Cicerón dijo de Heródoto que había sido “el padre de la Historia”. En efecto, fue el primero en escribir una obra donde se narraban los acontecimientos históricos de un pasado reciente, las Guerras Médicas. Además, creó un método de trabajo basado en la investigación u observación directa y cultivó por primera vez una historia universal que superaba los límites de las historias locales propias de los logógrafos jonios. Su obra, sin embargo, acusa múltiples arcaicos y deficiencias que pocos años más tarde ya no se encontrarán en la de Tucídides.

 

Biografía

Disponemos de pocos datos sobre la vida de Heródoto. Algunos provienen de él mismo y otros son testimonios tardíos de dudosa veracidad. Nació en Halicarnaso hacia el año 484 a.C., poco antes de la campaña de Jerjes contra Grecia. Probablemente la diversidad de etnias, lenguas y culturas de esta ciudad contribuyó a forjar su mentalidad abierta, patente en la forma que tiene de encarar las relaciones entre griegos y bárbaros. 

Heródoto nació en el seno de una familia notable y recibió una rica educación literaria. Debido a que participó en una conjura contra el tirano de Halicarnaso, tuvo que exiliarse a Samos, donde permaneció ocho o diez años. Después se dirigió a la Magna Grecia y allí fue uno de los fundadores de la colonia panhelénica de Turios (444-443 a.C.), de la que recibió la ciudadanía. Murió hacia el 420 a.C.

Realizó muchos viajes. Sabemos que estuvo en Egipto, donde visitó las principales ciudades del Delta, Heliópolis, Menfis y las pirámides, y remontó el Nilo hasta llegar a Tebas y Elefantina. En relación con este viaje se sitúa su estancia en Fenicia y tal vez en Mesopotamia, donde habría visitado Babilonia. Un segundo viaje le llevó a Escitia, recalando en Istria, al sur de la desembocadura del Danubio. No hay en su obra pruebas de que haya visitado el Mar Negro. Su tercer viaje fue a Magna Grecia, en el transcurso del cual visitó la Cirenaica, lo que le permitió recabar las noticias que transmite sobre Libia. No le fue posible, según el mismo Heródoto cuenta, visitar el Mediterráneo occidental. Hay que tener en cuenta que en su época esta zona estaba bajo la influencia de Cartago. Viajó también, como es lógico, por su entorno más cercano: las islas y regiones de la cuenca egea, de Asia Menor y de la Grecia continental europea. En su obra hallamos informaciones precisas sobre estos territorios. Sin duda visitó y seguramente vivió en Atenas, donde pudo haber recogido información directa sobre el enfrentamiento entre griegos y persas. Es posible que fuera allí donde decidera escribir una historia universal centrada en las guerras entre éstos dos pueblos. 

 

Ideología y pensamiento político

Heródoto es heredero del mundo arcaico griego. Su obra aún está basada en la dualidad entre lo teológico y lo humano propia de la poesía épica. En su relato histórico los hechos están causados por la voluntad divina en interacción con la humana. El historiador tiende a buscar en el hombre el principal agente de su destino, pero éste con frecuencia se impone de forma inexorable. Ello conlleva una visión fatalista de la condición humana, consustancial por otra parte a todo el pensamiento griego. Los designios divinos se imponen. Los dioses son celosos (phthonos); quieren asegurar el orden cósmico y para ello castigan las transgresiones de los humanos. Las desgracias, individuales o colectivas, se perciben como castigos divinos por haber alterado el hombre las normas éticas y sociales. Para evitarlas éste debe optar por la justicia, la piedad y la modestia. Era importante seguir las recomendaciones de los oráculos y los sueños, considerados revelaciones divinas.

Heródoto odiaba la tiranía; de ahí que se exiliara de su ciudad natal cuando en Halicarnaso se impuso el gobierno de un tirano vasallo del rey persa. A lo largo de toda su obra defiende la libertad como algo propio de los griegos, frente a la tendencia al sometimiento de los bárbaros, y presenta a Jerjes como prototipo de déspota bárbaro.

