Claude Lévi-Strauss (1908-2009)
Claude Lévi-Strauss es considerado como un excepcional antropólogo, tanto por la profundidad y la agudeza de sus ideas como por el estímulo que han representado sus teorías para la ciencia antropológica. Este antropólogo belga nació en el año 1908, si bien, y debido tanto a sus orígenes como a que su vida y su actividad académica transcurrieron en Francia, a menudo es considerado francés. Licenciado en Derecho y Doctor en Filosofía, nada más iniciarse como profesor en la enseñanza secundaria francesa puede conocer la Amazonía y el Mato Groso, formando parte de sucesivas misiones etnográficas de Francia en Brasil. Este hecho resultaría determinante para que, entre mediados de los años treinta y 1939 realice un intenso trabajo de campo entre los indios Nambikwara que le serviría como punto de partida para alcanzar el grado de Doctor en Letras unos años más tarde, justamente con un trabajo llamado a dejar una honda huella en la antropología social, Las estructuras elementales del parentesco (1949).
Lévi-Strauss, que pensaba que el parentesco en la antropología representaba un papel nuclear, análogo al de la lógica en la filosofía, vio recompensado su febril esfuerzo con un reconocimiento imperecedero. Sabido es que, hasta ese momento, los estudios del parentesco gravitaban con especial fuerza sobre la antropología británica que, desde los tiempos de Rivers, había ido avanzando con paso seguro. A partir de la publicación de la obra de Lévi-Strauss, emulada enseguida por otros compatriotas, Francia se mostrará como una referencia de primer orden. Curiosamente, Lévi-Strauss constituía un nuevo retoño de la escuela sociológica francesa, especialmente llamativo por su frescura. Y no olvidemos que el funcionalismo británico se había colocado, un cuarto de siglo atrás, en los años veinte, a la zaga de esa misma escuela sociológica francesa. La tradición sentada, sobre todo, por E. Durkheim y M. Mauss no había sido baldía. Lévi-Strauss haría publica expresión de su eterna deuda con estos dos paladines de los estudios sociales franceses.
Claude Lévi-Strauss, como he dicho más atrás, inició su carrera académica en la enseñanza secundaria francesa, lo cual ha sido muy habitual en Francia. Su trayectoria fue tan rauda que, siendo aún muy joven, hacia 1935, lo encontramos como profesor invitado en la Universidad de Sao Paulo y en torno a 1940 en la enseñanza universitaria de los Estados Unidos. Tras alcanzar su grado de Doctor, la vida de este sabio antropólogo basculará sobre las grandes instituciones de la docencia y la investigación que mejor han caracterizado la antropología francesa: la Ecole Pratique des Hautes Etudes y el Collège de France (donde fue Catedrático de Antropología Social desde 1959 hasta su jubilación, en 1982), previo paso por el Musée de l’Homme. En el año 1973 fue distinguido con el nombramiento de miembro de número de la Academia Francesa. Alcanzó, asimismo, el Doctorado “Honoris Causa” en algunas de las grandes universidades europeas y norteamericanas.
¿Por qué fue tan importante la obra de Lévi-Strauss en materia de parentesco? Por el fuerte carácter analítico de la misma, más propio de las ciencias exactas y de las experimentales que de las sociales. Pero, además, porque introdujo un giro copernicano en estos estudios, al pasar de una visión en la cual el parentesco descansaba sobre las teorías de linajes o, dicho de otro modo, sobre la descendencia, tal y como había cristalizado con Radcliffe-Brown, a otra visión radicalmente distinta que reposaba sobre la alianza. Es así como Lévi-Strauss intenta construir una teoría semio-lógica, de pretensiones universalistas, que constituye la piedra angular de una revuelta estructuralista que contó desde el principio con la colaboración activa de Louis Dumont y de otros. La otra enorme conquista residió en reducir los sistemas de parentesco a un común denominador universal que le hizo ver que se reducían a tres. Otra de sus conquistas consistió en la elaboración de una nueva teoría de la prohibición del incesto, desconocida hasta entonces y basada en la importancia de la reciprocidad que prende espontáneamente entre los seres humanos, confirmando así el principio de Mauss.
Penetrante es su estudio de la mitología, contenido en algunas de sus obras más relevantes de este laureado intelectual francés, como sus famosas Mitológicas (1964-1971), donde trata de encontrar las reglas que subyacen a un pensamiento humano, que independientemente de que sea “salvaje” o domesticado, es muy lógico, contradiciendo el anatema de Lévi-Bruhl que asignaba un carácter “prelógico” al pensamiento estimado como “salvaje”. Su conclusión se había anticipado en El pensamiento salvaje (1962), uno de los jalones más notables de la obra de este maestro de la antropología social, al lado mismo de otra obra publicada por él en este mismo año de 1962: El totemismo en la actualidad, ambas traducidas casi inmediatamente a la lengua española.
La sustancia del pensamiento de Lévi-Strauss se halla en el estructuralismo, un movimiento que aun siendo de procedencia ajena, que eclosionó en la lingüística, fue modelado por él en la antropología, alimentando una de las filosofías más originales. Tratando de hacer más comprensiva su reflexión, nos dirá que, en realidad, el ser humano, construye su pensamiento a partir de un sistema binario de opuestos. En cualquier mitología, sea la que fuere, se aprecia nítidamente la existencia de héroes y demonios, de cielos e infiernos, de la vida y la muerte, etc., independientemente de la mitología de que se trate. El ser humano, que desde el punto de vista adjetivo es diferente según las culturas, es substantivamente el mismo en todas ellas.
Este gran antropólogo tuvo una vida muy próspera intelectualmente, que se forjó a través de su largo siglo de existencia pero que trasciende el tiempo en el que vivió. Falleció en el año 2009. Quien quiera adentrarse en el placer de la lectura de este maestro, puede comenzar por una obra apasionante sobre sus viajes etnográficos que, con el título de Tristes Trópicos, vio la luz en el año 1955 y que se halla vertida a la lengua española desde hace más de cuarenta años.