1. 1.1 Hacia una definición de la ciudad medieval

1.1. ¿Por qué estudiamos la realidad urbana medieval?

El conocimiento del fenómeno urbano medieval nos ayuda a la comprensión de la realidad actual, conocer cómo se han gestado las ciudades actuales ayuda a apreciarlas y salvaguardarlas de su destrucción. Es imprescindible interpretar la realidad urbana como una resultante histórica.

La ciudad es una acumulación de aportaciones históricas, un “collage” o un “palimpsesto”. Cada época vivida añadirá elementos nuevos, que irán configurando la forma total de la ciudad. Se producirán adiciones, supresiones y alteraciones, pero se pueden reconocer rastros de épocas anteriores que contribuyen a explicar la configuración de la realidad actual.

Las ciudades medievales pueden ser reconocidas dentro de las actuales  reconstruyendo hacia atrás el proceso de su formación, para ello es imprescindible disponer de planos históricos que permitan reconocer espacios y estructuras que hoy han desaparecido. El plano actual de una ciudad es el resultado de su vivencia histórica pero pueden faltar elementos que sociedades anteriores crearon como necesarios y hoy día se han destruido.

Debemos plantearnos la pregunta siguiente: 

¿Existe relación entre la ciudad creada en una época concreta y la sociedad que la edificó?. En el caso de la ciudad medieval la respuesta es claramente afirmativa. La sociedad plasmó en construcción urbanística y arquitectónica las aspiraciones e inquietudes  de su tiempo.