8.3 Especies viajeras y especies invasoras
Las áreas de distribución de las especies cambian continuamente por razones naturales y mientras que las de ciertos taxones se expanden las de otros se contraen o se fragmentan en un lento y continuo reajuste que afecta al conjunto de la biosfera. Sin embargo, en la actualidad, estos lentos cambios naturales están quedando eclipsados por otros de origen humano, muchísimo más rápidos y masivos, que están permitiendo a numerosas especies irrumpir en nuevos territorios causando graves transformaciones en sus ecosistemas, importantes daños económicos o incluso situaciones de riesgo para la salud humana.
En sentido estricto el fenómeno de las bioinvasiones no es nuevo ya que forma parte de los procesos de expansión de las nuevas especies. Sin embargo su intensidad actual si lo es ya que los humanos nos desplazamos cada vez más y, al hacerlo, trasladamos a diario voluntaria o involuntariamente millares de seres vivos o propágulos de unas regiones a otras de la tierra.
El traslado de taxones por los grupos humanos se ha estado produciendo desde hace millares de años a través, principalmente, de la diseminación de las especies cultivadas y de las que aparecen asociadas a ellas (parásitos, “malas hierbas”…).
Con posterioridad el fenómeno no ha cesado de aumentar y de diversificarse: posesión de especies exóticas como forma de demostrar un status social, para embellecer jardines o para formar colecciones (enseñanza, investigación, museos…).
Numerosas especies han sido trasladadas de unas regiones a otras a lo largo de la historia por su interés económico. Muchas de ellas han desaparecido tras abandonarse su uso, pero otras se han naturalizado o incluso han adquirido un comportamiento invasivo y hoy constituyen plagas. Foto: Messembryanthemum cristalinum, planta procedente del sur de África que se importó para la producción de sosa y que hoy invade amplias áreas de Canarias. |
En general este incremento ha sido paulatino aunque los investigadores destacan dos periodos particularmente críticos por la intensidad del trasiego de especies y por los impactos ambientales causados por él:
- El siglo XVI , tras el inicio de los intercambios entre Europa, América e, inmediatamente, África.
- Los años posteriores a la Revolución Industrial como consecuencia de la construcción de una densa red de canales, carreteras y vías de ferrocarril.
Durante estos periodos numerosas especies fueron trasladadas consciente o inconscientemente de un continente a otro y muchas de ellas se instalaron irreversiblemente en los ecosistemas produciendo importantes alteraciones en su funcionamiento.
Sin embargo, durante las últimas décadas hemos entrado en una nueva etapa en cuanto a magnitud y diversidad de las invasiones biológicas. Las personas y mercancías circulan hoy a través del mundo en proporciones y a un ritmo sin precedentes y, con ellas, lo hacen también un gran número de organismos. De este modo, se ha observado un aumento exponencial del número de especies exóticas e invasoras a lo largo de las últimas décadas: en Europa se estima que las especies invasoras causantes de impactos ambientales o económicos podrían ser ya cerca de un millar. De estas, el 80% de las de invertebrados acuáticos, 75% de los peces, 65% de las de insectos o 60% de los hongos se habrían instalado después de 1950.
Los “motores” básicos de esta intensificación del traslado de especies son el comercio (que hoy tiene carácter mundial), el turismo de masas y el tráfico legal o ilegal de animales y plantas .
En un primer momento las especies invasoras "no son conocidas" por las autóctonas por lo que carecen de enemigos naturales capaces de limitar su expansión y pueden formar masas muy densas. Foto: Oxalis pes-caprea, planta invasora de las regiones mediterráneas tapizando el suelo desnudo de un olivar. |
Algunos organismos exóticos pueden ser trasladados voluntariamente a través del comercio de especies (agricultura, jardinería, animales de compañía…) o de la simple recolección de “recuerdos” pero, con mucha mayor frecuencia, el desplazamiento pasa desapercibido y las especies viajeras son pasajeras involuntarias de nuestros medios de transporte o se limitan a aprovechar nuestras infraestructuras como, por ejemplo:
- Alguno de los 50.000 buques mercantes que surcan continuamente los océanos y que, frecuentemente, utilizan como lastre agua del mar (que es cargada en un punto y descargada en otro, a veces a miles de kilómetros de distancia). Así, miles de especies son trasladadas diariamente a través del mundo.
