latitudes medias este hecho genera importantes contrastes durante las horas diurnas entre las solanas (laderas expuestas al sol) y las umbrías (laderas que permanecen a la sombra).

En los Pirineos, en abril (época de la fusión nival y del inicio de la primavera), el ángulo de incidencia de los rayos solares a media jornada es de unos 45º. Ello implica que una ladera orientada al Sur y con 45º de inclinación reciba perpendicularmente la radiación solar mientras que, con la misma inclinación, la umbría de esa misma montaña permanezca a la sombra. En esas circunstancias, la energía recibida en la ladera más favorecida es muy superior a la de la menos soleada lo que inevitablemente se refleja en la duración del manto nival y en el tipo de vegetación.

Estos efectos relacionados con la exposición desaparecen en las regiones polares o ecuatoriales donde el sol ilumina ambas vertientes dependiendo de la hora o de la época del año respectivamente.

3(grupo) 

En las montañas de latitudes medias la incidencia de la radiación varía mucho dependiendo de la orientación y ello puede originar grandes diferencias en la cubierta vegetal.

Foto: Vegetación existente a 1200 metros de altitud en la solana y en la umbría (izquierda y derecha respect.) en el valle del Mapocho en Chile.

 

Por fin, en situaciones de estabilidad atmosférica es frecuente que el aire frío quede “aprisionado” en los fondos de los valles a causa de su mayor densidad originando inversiones térmicas. En estos lugares los inviernos pueden ser más fríos en las zonas bajas que en las de media ladera circundante alterando la disposición normal de la vegetación.

Pero las montañas también generan importantes anomalías en la distribución regional de las precipitaciones: las masas de aire se ven obligadas a realizar importantes movimientos verticales para superar las cordilleras y ello, inevitablemente, propicia la condensación, la formación de nubes y la aparición de lluvias (o de nieve cuando las temperaturas son negativas). De este modo, en las áreas de montaña las precipitaciones son más abundantes que en el resto de la región (y, de hecho, las regiones más lluviosas del mundo se sitúan casi siempre en ellas). 

Las precipitaciones aumentan muy rápidamente al pie de las cordilleras y en sus tramos inferiores aunque, a medida que se gana altitud, el incremento se va frenando hasta terminar desapareciendo. Por fin, superado el nivel de las divisorias principales, los totales disminuyen y la atmósfera se vuelve muy seca lo que hace que las cumbres más altas reciban habitualmente menos precipitación que las montañas medias situadas a su alrededor.

 4,-Himalaya,-Everest-y-Lhotse

En las mayores cordilleras las nubes productoras de lluvia y nieve suelen quedar por debajo de las cumbres por lo que éstas registran totales de precipitación muy inferiores a los de las zonas más bajas circundantes.

Foto: cumbres del Everest y del Lhotse sobrepasando en más de 2000 metros la altura de las nubes monzónicas.

 

Cuando los vientos portadores de humedad proceden siempre de la misma dirección, algo habitual en las regiones tropicales o en las cadenas montañosas situadas cerca del mar, el relieve puede causar grandes disimetrías ya que la vertiente a barlovento recibe la mayor parte de las precipitaciones mientras que la de sotavento está permanentemente expuesta a los vientos subsidentes y, por tanto, secos. Estas disimetrías, que inevitablemente repercuten en la cubierta vegetal, hacen que muchas cordilleras actúen de frontera entre regiones biogeográficas distintas.

Los ejemplos son numerosos y se producen a todas las escalas, desde la de las mayores cordilleras de la tierra hasta la de alineaciones o, incluso, montañas aisladas de dimensiones más reducidas:

  • Himalaya: junglas monzónicas del Terai, Sikkim o Bután en su vertiente meridional frente a los desiertos del Tibet situados al Norte.
  • Andes meridionales: bosques hiperoceánicos chilenos frente a las estepas y semidesiertos argentinos.
  • Cordillera Cantábrica: bosque caducifolio eurosiberiano en la vertiente Norte, vegetación mediterránea esclerófila al Sur.
5,-Penalabra-desde-Tres-Mares 

Las montañas retienen las nubes y favorecen la aparición de precipitaciones en las vertientes orientadas a barlovento mientras que las inhiben a sotavento contribuyendo a originar fuertes disimetrías bioclimáticas. 

Foto: formación de un “mar de nubes” en la vertiente cantábrica desde el Pico Tres Mares (Cantabria-Palencia).

 

Otro factor climático muy relevante en las áreas de montaña es el viento ya que, cuanto mayor es la altitud, más intenso y frecuente resulta. De ahí que en las cumbres aisladas y en algunas cabeceras o divisorias especialmente expuestas se registren los vientos más fuertes de la tierra, suficientes, a veces, para impedir la presencia de la mayor parte de los seres vivos.

