Edward Evan Evans-Pritchard (1902-1973)
E. E. Evans-Pritchard nació en el Sur de Inglaterra, en Sussex, en el año 1902.
Como muchos antropólogos ingleses, E. E. Evans-Pritchard se convirtió en antropólogo después de haber cursado estudios universitarios superiores en una titulación ajena a la antropología que, en este caso, fueron los correspondientes a Historia Moderna. A pesar de que fue un alumno destacado en la carrera, realizada en la Universidad de Oxford, al terminar la misma se matriculó en el Postgrado de Antropología Social de la London School of Economics, una de las instituciones más relevantes de la vida universitaria inglesa en el ámbito de las ciencias sociales, que ya por aquella época concitaba la atención de los estudiantes europeos. De esta manera tuvo la oportunidad de conocer a algunos de los antropólogos más destacados de su tiempo, y entre ellos a Seligman y a Malinowski. Del primero, del Dr. Seligman, médico y, sobre todo, notable antropólogo, heredó su pasión por el conocimiento de otras culturas, y muy especialmente por las del Sudán, a las que Seligman se había dedicado en sucesivas campañas entre 1908 y 1912 tras su estancia en Ceilán, y que movieron al propio Evans-Pritchard a acercarse a las mismas y a hacer de ellas el núcleo de su actividad investigadora durante largos años. De Malinowski, unos cuantos años más joven que Seligman, heredaría una metodología de trabajo, sustanciada en la observación participante, la cual había sido puesta a prueba por este antropólogo en los años de la Primera Guerra Mundial, mientras realizaba su trabajo de campo en las islas Trobiand. Por su parte, Seligman también había ejercido una más que notable influencia sobre Malinowski mientras éste completaba su formación universitaria.
Es así como Evans-Pritchard se lanza al estudio de las llamadas culturas nilóticas, integrantes de ese sorprendente mosaico formado por la Azande, la Nuer, la Dinka, la Shilluk, etc. Las dos primeras serían las elegidas por este gran antropólogo inglés, empezando por la primera de ellas, sobre la cual realizaría un minucioso análisis de sus creencias, que daría lugar a su tesis doctoral en 1927 y a una de las obras más clásicas de la antropología social inglesa, Magia, brujería y oráculos entre los azande (1937), en la cual mostrará analíticamente el concepto de magia, frente al de religión, y también la diferencia existente entre la brujería y la hechicería. El paso siguiente en la investigación no es menos conocido, puesto que se refiere a sus trabajos sobre los Nuer nilóticos. Ahora Evans-Pritchard deja sentir nuevas influencias, como las de Racliffe-Brown, el compañero de viaje de Malinowsk hacia el funcionalismo, a pesar de las discrepancias existentes entre ambos. De hecho, al igual que les había sucedido a otros antropólogos de la tradición británica, releyendo a Durkheim, Evans-Pritchard no puede por menos que dejarse caer en los brazos del estructural-funcionalismo que Radcliffe-Brown predicaba en el Reino Unido.
Poco a poco, en nuevas y provechosas estancias en tierras de Sudán, donde se convirtió en el mejor experto inglés en las lenguas locales, irá desgranando las obras que, juntamente con la señalada anteriormente, contienen su mejor antropología: Los nuer (1940), y Kinship and Marriage among the Nuer (1951) y La religión nuer (1956). Después vendría su obra más teórica, Antropología Social (1957), Ensayos de antropología social (1962) y Las teorías de la religión primitiva (1965). Son obras que contribuyeron a engrandecer la antropología inglesa de su tiempo. Por otro lado, y al mismo tiempo que conocía en Oxford a Radcliffe-Brown, a principios de los años treinta, descubrió a otro antropólogo como él, casi de su misma edad, llamado a ser uno de sus mejores colaboradores, tal vez debido a que los dos habían llegado a ser africanistas imbuidos por las enseñanzas del Dr. Seligman. Me refiero a Meyer Fortes, el famoso estudioso de los Tallensi y de los Ashanti de Gana, con quien publica su famoso y excepcional texto African Political Systems (1940), cuando ambos eran muy jóvenes. En estos mismos años cuarenta, Evans-Pritchard se convertía en maestro y referencia permanente de dos jóvenes antropólogos, que cultivarían una antropología afín a la de su mentor, y que no fueron otros que Mary Douglas y Victor Turner.
Con el propósito de hacer más certera la aproximación a su biografía, todavía habría que añadir algo más. Si largo e incansable fue su trabajo en las vastas tierras del Sudán, durante más de 15 años, a partir de 1926, en períodos alternos, no lo fue menos su fértil tarea como admirable profesor universitario. Docente en la Universidad de El Cairo en 1932, y profesor en la Universidad de Oxford posteriormente, pasó a ocupar más tarde la Cátedra de Sociología de Cambridge. Sin embargo, faltaba la definitiva oportunidad para hacerse con la Cátedra de Antropología Social de la Universidad de Oxford, la cual le llegaría en la segunda mitad de los años cuarenta, de suerte que permanecería en la misma hasta su jubilación. E. E. Evans-Pritchard falleció en 1973.