- Los aviones, aprovechando el equipaje, las suelas o la ropa de los 5.000 millones de viajeros que anualmente utilizan este modo de transporte o, simplemente, introduciéndose en las bodegas o cabina de las naves cuando estas se encuentran abiertas en la pista.
- Los vehículos privados (barro adherido en los bajos de los coches o en el dibujo de las ruedas…).
- Los túneles o canales que permiten superar lo que hasta ese momento eran obstáculos infranqueables (por ejemplo, el canal de Suez ha propiciado la llegada e instalación de numerosas especies tropicales en el Mediterráneo oriental).
La globalización no sólo ha supuesto una intensificación de la relación entre las distintas regiones de la tierra (y, por tanto, el citado transporte de organismos) sino que ha acortado prodigiosamente el tiempo necesario para ello. Los aviones recorren en algunas horas trayectos que hasta hace medio siglo requerían meses y eso ha incrementado las posibilidades de supervivencia de los organismos “polizones”. Hasta hace un siglo los taxones que lograban sobrevivir a un largo viaje eran muy pocos y, de éstos, sólo un reducidísimo porcentaje conseguían establecerse en el nuevo territorio por lo que la probabilidad de que alguno de ellos adquiriera un carácter invasor era insignificante. En cambio, en la actualidad los viajes se han vuelto muy fáciles para muchas especies y su transporte se ha hecho masivo por lo que las probabilidades de aparición de poblaciones permanentes en las regiones de destino han aumentado en la misma proporción.
Pero, además, estamos facilitando el fenómeno de las bioinvasiones ya que no sólo favorecemos una diseminación explosiva de individuos de todas las especies sino que también facilitamos su instalación en las áreas de acogida al perturbar los ecosistemas (lo que les hace más vulnerables frente a la irrupción de nuevos taxones) o al causar un cambio de clima planetario. Gracias a ello, numerosas especies tropicales o subtropicales ausentes del subcontinente europeo encuentran hoy condiciones climáticas compatibles con sus requerimientos y nichos ecológicos sin explotar.
La erradicación de las especies invasoras es extremadamente difícil y costosa y, en la mayor parte de los casos, su instalación a costa de las especies autóctonas es irreversible. De ahí que sea necesario prepararse ante una situación nueva, sin precedentes reales, de “globalización ambiental” y progresiva uniformización de los ecosistemas.
Algunos ejemplos de especies invasoras presentes en la región cantábrica |
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Especie |
Origen, propagación, primeras referencias |
Medios afectados |
Impacto |
“Plumero” (Cortaderia selloana).
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América del Sur Transporte marítimo- jardinería (principio siglo XX, invasora desde la década de 1970 en Cantabria). Anemófila |
Prados, cunetas, espacios abiertos |
Desplazamiento de especies locales formando densas masas monoespecíficas, fuerte impacto visual. |
Ostra japonesa (Crassostrea gigas).
