En cada región del mundo se han descrito series de pisos diferentes. Los indicadores florísticos utilizados son distintos en cada caso ya que las plantas presentes no son las mismas y los umbrales termométricos tampoco coinciden exactamente. No obstante, las características de las formaciones vegetales que se van sucediendo en altura en las distintas cordilleras presentan un paralelismo bastante importante y pueden establecerse equivalencias aproximadas entre los pisos de las distintas regiones. 

Por ejemplo, en la Región Mediterránea, los pisos más comúnmente aceptados son los siguientes (propuesta de Rivas-Martínez, 1981):

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Las características del relieve, de los climas y la composición de la flora y fauna regionales difieren en las distintas cordilleras lo que, en la práctica, convierte a cada una de ellas en un caso único. No obstante, existen una serie de rasgos básicos que se repiten en cada macrorregión del mundo y que nos permiten hablar, por ejemplo, de “montañas tropicales”, “mediterráneas”, “polares” u otras.  

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Pese a compartir sus rasgos esenciales, los pisos de vegetación adquieren características, composiciones e incluso fisonomías propias en cada región del mundo.

Foto: bosque de niebla con robles y rododendros a 3000 m en Taktshang (Himalaya, Bután).

 

 

En las montañas tropicales es donde las cliseries de vegetación se alejan más de la alpina clásica. Ello se debe en buena medida al hecho de que en estas regiones se encuentran algunas de las mayores cordilleras de la tierra (Andes, Himalaya …) junto a elevaciones que, apareciendo más aisladas, destacan muy netamente de su entorno inmediato (Kenya, Kilimanjaro…) lo que da lugar a una variedad extrema de situaciones y a fuertes contrastes paisajísticos en distancias muy cortas. Pero también se debe a las grandes diferencias existentes entre los climas de las latitudes medias y bajas:

La amplitud térmica es muy pequeña, como corresponde a las regiones intertropicales, por lo que la estacionalidad es insignificante en las montañas próximas al Ecuador y sólo aparece en las tropicales (aunque asociada a los ciclos de las precipitaciones y no a las temperaturas). 

Por otra parte, el efecto de la exposición en las temperaturas es poco importante ya que el ángulo de incidencia de la radiación solar es siempre elevado y el balanceo estacional del sol impide la existencia de auténticas umbrías. Sin embargo, la gran regularidad de los vientos tropicales hace que las precipitaciones aparezcan muy concentradas en una única vertiente y ello da lugar a disimetrías pluviométricas muy fuertes. 

Desde la base hacia las cumbres, estas montañas incluyen los siguientes pisos (o grupos de pisos, puesto que cada uno de ellos puede subdividirse en varios niveles distintos):

Bosques submontanos: situados inmediatamente por encima del nivel basal, son menos biodiversos que los bosques de la llanura y su estructura es más sencilla (dos estratos de árboles como máximo). Su interior es más luminoso permitiendo un mayor desarrollo del sotobosque.

 

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Los pisos inferiores de las montañas de bajas latitudes disfrutan de temperaturas muy benignas y de una elevada pluviosidad. Gracias a ello bosques con rasgos y composición típicamente tropicales son capaces de alcanzar cotas bastante altas.

Foto: valle del Trisuli, primeros escarpes del Himalaya en Nepal.

 

 

Piso montano: es el más húmedo y suele situarse a media ladera, entre 1.500 y 3.000 metros, donde la coincidencia de lluvias muy copiosas y nieblas persistentes explica la aparición de bosques umbrófilos muy exuberantes y originales (“bosques de niebla”/ “cloud forests”). 

Los árboles son muy variados, tienen dimensiones moderadas y no forman más que un único estrato. Sus troncos y ramas aparecen tapizados por abundantes plantas epífitas (musgos, líquenes, helechos, bromeliaceas, orquídeas, etc).

 

Piso “subalpino” (subandino” o equivalentes). En sus niveles inferiores alberga bosques mixtos de caducifolios y coníferas con abundantes rododendros. Sin embargo, muy pronto, los árboles desaparecen, incapaces de soportar el frío y el viento, y las ericáceas (rododrendros, brezos…) se convierten en las plantas dominantes. 

El límite superior del árbol se sitúa a altitudes comprendidas entre 2.700 y 4.000 metros (Hawaii y México respectivamente).

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La vegetación del piso “subalpino” de las montañas tropicales es mucho más variada que la de las europeas. En su tramo inferior suele estar dominada por bosques mixtos. 

Foto: piso “subalpino” inferior, hacia 3000 m alt. en la zona de Dochhu La (Hiumalaya- Bután). Bosque de robles y abetos con pino (Pinus wallichiana) y rododendro (Rhododendron arboreum).

 

Piso alpino (“andino” o equivalentes): carece de las típicas praderas supraforestales de las alturas eurosiberianas aunque su aspecto varía mucho dependiendo de la humedad:

Las montañas secas son muy pobres y están recubiertas por estepas de gramíneas (como el ichu del altiplano andino) o formaciones abiertas semidesérticas. 

En las húmedas, como en los “páramos” de los Andes septentrionales, la vegetación es mucho más variada e incluye numerosas especies arbustivas de aspecto y ecología muy peculiares

Por fin, a partir del piso subnival, que aparece en torno a 5000 metros de altitud, las condiciones no difieren significativamente de las descritas en las demás latitudes y las formas de vida presentes son bastante similares.

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A sotavento de las grandes alineaciones y por encima del piso “alpino” es frecuente que se agudice la aridez permitiendo la aparición de una vegetación esteparia o de desiertos de altura. 

Foto: Abra de Patapampa (4800 metros) en los Andes peruanos.

Última modificación: martes, 18 de julio de 2017, 13:51