 

Obra

No sabemos si las Historias de Heródoto corresponden a una obra terminada o no. Tal y como el propio autor explica al comienzo, su objetivo era contar las Guerras Médicas entendidas como el gran enfrentamiento entre Oriente y Occidente, con antecedentes en los tiempos míticos de la Guerra de Troya.

La obra ha llegado a nosotros dividida en nueve libros, cada uno de los cuales lleva el nombre de una de las nueve musas. Probablemente esta división no es originaria, sino que se debe a algún gramático alejandrino de época helenística. Su estructura es la siguiente:

  • Libro I: Introducción al tema de las Guerras Médicas, explicadas como resultado de una lucha ancestral entre Europa y Asia; sumisión de Lidia por Ciro, infancia del rey, llegada al poder, conquistas y muerte.
  • Libro II: Descripción e historia de Egipto antes de la expedición de Cambises. 
  • Libro III: Sumisión de Egipto por Cambises; muerte del rey; revueltas en la corte de Persia; comienzo del reinado de Darío e historia de Polícrates, tirano de Samos.
  • Libro IV: descripción de Escitia; expedición de Darío en este país;  conquistas en África.
  • Libro V: Sumisión de Tracia por los persas; revuelta de Jonia; historia de Esparta y Atenas.
  • Libro VI: Ocupación de Jonia, toma de Mileto; luchas entre las ciudades griegas; primera expedición de Mardonio contra Grecia; expedición de Datis y Artafernes; Maratón.
  • Libro VII: Muerte de Darío; preparativos de Jerjes contra Grecia; marcha a través del continente; organización de la resistencia griega; Termópilas.
  • Libro IX: Platea y Micale; toma de Sextos.

Nos encontramos ante una composición literaria abierta. El historiador tiene claro que quiere narrar las guerras entres griegos y persas, pero para analizar sus causas se ve obligado a realizar largas digresiones sobre los distintos países, lugares y personajes implicados. Utiliza la denominada “técnica asociativa”: los pueblos o países que describe aparecen citados a media que el imperio persa entra en contacto con ellos. Abundan logoi donde se mezclan datos de tipo geográfico, etnográfico e histórico. El Libro I presenta cuatro: lidio, persa, babilonio y masageta; y todo el Libro II es un lógos sobre Egipto.

Los datos que transmite Heródoto proceden de su observación personal (ópsis) y de fuentes diversas, tanto escritas como especialmente orales. A lo largo de sus viajes se ocupó de recoger muchos testimonios por medio de encuestas, a pesar de que su desconocimiento de idiomas extranjeros dificultó tal tarea. En su obra no suele especificar el nombre de sus informantes, a quienes alude de forma genérica: “según los persas”, “al decir de los griegos”, “unos dicen”, “otros en cambio sostienen”... Consciente del posible carácter parcial o poco fiable de sus informantes, en la medida de lo posible recaba versiones distintas sobre un mismo hecho u opiniones distintas sobre un mismo personaje histórico.  

En cuanto a las fuentes escritas, Heródoto se basa en las obras de poetas que le precedieron, en las inscripciones, en listas oficiales y administrativas de los estados que visitó, en oráculos, en las informaciones de logógrafos como Hecateo y en general en toda la literatura de su tiempo. A la exposición de sus vivencias y de los datos tomados de las fuentes escritas añadió reflexiones (gnomé). Se trata de argumentaciones científicas de carácter general con las que pretendía profundizar en los hechos narrados.

El estilo literario de Heródoto está marcado por la simplicidad y el arcaísmo. El autor utiliza un lenguaje sencillo que ya fue elogiado en la Antigüedad. La obra está escrita en dialecto jonio moderno, con inclusión de términos homéricos y aticismos. Presenta mucha influencia de la epopeya. Al igual que en los poemas épicos multitud de personajes son citados de forma aparentemente desordenada y la intervención de los dioses está presente en todo el relato. Se observan también influencias de la tragedia ateniense, como la importancia que se concede a oráculos y sueños, y de la retórica, pues se recurre a discursos fingidos. 

