Bronislaw Malinowski realizó un auténtico viraje en su vida para convertirse en antropólogo. Cuando ya había cumplido veinticinco años, nada hacía presagiar aún su dedicación a la antropología, tras haberse formado en Polonia, su país natal, en ciencias exactas y experimentales. Sin embargo, en 1910 viaja al Reino Unido y le imprime un giro radical a su quehacer intelectual. Tres años después, y tras centrarse en el conocimiento de la antropología en los cursos que se impartían en la London School Economics, realiza en 1914 sus primer viaje científico a Nueva Guinea, antes de establecerse en las islas Trobiand, en el Pacífico Sur, para llevar a cabo un largo trabajo de campo, entre 1915 y 1918, mientras el mundo vivía estremecido el desarrollo de la Primera Guerra Mundial. El resultado final fue una monografía sorprendente, Los argonautas del Pacífico Occidental, publicada inicialmente en 1922, de la cual no han cesado de ver la luz nuevas ediciones, tanto en lengua inglesa como en otras lenguas. Considerada hoy una obra fundamental de la antropología, se encuentra vertida a numerosas lenguas y cuenta con ediciones en español desde hace medio siglo.

Si bien es cierto que el talento de Malinowki fue extraordinario, también se benefició de haber tenido como maestros a los antropólogos más destacados de la tradición inglesa. Seligman y Westermarck, por ejemplo, generaron en él un interés incesante por el análisis antropológico y por la comparación intercultural. De este modo, y a pesar de que su salud fue un tanto delicada a lo largo de su vida, y de que murió siendo relativamente joven, tuvo tiempo suficiente para construir una de las obras más influyentes de toda la historia de la antropología. Lo consiguió al mismo tiempo que se convirtió en uno de los adalides del funcionalismo, contribuyendo, junto a Radcliffe-Brown, a fortalecer la tradición antropológica inglesa. Algunos de sus libros adquirieron una gran difusión, como fueron los casos de Crimen y costumbre en la sociedad salvaje (1927), Sexo y represión en la sociedad salvaje (1929) y su obra póstuma Magia, ciencia y religión (1948).

Acaso la influencia más notoria de la obra de Malinowski es la que procede de la teoría de Durkheim, la cual se halla en los precedentes del funcionalismo. Este último no había dudado en percibir los hechos sociales en virtud de la funcionalidad que encerraban, exactamente igual que propugnaba Radcliffe-Brown o el propio Malinowski. Sin embargo, el apego de Radcliffe-Brown al maestro es mucho mayor, hasta el punto de que el antropólogo polaco se distancia con cierta frecuencia de Durkheim, optando por una vía más psicológica que social en la interpretación de los fenómenos humanos. La concepción que Malinowski tenía de la cultura se halla contenida en un libro titulado The Scientific Theory of Culture (1944), publicado muy poco tiempo después de su muerte, cuyo original habría sido perfeccionado a partir de 1939, tras su incorporación como docente a la Universidad de Yale.

Las conquistas de Malinowski fueron varias. Por un lado, confirió a la antropología un método de trabajo, cuya plasmación se halla, precisamente, en Los argonautas del Pacífico Occidental, hasta el extremo de que hoy forma parte de la esencia de la antropología. El trabajo de campo, sustentado en la observación participante, es el punto de partida del conocimiento antropológico. También puso de manifiesto la tarea del etnógrafo que conoce la técnica del trabajo de campo: hallar la forma en la que se enlazan los hechos etnográficos para descubrir la coherencia de los mismos en el contexto de una cultura determinada. Él consiguió su propósito descubriendo, por ejemplo, una institución típica de la cultura Trobiand; el kula o “anillo” que mantiene atada culturalmente la vida de las islas que forman parte del archipiélago, gracias a las permanentes navegaciones de los nativos, en el sentido de las agujas del reloj y en el contrario, para mantener viva su milenaria relación. En palabras de Malinowski, la coherencia de los hechos permite descubrir la auténtica funcionalidad del sistema. Conocer un hecho social, según él, consiste en descubrir la forma en que contribuye a la satisfacción de una necesidad, lo cual es más fácilmente inteligible si se tiene en cuenta que, en el pensamiento de Malinowski, los seres humanos tienen dos tipos de necesidades, las biológicas y las sociales, al servicio de las cuales se hallan las diferentes instituciones que prenden en el tejido cultural.

Última modificación: viernes, 23 de junio de 2017, 11:07