Por fin, en altura la atmósfera es muy seca lo que influye en el tipo y cantidad de radiación solar que incide en el suelo (destacando, por su efecto en los seres vivos, un fuerte aumento de la radiación UV).

El clima de las más altas montañas es extremadamente frío y ha sido frecuentemente comparado con el de las regiones polares. Sin embargo, pese a compartir muchos de los factores limitantes para la vida, los climas de ambos tipos de regiones son distintos: la montaña recibe precipitaciones relativamente abundantes, los ciclos día-noche duran 24 horas en lugar de ser anuales, etc. En las cumbres, donde las condiciones son extremas, estos hechos no revisten demasiada importancia pero en altitudes intermedias resultan determinantes para los seres vivos. De ahí que la equiparación entre montaña y altas latitudes deba hacerse siempre con cautela. 

6,-Cerro-Torre,-glaciar-y-lago 

La intensidad del viento aumenta mucho en montaña hasta el punto de que en algunas puede convertirse en el mayor impedimento para la vida y para la presencia humana.

Foto: el Cerro Torre (Patagonia, Argentina), se encuentra en una de las regiones más ventosas de la Tierra.

 

La geomorfología y los suelos de las áreas de montaña

Las montañas también se diferencian de las regiones llanas circundantes por los procesos de modelado que tienen lugar en ellas y por las geoformas resultantes: 

  • Las pendientes favorecen la eficacia de los procesos que dependen de la fuerza de la gravedad (como los desprendimientos, los aludes o los movimientos de ladera)… 
  • …incrementan la capacidad de incisión y de transporte de los ríos (que, al salvar fuertes desniveles, adquieren gran velocidad y un carácter torrencial).
  • La elevada frecuencia de los ciclos hielo-deshielo y las bajas temperaturas, propician que los fenómenos mecánicos, como la gelifracción, se impongan sobre los químicos (alteración… y con ella, formación de suelos).
  • Por fin, a partir de cierta altura, la nieve y el hielo tienen una gran importancia y originan fenómenos originales de gran importancia morfogenética. En algunos casos, como ocurre con los glaciares, su acción se extiende a las zonas más bajas por un efecto de “dominancia”: aunque se originan por la acumulación de nieve en las zonas más elevadas, sus lenguas pueden alcanzar niveles bajos donde modelan los valles, depositan los materiales que han arrastrado desde la cabecera y regulan la hidrografía.
7,-Pena-Vieja,-vista-hacia-el-Norte 

La montaña es un medio muy dinámico donde las fuerzas constructivas ligadas a la tectónica se contraponen a las destructivas de los distintos procesos de modelado. La eficacia de la erosión, dominada por los procesos de tipo mecánico, favorece el afloramiento de la roca desnuda y da lugar a medios muy hostiles a la vida. 

Foto: Macizo Central de los Picos de Europa (Cantabria- España).

 

Los hechos anteriores explican que la montaña sea siempre un medio muy dinámico donde las fuerzas constructivas (la tectónica que origina los relieves) y las destructivas (los procesos de erosión) contraponen sus efectos durante largos periodos de tiempo. En conjunto, la eficacia de los procesos erosivos es en la montaña muy superior a la de las zonas llanas y ello produce diversos inconvenientes a los seres vivos que tienen dificultades para encontrar un soporte estable y adecuado donde fijarse o que carecen de los recursos que les son necesarios.  

8,-corredor 

Las avalanchas son factores de perturbación muy importantes que distorsionan la distribución de las plantas favoreciendo a las especies pioneras. 

Foto: Corredor de avalanchas en el Macizo de Llebreta (P.N. de Aigües Tortes, Lleida- España).

 

Con todo, las limitaciones más importantes son las relacionadas con las características de los suelos. De forma general, éstas dependen de la composición de la roca madre y de la presencia de materia orgánica factores que, en montaña, resultan extraordinariamente variables. 

En las áreas de llanura la roca suele estar recubierta y protegida por una capa de suelo de forma que su erosión tiene lugar en profundidad a través de procesos químicos dependientes del agua y que se ven favorecidos por las temperaturas altas. La descomposición de la roca es el punto de partida de la formación del suelo. 

En montaña, sin embargo, la roca aflora en gran parte de la superficie y los agentes de erosión atacan directamente su superficie dificultando la formación de suelo.

9,-gelifluxion-Iseran 

En un medio con fuertes pendientes los ciclos hielo-deshielo y el agua dan lugar a numerosos procesos de ladera que dificultan la formación y conservación de los suelos.

