Marcel Mauss (1872-1950)
Marcel Mauss destacó a partes casi iguales en la sociología y en la antropología, y hasta puede decirse que es uno de los intelectuales franceses más influyentes del último siglo. Esto es así porque su pensamiento no sólo ha sido decisivo para la construcción teórica de las ciencias que más directamente cultivó, sino porque sus ideas han irradiado con gran fuerza sobre otras ciencias sociales y humanas. El mérito pudiera haberse visto atenuado bajo la consideración de que era pariente cercano de Durkheim, el miembro más conspicuo de la escuela sociológica francesa, pero es posible que su mérito sea excepcional, habida cuenta de que, lejos de resultar oscurecido por éste, fue acaso tan influyente como él. Y lo que es más sorprendente, M. Mauss destacó en algunas de las ciencias que cultivó E. Durkheim.
No han sido pocos los que han resaltado la importancia que habría tenido en su biografía el hecho de haberse educado, como Durkheim, en la cultura judía, pero quizá haya tenido mucha más importancia en su progresión intelectual el compromiso político, de corte socialista y, por cierto, negando decididamente los presupuestos de un comunismo que en su tiempo se presentaba entreverado con el socialismo. Muchos lo han definido como un convencido cooperativista y, de hecho, es innegable la fuerza de su ideología en este contexto y, sobre todo, es indiscutible su capacidad para convertirse en una de las mejores referencias en este ámbito.
La carrera académica de Mauss se desarrolló, especialmente, entre la Ecole Pratique des Hautes Etudes, al frente de la Cátedra de Antropología de las Religiones, y el Collège de France, en la Catedra de Sociología de esta última institución. Aquella formación universitaria en Filosofía se había desplegado hacia la historia y las ciencias sociales. Pero Mauss vivió con pasión otros proyectos, como fueron su pertenencia al grupo de estudios del Année Sociologique y su condición de miembro del Institut d’Ethnologie de la Universidad de París que él mismo impulsó, a partir de 1925, junto a dos colaboradores de excepción: L. Lévy-Bruhl y P. Rivet. En honor a la verdad, hay que decir que Durkheim debió resultar decisivo en su incorporación al plan más ambicioso de su época en el campo de las ciencias sociales francesas, cual fue el Année Sociologique, cuyas páginas, desde 1898, recogieron los mejores estudios de sociología, antropología, educación y otras ciencias. Asimismo, es necesario añadir que, tras la muerte de Durkheim, Mauss se convirtió en parte sustancial de este relevante órgano de expresión de las ciencias sociales francesas.
La obra escrita de Mauss no es comparable con la de Durkheim en cuanto a la extensión ni, seguramente, en cuanto a la contribución teórica a las distintas ciencias, ni en cuanto a la potencia de los conceptos que subyacen. Ahora bien, la obra de Mauss, siendo más reducida desde todos estos puntos de vista posee valores singulares espléndidos, y uno de ellos particularmente relevante. Es su contribución a lo que se denomina el hecho social total que late en el intercambio social y que Georges Bataille, Claude Lévi-Strauss y Jacques Derrida pusieron de manifiesto con maestría característica. Mauss es el primero en apreciar el agonismo que es inherente al don, al crear un vínculo social irremplazable, no mercantil, entre el que da y el que recibe, dejando en manos de este último la suerte del contradon, que al mismo tiempo que redime su obligación afirma el vínculo. Publicado inicialmente en 1925 con el título de Essai sur le don. Forme et raison de l’échange dans les sociétés archaïques, este estudio adquirirá su mayor prestigio a partir de los años cuarenta, al ser incluido en la obra capital de Mauss, Sociologíe et anthropologie (PUF, 1936)) que, años más tarde conocerá una edición española con el mismo título (Tecnos, 1972). Ningún otro texto ha analizado con tanta perspicacia y finura el significado de las instituciones socio-económicas de las sociedades tradicionales, como el potlatch y el kula, que en su día habían observado respectivamente F. Boas y B. Malinowski.
Curiosamente, Mauss estuvo lejos de lo que hoy en día se entiende como un sociólogo, pero sobre todo no fue un modelo de antropólogo, independientemente del alcance de sus conquistas teóricas. Fue un científico de despacho que, sin embargo, y entre otras aportaciones, incorpora la totalidad de las sociedades a la comparación intercultural, al considerarlas a todas análogas en lo sustancial, tal y como hacemos en nuestros días. Esto último unido a todo lo que se acaba de señalar hace de Mauss una de las personalidades más relevantes de las ciencias sociales del siglo XX.