Existen casos en la literatura antropológica en los cuales parece que el matrimonio no está presente. El más sorprendente de todos es el de los Nayar de Kerala, en la costa Malabar de la India, auténtica excepción en la concepción del matrimonio. Los jóvenes adolescentes de ambos sexos, o preadolescentes incluso, pertenecientes a un linaje se unían en matrimonio con sus iguales, del otro sexo, de algún linaje asociado. Sin embargo, una vez unidos en matrimonio, los jóvenes se separaban para siempre, prendiendo alrededor del cuello de las muchachas el tali o símbolo de la alianza. Era entonces, después del baño purificatorio que cerraba el ritual, cuando las muchachas retornaban a sus aldeas de origen. A partir de este momento las relaciones sexuales de estas últimas se producirían con los llamados compañeros visitadores o con sus compañeros ocasionales, siempre de su casta o de una casta superior. Los hijos nacidos de las distintas relaciones establecidas con posterioridad al matrimonio tali no son reconocidos como descendientes legítimos de los progenitores, sino que pasan directamente a integrar el taravad o linaje de la madre. Por tanto, existe una dificultad conceptual insalvable para asimilar las extrañas costumbres de los Nayar a lo que denominamos matrimonio, aun ensanchando el concepto cuanto sea posible.

El matrimonio de los Nayar fue descrito por los colonizadores ingleses en 1792, tras tomar contacto con la costa Malabar pero continuó teniendo vigencia hasta finales del siglo XIX.

  • Por otro lado, la propia literatura antropológica documenta casos en los cuales el matrimonio se lleva a cabo entre cónyuges del mismo sexo, antes de que este tipo de matrimonio fuera reconocido en las sociedades occidentales a finales del siglo XX y comienzos del XXI. Sin embargo, se trata de casos que deben ser minuciosamente analizados, debido al particularismo que encierra cada una de ellos.
  • Uno de estos ejemplos es el que documentó E. E. Evans-Pritchard en su trabajo sobre los Nuer de Sudán, The Nuer (1940) y, sobre todo, Kinship and Marriage among the Nuer (1951), en los años 30 del siglo XX, entre los cuales, bajo condiciones muy concretas, se reconocía el matrimonio mujer-mujer: se precisaba que el marido femenino careciera de hermanos varones capaces de heredar el patrimonio familiar. Por tanto, se trataba de crear una apariencia de matrimonio que salvara la ausencia del heredero. La heredera, suplantando el papel del heredero debido al azar genealógico (primogénito por lo general) autorizaba a su compañera a tener descendencia con un hombre, cuyos hijos, adoptados como propios por la pareja femenina, quedaban afectados por la pauta de la sucesión y de la herencia basada en la preferencia del hombre sobre la mujer y del mayor sobre el menor.
  • Un caso más es el documentado entre los Azande de Sudán antes de la colonización. Los guerreros que no podían acceder al matrimonio con una esposa, podían tener un compañero-esposa, que cumplía, al menos temporalmente, roles de esposa y madre. 
  • Otro caso proviene de los Chuckchee de la Península de Chukots, en los cuales el trabajo de campo antropológico halla el matrimonio hombre-hombre, asimismo bajo condiciones muy concretas: se precisa que la esposa masculina sea un chamán. La pareja masculina podía tener descendencia mediante un mecanismo análogo al utilizado por los Nuer, es decir, mediante la autorización del chamán a su compañero para tener descendientes con una mujer, cuyos hijos eran adoptados como propios por la pareja masculina.
  • Un nuevo caso proviene de los Cheyenes norteamericanos. Los hombre estaban autorizados para tener una esposa secundaria, la cual podía ser un hombre (travestido masculino que recibía el nombre de berdache).
  • En los casos de las uniones mujer-mujer de África, donde se documentan otros ejemplos distintos de los señalados, o en el caso de las esposas secundarias de los Cheyenes, no está probada la existencia de relación sexual. Sí se halla probada en el caso de los Azande de Sudán, donde el matrimonio homosexual funcionaba como privilegio del guerrero temporalmente (cuando dejaba de ser guerrero, desaparecía el privilegio).
  • Es así que A. R. Radcliffe-Brown, típico funcionalista de la escuela inglesa, acabaría señalando que el matrimonio es una reordenación más de la estructura social, una de las que se está produciendo constantemente en cualquier sociedad, es decir, una forma institucionalizada de resolver una situación: “El matrimonio es un arreglo o convención social (arrangement), en virtud del cual un niño recibe una posición legítima en la sociedad, determinada por la paternidad (parenhood) en el sentido social ("Introduction", en A.R. Radcliffe Brown y D. Forde (Edit.), African Systems of Kinshipand Marriage, 1959: hay versión española de 1982).
  • Tratando de encontrar un concepto que sirviera para definir universalmente la institución social del matrimonio, la antropóloga asianista Kthleen Gough (1974) propuso: “Matrimonio es una relación establecida entre una mujer y una o varias personas, tal que los niños que nazcan de esa mujer en circunstancias  que no estén prohibidas por las normas de la propia relación, tengan por su nacimiento todos los derechos comunes a los miembros normales de su sociedad o de su estrato social”. 
  • Sin embargo, la definición de K. Gough sigue siendo insuficiente, pensando en casos como el de los Chukchee. Tratando de que la definición tuviera un sentido más amplio aún, E. Leach, el conocido estructuralista británico, propuso una lista abierta, inclusiva de un gran número de funciones atribuibles al matrimonio, pero variables según las culturas. Una lista tan amplia y abierta donde, quizá, es difícil identificar al matrimonio de una cultura determinada.“Establecer el padre legal de los hijos e hijas de una mujer; establecer la madre legal de los hijos e hijas de un hombre. Dar al marido un monopolio sobre la vida sexual de la esposa; dar a la esposa un monopolio sobre la vida sexual  del marido, etc." 
  • A lo dicho hay que añadir el progresivo reconocimiento de los matrimonios homosexuales en los últimos años. Éste sería el caso de Estados como Suecia, Noruega, Bélgica, Holanda, España, Sudáfrica, Canadá y, recientemente, México. También sería el caso de los Estados de Massachusetts y Connecticut en Estados Unidos. En algunos casos, el matrimonio homosexual lleva aparejado el reconocimiento de la adopción de hijos.
 
Última modificación: jueves, 22 de junio de 2017, 10:39