Foto: lenguas de gelifluxión-solifluxión en el Col de l’Iseran (Alpes-Francia). 

 

A medida que aumenta la altitud la capa de suelo se vuelve más delgada y discontinua haciendo que las características de la roca madre sean cada vez más determinantes para las plantas. Por ejemplo, a falta del efecto tampón de la cubierta edáfica, la existencia de un sustrato calizo o silíceo, resultará cada vez más disuasorio para las plantas que no sean, respectivamente, calcícolas o silicícolas.

A partir de un cierto momento los suelos dejan de formar una cubierta continua y se limitan a ocupar los rellanos o concavidades del terreno o, en las situaciones más extremas, las grietas. Se trata habitualmente de suelos esqueléticos (litosoles, regosoles…) muy poco desarrollados y extremadamente pobres en humus y en nutrientes. En el resto de la superficie la roca aflora desnuda.

Estas circunstancias son muy limitantes para las plantas que, salvo excepciones, no son capaces de instalarse directamente sobre la roca y que deben conformarse con el escaso volumen disponible de suelo. Allí, y como consecuencia de esta pobreza edáfica, tendrán que enfrentarse a la penuria de nutrientes, a la frecuente falta de agua y a una ineficaz protección frente a la intemperie. 

10,-Tucarroya 

En altura las condiciones son muy adversas a la formación de suelo, los afloramientos de roca desnuda dominan el paisaje y la vegetación, de marcado carácter rupícola, no forma un manto continuo. 

Foto: vegetación a 2550 m en Tucarroya (Monte Perdido, Huesca-España)

  

Los usos humanos de la montaña

Los medios de montaña también resultan originales y muy limitantes para las actividades humanas ya que el relieve, el clima, la pobreza de los suelos o determinados procesos geomorfológicos restringen las posibilidades de la agricultura y dificultan tanto los asentamientos como las comunicaciones. 

11,-Riviera,-Cinque-Terre,-Manarola 

Las fuertes pendientes dificultan el acceso, favorecen la erosión y limitan las posibilidades de la agricultura que sólo es posible a costa de un gran esfuerzo humano. 

Foto: bancales en Manarola-Cinque Terre (Italia)

 

La agricultura, en particular, no suele ser practicable más que en los fondos de los valles o en las laderas de menor altitud siempre que el clima sea favorable y muchas veces a costa de un ingente esfuerzo humano (lo que, en la práctica, compromete su rentabilidad fuera de las economías poco integradas o de autosubsistencia). 

En cambio, en determinadas franjas de altitud, la ganadería encuentra condiciones favorables gracias a la superior calidad de los pastos que existen (o que se pueden crear) en la montaña. Por eso, las cordilleras de todo el mundo son el territorio de culturas pastoriles muy antiguas y perfectamente adaptadas a sus medios respectivos. 

Las áreas de pastos constituyen una excepción entre los ambientes de montaña por su relativa riqueza y productividad. Frecuentadas por abundante ganado a lo largo de milenios, se benefician de unos aportes orgánicos que han permitido el desarrollo de suelos muy ricos en humus, fósforo, potasio, nitrógeno u otros compuestos que favorecen el crecimiento de numerosas herbáceas. Pese a tratarse de ambientes seminaturales, resultan hoy esenciales para muchas especies salvajes.    

Como puede deducirse de lo anterior, la distribución de los usos del suelo y el manejo del territorio son diferentes en la montaña y en el llano y ello contribuye a diferenciar aún más sus entornos respectivos ya que las coevoluciones que han experimentado los ambientes “artificiales” y más “naturales” del llano y de la montaña a lo largo de todo el Holoceno han sido distintas. 

Los medios de montaña son muy vulnerables y las actividades humanas producen rápidamente impactos que se reflejan en el paisaje durante mucho tiempo. No obstante, dichas actividades aparecen muy concentradas en los valles y cotas más bajas decreciendo rápidamente su intensidad a mayor altura. Gracias a ello las áreas culminantes de las grandes cordilleras se conservan en un estado muy próximo al primigenio o, sin llegar a tales extremos, mantienen un estado de conservación que las convierte en grandes reservorios de biodiversidad.  

12,-Camaleno,-204,-Aliva,-Campomenor 

Al carecer de árboles y tener una elevada pluviometría algunas áreas de montaña proporcionan excelentes pastos capaces de sostener una importante cabaña ganadera. 

Foto: Puertos de Áliva, en los Picos de Europa (Cantabria- España).

Última modificación: martes, 18 de julio de 2017, 13:44