Las Historias de Heródoto se difundieron rápidamente. Ya Aristófanes hizo una parodia de varios de sus pasajes. A partir de Tucídides comenzaron las críticas. Este historiador inauguró una nueva corriente historiográfica, caracterizada por poner el acento en la causalidad y no en la factualidad de la historia. Al historiador le interesará desde entonces determinar las causas de los hechos históricos; por ello la obra de Heródoto fue criticada. Aristóteles le acusó de ser un mythológos (fabulista) y Plutarco de ser un escritor tendencioso y partidista, “proateniense” y “antipeloponésico”. En cualquier caso, todos los autores antiguos le citan y le usan como fuente. A partir del siglo I a.C. su obra comenzó a ser estudiada en las escuelas de retórica, lo que contribuyó a su reproducción y conservación hasta nuestros días.

Cicerón dijo de Heródoto que había sido “el padre de la Historia”. En efecto, fue el primero en escribir una obra donde se narraban los acontecimientos históricos de un pasado reciente, las Guerras Médicas. Además, creó un método de trabajo basado en la investigación u observación directa y cultivó por primera vez una historia universal que superaba los límites de las historias locales propias de los logógrafos jonios. Su obra, sin embargo, acusa múltiples arcaicos y deficiencias que pocos años más tarde ya no se encontrarán en la de Tucídides.

 

Biografía

Disponemos de pocos datos sobre la vida de Heródoto. Algunos provienen de él mismo y otros son testimonios tardíos de dudosa veracidad. Nació en Halicarnaso hacia el año 484 a.C., poco antes de la campaña de Jerjes contra Grecia. Probablemente la diversidad de etnias, lenguas y culturas de esta ciudad contribuyó a forjar su mentalidad abierta, patente en la forma que tiene de encarar las relaciones entre griegos y bárbaros. 

Heródoto nació en el seno de una familia notable y recibió una rica educación literaria. Debido a que participó en una conjura contra el tirano de Halicarnaso, tuvo que exiliarse a Samos, donde permaneció ocho o diez años. Después se dirigió a la Magna Grecia y allí fue uno de los fundadores de la colonia panhelénica de Turios (444-443 a.C.), de la que recibió la ciudadanía. Murió hacia el 420 a.C.

Realizó muchos viajes. Sabemos que estuvo en Egipto, donde visitó las principales ciudades del Delta, Heliópolis, Menfis y las pirámides, y remontó el Nilo hasta llegar a Tebas y Elefantina. En relación con este viaje se sitúa su estancia en Fenicia y tal vez en Mesopotamia, donde habría visitado Babilonia. Un segundo viaje le llevó a Escitia, recalando en Istria, al sur de la desembocadura del Danubio. No hay en su obra pruebas de que haya visitado el Mar Negro. Su tercer viaje fue a Magna Grecia, en el transcurso del cual visitó la Cirenaica, lo que le permitió recabar las noticias que transmite sobre Libia. No le fue posible, según el mismo Heródoto cuenta, visitar el Mediterráneo occidental. Hay que tener en cuenta que en su época esta zona estaba bajo la influencia de Cartago. Viajó también, como es lógico, por su entorno más cercano: las islas y regiones de la cuenca egea, de Asia Menor y de la Grecia continental europea. En su obra hallamos informaciones precisas sobre estos territorios. Sin duda visitó y seguramente vivió en Atenas, donde pudo haber recogido información directa sobre el enfrentamiento entre griegos y persas. Es posible que fuera allí donde decidera escribir una historia universal centrada en las guerras entre éstos dos pueblos. 

