El grupo sociopolítico más elemental que se conoce es la banda, que constituye el agregado propio de las sociedades más simples de las que se tiene constancia, que son las de cazadores-recolectores, las cuales han llegado a nuestro tiempo formando islas, cada vez más escasas, en el seno de algunos Estados actuales, abocadas a una desaparición inminente por el simple contacto con otros grupos completamente organizados. La banda, como agregado rudimentario, se encuentra, entonces, en aquellas sociedades que aún no han alcanzado el umbral de la domesticación de las plantas y de los animales, de manera que se corresponde con el grupo económico y político por excelencia de las sociedades paleolíticas europeas. 

  • Las sociedades de bandas comportan formas elementales de la vida social y en este contexto se entiende el parecido existente entre estas estructuras, insertas en medios ecológicos tan distantes como el de los inuit canadienses, los pigmeos congoleños y los bosquimanos de Kalahari (San, Kung, etc.), por poner ejemplos bien conocidos.
   
 

Esquimales en Fort Chimo, Canadá (1900).
Autor: J.R.H.  McCord Museum. Licencia: Dominio Público

   
 
Explorador europeo con individuos pigmeos (1921)
Foto: Keystone View Company.  Licencia: Dominio público
 
 
Bosquimanos en Deception Valley, Botswana (2005).
Foto: Ian Sewell.  Licencia: Creative Commons CC-BY-SA-2.5
 
