1. 1.1 Hacia una definición de la ciudad medieval

1.5. El fenómeno urbano en la Historia

El proceso contemporáneo de concentración de la población en las ciudades está conduciendo a una situación “nueva” en la Historia, de gran preocupación por el aumento enorme del tamaño de las ciudades y por las consecuencias que ello provoca.

Desde que los hombres primitivos comienzan a cultivar la tierra se generan asentamientos de población estables que dan origen, según los conocimientos actuales, a las primitivas ciudades hace unos cuatro mil años. Los primeros asentamientos urbanos aparecieron en los valles de los ríos Tigris, Eúfrates y Nilo (El creciente fértil). Posteriormente, antes del año 2000 a de C. surgen estas urbes en el valle del Indo.

En el primer milenio antes de Cristo se produce la expansión y urbanización en torno al Mediterráneo de la mano de Grecia y Roma. Roma extendió el modelo de hábitat concentrado por toda Europa y norte de África, hasta donde llegaron sus conquistas. Durante los primeros siglos de la Edad Media el proceso de expansión urbana quedó frenado debido a la inseguridad bélica y social. Donde sí floreció una importante cultura urbana fue en el mundo musulmán, llegando a desarrollarse importantísimas ciudades en Italia y especialmente en la Península Ibérica. A partir del siglo XI, del periodo medieval, se produjo un proceso sin precedentes en Europa, la eclosión del modelo urbano en prácticamente todos los países. El modelo de ciudad medieval prosperó gracias a las características especiales de la propia ciudad (las libertades urbanas). En el Renacimiento europeo no se produjeron nuevas creaciones urbanas, salvo excepciones, pero sí crecieron las existentes de forma notable y se embellecieron y mejoraron sus infraestructuras. Se exportó el modelo urbano europeo a la América colonial donde prosperó con la fundación de numerosas ciudades. En los siglos XVII-XVIII y principios del XIX siguieron creciendo y mejorando las ciudades europeas y las nuevas americanas. Con la revolución industrial (1758-1850) las ciudades sufren una nueva organización social, el éxito de dicha revolución se apoya en la concentración de población trabajadora en núcleos concretos, lo que indujo a un crecimiento exagerado de algunas ciudades, llegando con cierta facilidad a poblaciones de mas de 100.000 habitantes, y desde entonces el proceso no se ha detenido. La Revolución Industrial fue un fenómeno significativo para el proceso urbano, al igual que lo fue la creación urbana medieval; en este caso la originalidad no radica tanto en las nuevas creaciones, que sí se producen, como en el exagerado aumento de población en unos tiempos muy cortos.

Hoy día la tendencia sigue imparable hacia el crecimiento urbano en detrimento de la población del campo, especialmente en los países no desarrollados y en sociedades ruralizadas.