 

Ideología y pensamiento político

Heródoto es heredero del mundo arcaico griego. Su obra aún está basada en la dualidad entre lo teológico y lo humano propia de la poesía épica. En su relato histórico los hechos están causados por la voluntad divina en interacción con la humana. El historiador tiende a buscar en el hombre el principal agente de su destino, pero éste con frecuencia se impone de forma inexorable. Ello conlleva una visión fatalista de la condición humana, consustancial por otra parte a todo el pensamiento griego. Los designios divinos se imponen. Los dioses son celosos (phthonos); quieren asegurar el orden cósmico y para ello castigan las transgresiones de los humanos. Las desgracias, individuales o colectivas, se perciben como castigos divinos por haber alterado el hombre las normas éticas y sociales. Para evitarlas éste debe optar por la justicia, la piedad y la modestia. Era importante seguir las recomendaciones de los oráculos y los sueños, considerados revelaciones divinas.

Heródoto odiaba la tiranía; de ahí que se exiliara de su ciudad natal cuando en Halicarnaso se impuso el gobierno de un tirano vasallo del rey persa. A lo largo de toda su obra defiende la libertad como algo propio de los griegos, frente a la tendencia al sometimiento de los bárbaros, y presenta a Jerjes como prototipo de déspota bárbaro.

 

Obra

No sabemos si las Historias de Heródoto corresponden a una obra terminada o no. Tal y como el propio autor explica al comienzo, su objetivo era contar las Guerras Médicas entendidas como el gran enfrentamiento entre Oriente y Occidente, con antecedentes en los tiempos míticos de la Guerra de Troya.

La obra ha llegado a nosotros dividida en nueve libros, cada uno de los cuales lleva el nombre de una de las nueve musas. Probablemente esta división no es originaria, sino que se debe a algún gramático alejandrino de época helenística. Su estructura es la siguiente:

  • Libro I: Introducción al tema de las Guerras Médicas, explicadas como resultado de una lucha ancestral entre Europa y Asia; sumisión de Lidia por Ciro, infancia del rey, llegada al poder, conquistas y muerte.
  • Libro II: Descripción e historia de Egipto antes de la expedición de Cambises. 
  • Libro III: Sumisión de Egipto por Cambises; muerte del rey; revueltas en la corte de Persia; comienzo del reinado de Darío e historia de Polícrates, tirano de Samos.
  • Libro IV: descripción de Escitia; expedición de Darío en este país;  conquistas en África.
  • Libro V: Sumisión de Tracia por los persas; revuelta de Jonia; historia de Esparta y Atenas.
  • Libro VI: Ocupación de Jonia, toma de Mileto; luchas entre las ciudades griegas; primera expedición de Mardonio contra Grecia; expedición de Datis y Artafernes; Maratón.
  • Libro VII: Muerte de Darío; preparativos de Jerjes contra Grecia; marcha a través del continente; organización de la resistencia griega; Termópilas.
  • Libro IX: Platea y Micale; toma de Sextos.

Nos encontramos ante una composición literaria abierta. El historiador tiene claro que quiere narrar las guerras entres griegos y persas, pero para analizar sus causas se ve obligado a realizar largas digresiones sobre los distintos países, lugares y personajes implicados. Utiliza la denominada “técnica asociativa”: los pueblos o países que describe aparecen citados a media que el imperio persa entra en contacto con ellos. Abundan logoi donde se mezclan datos de tipo geográfico, etnográfico e histórico. El Libro I presenta cuatro: lidio, persa, babilonio y masageta; y todo el Libro II es un lógos sobre Egipto.

Los datos que transmite Heródoto proceden de su observación personal (ópsis) y de fuentes diversas, tanto escritas como especialmente orales. A lo largo de sus viajes se ocupó de recoger muchos testimonios por medio de encuestas, a pesar de que su desconocimiento de idiomas extranjeros dificultó tal tarea. En su obra no suele especificar el nombre de sus informantes, a quienes alude de forma genérica: “según los persas”, “al decir de los griegos”, “unos dicen”, “otros en cambio sostienen”... Consciente del posible carácter parcial o poco fiable de sus informantes, en la medida de lo posible recaba versiones distintas sobre un mismo hecho u opiniones distintas sobre un mismo personaje histórico.  