 
  • Recuérdese que numerosas sociedades son designadas por los occidentales con nombres ajenos por entero a la tradición cultural de los correspondientes pueblos. “Pigmeo” es una voz que procede del griego pygmaios (“de pequeño tamaño”), mientras que bosquimano procede del afrikáans (lengua germánica de los colonizadores) boschjesman (“hombre del bosque”).
  • Sin embargo, y a pesar que, a menudo, se da por indudable la existencia de las bandas en el presente, es necesario hacer algunas observaciones. La primera de ellas es que, seguramente, no cabe pensar en sociedades tan aisladas en el mundo actual, como las de cazadores-recolectores. Nuestro mundo se caracteriza por una sorprendente globalización, consecuente con un sistema mundial que no ha parado de crecer desde la época de los grandes descubrimientos. Por tanto, no cabe duda de que siguen existiendo algunas sociedades en las que la caza y la recolección son primordiales, pero no podemos seguir viéndolas como reliquias del pasado, y menos aún como sobrevivientes del Paleolítico.
  • La otra cuestión a tener en cuenta es que en las sociedades de cazadores-recolectores, tal como las conocieron aún los antropólogos de mediados del siglo XX, la banda no era la única forma de organización, sino que el grupo permanente era el constituido por la familia nuclear. La banda, por el contrario, era un agregado estacional, extraordinariamente flexible en su composición, capaz de adaptarse a la abundancia y a la escasez de los recursos, pero también de perder su efectividad en beneficio de la familia nuclear. 
  • Otra cuestión que no se debe obviar y que se desprende de lo dicho, es que se trata de sociedades que aprovechan los recursos naturales y que no conocen las técnicas de domesticación de los animales y las plantas. Eso significa que, salvo excepciones, la caza que practican y la recolección que llevan a cabo van estrechamente unidas entre sí. A no ser que el medio no lo permita, la caza y la recolección en estas sociedades elementales son indisociables.
  • En cuanto a la banda, ésta representa un claro ejemplo de una organización política arquetípicamente descentralizada. Su interés como objeto de estudio reside, sobre todo, en que no se halla subsumida en organización alguna y carece de autoridades permanentes. En definitiva, la sociedad de cazadores-recolectores, asentada sobre la familia nuclear y la banda, con las cautelas señaladas, ha constituido un modelo de singular simplicidad organizativa.
  • La banda, cuando las sociedades de cazadores existen, constituye un agregado social de tamaño muy variable, que oscila por término medio entre los veinticinco y los ciento cincuenta individuos, y aún puede estar compuesta por un número mayor de miembros esporádicamente, formado por la unión de familias nucleares. El rasgo determinante es su fuerte carácter igualitario, en todos los órdenes de la vida, bien sea en el económico o en el político.
  • Se trata de un grupo autónomo políticamente. Siendo su tamaño muy reducido, es la unidad política mayor de las sociedades de cazadores-recolectores, y es característica de todas las sociedades de cazadores-recolectores que han existido, y que, todavía, en pleno siglo XXI, tienen alguna vigencia. El hecho de que estas sociedades se hayan disuelto, casi por entero, en organizaciones estatales hace que la banda en la actualidad sea una rara forma de organización social que tan sólo caracteriza a unas pocas sociedades con todas las salvedades puestas de relieve hasta aquí.
  • El aprovechamiento extensivo de los recursos de caza y recolección, en régimen de subsistencia, hace que la banda, como grupo humano, se proyecte sobre un extenso territorio por el que vaga disgregándose, agrupándose y recomponiéndose durante todo el año. En cualquier caso, la densidad demográfica de una sociedad de cazadores-recolectores es inevitablemente  muy débil, hasta el extremo de ser un agregado social extremadamente vulnerable por razones de azar genealógico.  
  • Las sociedades de cazadores-recolectores, como se ha dicho, son igualitarias. Sin embargo, sus miembros no son iguales: la edad, el sexo, la destreza, etc. hacen a los individuos relativamente diferentes. Ahora bien, son igualitarias porque hay tantas posiciones de prestigio dentro de cada grado de sexo y edad como personas capaces de ocuparlas, sin apenas restricciones. De esta manera, se produce una igualdad muy acusada en el acceso al status.
  • El carácter igualitario de las bandas hace que las mujeres participen generalmente en la toma de decisiones, si no en pie de igualdad absoluto sí con capacidad análoga. Por lo regular, los hombres cazan y las mujeres recolectan, aunque no es raro que las mujeres complementen las acciones que requiere la caza. Al frente del grupo de recolectoras suele haber una mujer. Sin embargo, el cambiante liderazgo principal recae por regla general sobre los hombres. Ahora bien, en el "consejo" del líder masculino puede haber mujeres. Tanto los hombres como las mujeres que se distinguen por sus habilidades están mejor situados dentro de la organización social (incipiente manifestación del status).
  • Por todo lo dicho, estas sociedades carecen de instituciones políticas especializadas. Ni siquiera el liderazgo está institucionalizado sino que se halla, más bien, basado en la provisionalidad y en la informalidad. Así se entiende que en intervalos breves de tiempo se sucedan los líderes sin previsión de sucesión alguna. Además, la jerarquía que se dibuja a partir del líder es tan liviana que es casi imperceptible.
  • A diferencia de otros tipos de sociedades, y sobre todo de las estatales, en las sociedades de cazadores recolectores no hay grupos ni personas, en general, que tengan un acceso diferenciado a los recursos y al poder. La imposibilidad de acumular riqueza y la ausencia de una jerarquización permanente parecen ser las claves que nos permiten interpretar el carácter igualitario de estas sociedades forrajeras.
  • La construcción de la sociedad se lleva a cabo a partir de las alianzas matrimoniales exógamas. De este modo, las bandas atenúan los posibles conflictos y permanecen interconectadas. La pequeñez de estos agregados hace que prohibiciones y obligaciones de todo tipo impelan a las relaciones exogámicas con grupos de vecinos previamente determinados.
  • En las sociedades de cazadores-recolectores existen normas sin entidad formal, cuyo cumplimiento se asegura por la coacción del grupo. Son enunciados orales, mantenidos por la fuerza de la tradición, que se acompañan de castigos y recompensas. No hay separación, o es escasa, entre los distintos tipos de normas: morales, religiosas, jurídicas, etc.
  • Por lo que se refiere a la religión, ésta se compone de creencias difusas, sin distinción con la magia. Los especialistas mágico-religiosos carecen de colegiación alguna. El chamán es la mejor expresión de tales oficiantes, respondiendo su denominación a la voz siberiana que alude a este rudimentario especialista mágico-religioso, y la cual en la actualidad se ha extrapolado a todos los oficiantes del mundo de análogas características. 
  • En estas sociedades muchos aspectos de la vida se hallan ritualizados. El rito posee una gran importancia como amalgamador de la vida social y como forma de sacralización de las normas de obligado cumplimiento. 
 
Última modificación: jueves, 22 de junio de 2017, 13:16