Alfred Reginald Radcliffe-Brown (1881-1955)
A. R. Radcliffe-Brown es uno de los grandes paladines de la antropología inglesa y una de las referencias más significativas de la teoría antropología. Formado en la Universidad de Cambridge, lo hace en una época, la de principios del siglo XX, en la que enseñan en la institución algunos de los grandes maestros de la antropología de su tiempo. Fue discípulo, entre otros, de W.H.R. Rivers, el famoso difusionista británico que, rompiendo con la costumbre de su tiempo, comenzó a realizar largos trabajos de campo lejos de su despacho universitario. Radcliffe-Brown dio un paso más e hizo del trabajo de campo la clave de sus investigaciones, casi al mismo tiempo de que empezara a hacer lo propio Malinowski. Al igual que este último, y superando el evolucionismo y el difusionismo de la época, se convierte, junto a Malinowski, en el gran abanderado del funcionalismo inglés, e influidos ambos por la obra de E. Durkheim y por la escuela sociológica francesa en general. Por tanto, uno y otro, representan un quiebro en la tradición intelectual de la antropología.
Radcliffe-Brow iniciará sus rigurosos trabajos de campo un lustro antes que Malinowski, hacia 1906, aunque los resultados de ambos son dados a la imprenta simultáneametne. El primero vería publicado su libro sobre Los isleños de Andamán en 1922, coincidiendo con la publicación de Los argonautas del Pacífico Occidental por parte de Malinowski. A partir de este momento, la liza intelectual entre estos dos funcionalistas iba a ser una constante. El siguiente trabajo de campo de Racliffe-Brown se desarrolló en la parte occidental de Australia, y dio lugar a un interesante texto que llevó por título The Social Organization of Australian Tribes (1930). Las relaciones de parentesco de los Kariera por él estudiados tendrían honda repercusión en la antropología y servirían como valiosa referencia a Lévi-Strauss años más tarde. Pero su análisis político no fue menos interesante. Fueron éstos los años en los que se produjeron avances muy notables en la construcción de la teoría antropológica y, aunque es cierto, que en ocasiones se producen errores, igual que en cualquier ciencia, los descubrimientos se convertían en valiosos estímulos para la comunidad científica.
Radcliffe-Brown era un poco más joven y su vida fue más larga que la de Malinowski. Ambos quedarán unidos por el común denominador de que los resultados de sus investigaciones forma parte en alguna medida del cuerpo teórico de la antropología social. Radlciffe-Brown era estructural-funcionalista, y en él predominó siempre una visión más social que psicológica del ser humano. En Malinowski sucedió al revés y optó por un funcionalismo, propiamente dicho, que confiere mayor peso a la dimensión psicológica del individuo. Lo que nos viene a decir Radcliffe-Brown es que una de las funciones más importantes de la cultura es unir a seres humanos que, de otra manera, permanecerían aislados. La cultura nos hace miembros de una sociedad y crea en nosotros un compromiso y una identidad colectiva, permitiendo no sólo nuestra adaptación a un entorno sino también el desarrollo de una vida social ordenada. Dicho de otro modo, la gran virtud de la cultura es subordinar al individuo a las necesidades del grupo ante el riesgo de que los fútiles deseos de los individuos desintegren la sociedad.
Radcliffe-Brown dedicó muchos de sus esfuerzos a desmontar la perspectiva evolucionista y la difusionista que aún se hallaban vigentes y a hacer de la antropología una ciencia social de primer orden, prestando una singular atención a las sociedades que entonces se denominaban primitivas, tal y como era costumbre en su tiempo. Sus libros, Estructura y función social en la sociedad primitiva (1952) y El método en antropología social (1958) se convirtieron muy pronto en obras clásicas de la antropología social. Por otro lado, los textos de Radcliffe-Brown resultaron tan estimulantes que generaron un imparable desarrollo de la antropología británica, principalmente gracias a autores tan significativos como E. E. Evans-Pritchard. Por último, Radcliffe-Brown fue un acreditado profesor, cuya docencia se desparramó sobre las dos grades universidades inglesas, Oxford y Cambridge, pero también sobre otras, como las de El Cairo, Sydney y Chicago. En un momento avanzado de su vida fue profesor, asimismo, en Alejandría y en Manchester.