En cuanto a las fuentes escritas, Heródoto se basa en las obras de poetas que le precedieron, en las inscripciones, en listas oficiales y administrativas de los estados que visitó, en oráculos, en las informaciones de logógrafos como Hecateo y en general en toda la literatura de su tiempo. A la exposición de sus vivencias y de los datos tomados de las fuentes escritas añadió reflexiones (gnomé). Se trata de argumentaciones científicas de carácter general con las que pretendía profundizar en los hechos narrados.

El estilo literario de Heródoto está marcado por la simplicidad y el arcaísmo. El autor utiliza un lenguaje sencillo que ya fue elogiado en la Antigüedad. La obra está escrita en dialecto jonio moderno, con inclusión de términos homéricos y aticismos. Presenta mucha influencia de la epopeya. Al igual que en los poemas épicos multitud de personajes son citados de forma aparentemente desordenada y la intervención de los dioses está presente en todo el relato. Se observan también influencias de la tragedia ateniense, como la importancia que se concede a oráculos y sueños, y de la retórica, pues se recurre a discursos fingidos. 

Las Historias de Heródoto se difundieron rápidamente. Ya Aristófanes hizo una parodia de varios de sus pasajes. A partir de Tucídides comenzaron las críticas. Este historiador inauguró una nueva corriente historiográfica, caracterizada por poner el acento en la causalidad y no en la factualidad de la historia. Al historiador le interesará desde entonces determinar las causas de los hechos históricos; por ello la obra de Heródoto fue criticada. Aristóteles le acusó de ser un mythológos (fabulista) y Plutarco de ser un escritor tendencioso y partidista, “proateniense” y “antipeloponésico”. En cualquier caso, todos los autores antiguos le citan y le usan como fuente. A partir del siglo I a.C. su obra comenzó a ser estudiada en las escuelas de retórica, lo que contribuyó a su reproducción y conservación hasta nuestros días.

Cicerón dijo de Heródoto que había sido “el padre de la Historia”. En efecto, fue el primero en escribir una obra donde se narraban los acontecimientos históricos de un pasado reciente, las Guerras Médicas. Además, creó un método de trabajo basado en la investigación u observación directa y cultivó por primera vez una historia universal que superaba los límites de las historias locales propias de los logógrafos jonios. Su obra, sin embargo, acusa múltiples arcaicos y deficiencias que pocos años más tarde ya no se encontrarán en la de Tucídides.

 

Biografía

Disponemos de pocos datos sobre la vida de Heródoto. Algunos provienen de él mismo y otros son testimonios tardíos de dudosa veracidad. Nació en Halicarnaso hacia el año 484 a.C., poco antes de la campaña de Jerjes contra Grecia. Probablemente la diversidad de etnias, lenguas y culturas de esta ciudad contribuyó a forjar su mentalidad abierta, patente en la forma que tiene de encarar las relaciones entre griegos y bárbaros. 

Heródoto nació en el seno de una familia notable y recibió una rica educación literaria. Debido a que participó en una conjura contra el tirano de Halicarnaso, tuvo que exiliarse a Samos, donde permaneció ocho o diez años. Después se dirigió a la Magna Grecia y allí fue uno de los fundadores de la colonia panhelénica de Turios (444-443 a.C.), de la que recibió la ciudadanía. Murió hacia el 420 a.C.