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Asia oriental Introducida para ostreicultura (h. 1970) |
Litoral y estuarios |
Desplazamiento de especies locales, forma masas de hasta 1000 individuos/ m2. Lesiones a los bañistas. |
Hormiga de jardín (Lasius neglectus)
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Asia Menor Medios de transporte terrestres (a partir de 1973) |
Áreas urbanas y periurbanas, espacios abiertos |
Forman supercolonias que eliminan a las hormigas locales. Plaga doméstica, daños en instalaciones eléctricas. |
Mariquita asiática (Harmonia axyridis) |
Sudeste asiático Importada para el control biológico de plagas. Invasiva desde 2000 aprox. |
Prados, cultivos, jardines, viviendas |
Eliminación de especies locales, fuerte presión sobre mariposas, daños viticultura, invasión de viviendas. |
Avispa asiática (Vespa velutina) |
Sudeste asiático Transporte marítimo (2004) |
Espacios abiertos, cultivos |
Eliminación de otros himenópteros y destrucción de colmenas. Daños indirectos en la polinización. Picaduras. |
Mosquito tigre (Aedes albopictus) |
Sudeste asiático (2000) Transporte marítimo y terrestre (barcos, camiones, trenes…) |
Todos los ambientes. Bien adaptado a las ciudades |
Picaduras dolorosas, propagación de enfermedades |
Polilla del tomate (Tuta absoluta) |
América del Sur Transporte de alimentos (2006) |
Cultivos de tomates |
Expansión rapidísima, destrucción de cosechas de tomates |
(Fallopia japonica) |
Sudeste asiático Introducida como ornamental, forrajera y melífera. (siglo XIX, invasora desde década de 1990 en Cantabria) |
Riberas, solares, cunetas |
Gran vitalidad, desplazamiento de especies locales, daños en infraestructuras |
Las invasiones biológicas alteran gravemente el equilibrio de los ecosistemas y suelen por ello considerarse como una de las mayores amenazas para la biodiversidad terrestre aunque la situación actual no tiene precedentes y, en realidad, genera muchos más interrogantes que certezas. Por ejemplo, no sabemos hacia qué tipo de biosfera conduce este desplazamiento masivo de especies fuera de sus territorios de origen o, incluso, desconocemos el alcance del posible efecto pernicioso a largo plazo de los nuevos taxones (es preciso tener en cuenta que los desplazamientos siempre han existido y que los ecosistemas actuales incorporan muchísimas especies procedentes de otros sitios y que, en su origen, eran exóticas).
El fenómeno de las invasiones biológicas empezó a preocupar a la comunidad científica hacia los años 80 y, desde entonces, existe un amplio consenso sobre su peligrosidad considerando que constituyen una de las principales causas de las extinciones actuales. Según se cree, las invasiones biológicas serán la causa de una pérdida global de biodiversidad y de una progresiva simplificación y homogeneización de los biomas terrestres que quedarán dominados por un reducido número de especies oportunistas y muy adaptables que, tras suplantar a las preexistentes, aparecerán y darán lugar a ambientes similares en todas las regiones del mundo en lo que algunos han denominado un proceso de “macdonaldización” ambiental.
Sin embargo, existen voces autorizadas que contradicen esta visión negativa: las especies invasoras se instalan en lugares ya alterados y empobrecidos por la acción humana pero no son la causa de su degradación (de hecho, en los entornos bien conservados, las especies exóticas son poco abundantes y raras veces suponen una verdadera amenaza para las autóctonas). Según este punto de vista, las especies invasoras serían un efecto y no la causa de la degradación de los ecosistemas.
En todo caso, lo que nadie discute es que el desplazamiento masivo de especies, del que somos responsables y del que no existen precedentes en la historia de la biosfera, está transformando irreversiblemente la totalidad de nuestros ecosistemas y que estos cambios van a acarrear durante las próximas décadas problemas muy importantes para la conservación de numerosas especies o para la economía o la salud humanas. Hay que tener en cuenta que el comportamiento invasivo de muchos organismos no se manifiesta hasta bastantes años después de su instalación lo que significa que las consecuencias de la intensificación de las comunicaciones del último medio siglo no se han hecho sentir todavía y que la potencialidad invasiva de las miles de especies transportadas a lo largo de ese tiempo permanece en estado latente. En cierto modo, las semillas de las futuras invasiones ya están sembradas aunque no sabemos ni cuáles son, ni dónde están, ni cuáles serán sus consecuencias ambientales a corto, medio y largo plazo.
Todos los países han puesto en marcha actuaciones para luchar contra las especies invasoras (sobre todo en los espacios naturales protegidos) aunque su erradicación es extremadamente difícil y puede considerarse que una vez instaladas su presencia es irreversible. Foto: Panel y tarjetas informando sobre actuaciones de lucha contra plantas invasoras en España y Asutralia. |