Realizó muchos viajes. Sabemos que estuvo en Egipto, donde visitó las principales ciudades del Delta, Heliópolis, Menfis y las pirámides, y remontó el Nilo hasta llegar a Tebas y Elefantina. En relación con este viaje se sitúa su estancia en Fenicia y tal vez en Mesopotamia, donde habría visitado Babilonia. Un segundo viaje le llevó a Escitia, recalando en Istria, al sur de la desembocadura del Danubio. No hay en su obra pruebas de que haya visitado el Mar Negro. Su tercer viaje fue a Magna Grecia, en el transcurso del cual visitó la Cirenaica, lo que le permitió recabar las noticias que transmite sobre Libia. No le fue posible, según el mismo Heródoto cuenta, visitar el Mediterráneo occidental. Hay que tener en cuenta que en su época esta zona estaba bajo la influencia de Cartago. Viajó también, como es lógico, por su entorno más cercano: las islas y regiones de la cuenca egea, de Asia Menor y de la Grecia continental europea. En su obra hallamos informaciones precisas sobre estos territorios. Sin duda visitó y seguramente vivió en Atenas, donde pudo haber recogido información directa sobre el enfrentamiento entre griegos y persas. Es posible que fuera allí donde decidera escribir una historia universal centrada en las guerras entre éstos dos pueblos. 

 

Ideología y pensamiento político

Heródoto es heredero del mundo arcaico griego. Su obra aún está basada en la dualidad entre lo teológico y lo humano propia de la poesía épica. En su relato histórico los hechos están causados por la voluntad divina en interacción con la humana. El historiador tiende a buscar en el hombre el principal agente de su destino, pero éste con frecuencia se impone de forma inexorable. Ello conlleva una visión fatalista de la condición humana, consustancial por otra parte a todo el pensamiento griego. Los designios divinos se imponen. Los dioses son celosos (phthonos); quieren asegurar el orden cósmico y para ello castigan las transgresiones de los humanos. Las desgracias, individuales o colectivas, se perciben como castigos divinos por haber alterado el hombre las normas éticas y sociales. Para evitarlas éste debe optar por la justicia, la piedad y la modestia. Era importante seguir las recomendaciones de los oráculos y los sueños, considerados revelaciones divinas.

Heródoto odiaba la tiranía; de ahí que se exiliara de su ciudad natal cuando en Halicarnaso se impuso el gobierno de un tirano vasallo del rey persa. A lo largo de toda su obra defiende la libertad como algo propio de los griegos, frente a la tendencia al sometimiento de los bárbaros, y presenta a Jerjes como prototipo de déspota bárbaro.

 

Obra

No sabemos si las Historias de Heródoto corresponden a una obra terminada o no. Tal y como el propio autor explica al comienzo, su objetivo era contar las Guerras Médicas entendidas como el gran enfrentamiento entre Oriente y Occidente, con antecedentes en los tiempos míticos de la Guerra de Troya.

La obra ha llegado a nosotros dividida en nueve libros, cada uno de los cuales lleva el nombre de una de las nueve musas. Probablemente esta división no es originaria, sino que se debe a algún gramático alejandrino de época helenística. Su estructura es la siguiente:

  • Libro I: Introducción al tema de las Guerras Médicas, explicadas como resultado de una lucha ancestral entre Europa y Asia; sumisión de Lidia por Ciro, infancia del rey, llegada al poder, conquistas y muerte.
  • Libro II: Descripción e historia de Egipto antes de la expedición de Cambises. 
  • Libro III: Sumisión de Egipto por Cambises; muerte del rey; revueltas en la corte de Persia; comienzo del reinado de Darío e historia de Polícrates, tirano de Samos.
  • Libro IV: descripción de Escitia; expedición de Darío en este país;  conquistas en África.
  • Libro V: Sumisión de Tracia por los persas; revuelta de Jonia; historia de Esparta y Atenas.
  • Libro VI: Ocupación de Jonia, toma de Mileto; luchas entre las ciudades griegas; primera expedición de Mardonio contra Grecia; expedición de Datis y Artafernes; Maratón.
  • Libro VII: Muerte de Darío; preparativos de Jerjes contra Grecia; marcha a través del continente; organización de la resistencia griega; Termópilas.
  • Libro IX: Platea y Micale; toma de Sextos.

Nos encontramos ante una composición literaria abierta. El historiador tiene claro que quiere narrar las guerras entres griegos y persas, pero para analizar sus causas se ve obligado a realizar largas digresiones sobre los distintos países, lugares y personajes implicados. Utiliza la denominada “técnica asociativa”: los pueblos o países que describe aparecen citados a media que el imperio persa entra en contacto con ellos. Abundan logoi donde se mezclan datos de tipo geográfico, etnográfico e histórico. El Libro I presenta cuatro: lidio, persa, babilonio y masageta; y todo el Libro II es un lógos sobre Egipto.

Los datos que transmite Heródoto proceden de su observación personal (ópsis) y de fuentes diversas, tanto escritas como especialmente orales. A lo largo de sus viajes se ocupó de recoger muchos testimonios por medio de encuestas, a pesar de que su desconocimiento de idiomas extranjeros dificultó tal tarea. En su obra no suele especificar el nombre de sus informantes, a quienes alude de forma genérica: “según los persas”, “al decir de los griegos”, “unos dicen”, “otros en cambio sostienen”... Consciente del posible carácter parcial o poco fiable de sus informantes, en la medida de lo posible recaba versiones distintas sobre un mismo hecho u opiniones distintas sobre un mismo personaje histórico.  

En cuanto a las fuentes escritas, Heródoto se basa en las obras de poetas que le precedieron, en las inscripciones, en listas oficiales y administrativas de los estados que visitó, en oráculos, en las informaciones de logógrafos como Hecateo y en general en toda la literatura de su tiempo. A la exposición de sus vivencias y de los datos tomados de las fuentes escritas añadió reflexiones (gnomé). Se trata de argumentaciones científicas de carácter general con las que pretendía profundizar en los hechos narrados.

El estilo literario de Heródoto está marcado por la simplicidad y el arcaísmo. El autor utiliza un lenguaje sencillo que ya fue elogiado en la Antigüedad. La obra está escrita en dialecto jonio moderno, con inclusión de términos homéricos y aticismos. Presenta mucha influencia de la epopeya. Al igual que en los poemas épicos multitud de personajes son citados de forma aparentemente desordenada y la intervención de los dioses está presente en todo el relato. Se observan también influencias de la tragedia ateniense, como la importancia que se concede a oráculos y sueños, y de la retórica, pues se recurre a discursos fingidos. 

Las Historias de Heródoto se difundieron rápidamente. Ya Aristófanes hizo una parodia de varios de sus pasajes. A partir de Tucídides comenzaron las críticas. Este historiador inauguró una nueva corriente historiográfica, caracterizada por poner el acento en la causalidad y no en la factualidad de la historia. Al historiador le interesará desde entonces determinar las causas de los hechos históricos; por ello la obra de Heródoto fue criticada. Aristóteles le acusó de ser un mythológos (fabulista) y Plutarco de ser un escritor tendencioso y partidista, “proateniense” y “antipeloponésico”. En cualquier caso, todos los autores antiguos le citan y le usan como fuente. A partir del siglo I a.C. su obra comenzó a ser estudiada en las escuelas de retórica, lo que contribuyó a su reproducción y conservación hasta nuestros días.

Cicerón dijo de Heródoto que había sido “el padre de la Historia”. En efecto, fue el primero en escribir una obra donde se narraban los acontecimientos históricos de un pasado reciente, las Guerras Médicas. Además, creó un método de trabajo basado en la investigación u observación directa y cultivó por primera vez una historia universal que superaba los límites de las historias locales propias de los logógrafos jonios. Su obra, sin embargo, acusa múltiples arcaicos y deficiencias que pocos años más tarde ya no se encontrarán en la de Tucídides.

 

Biografía

Disponemos de pocos datos sobre la vida de Heródoto. Algunos provienen de él mismo y otros son testimonios tardíos de dudosa veracidad. Nació en Halicarnaso hacia el año 484 a.C., poco antes de la campaña de Jerjes contra Grecia. Probablemente la diversidad de etnias, lenguas y culturas de esta ciudad contribuyó a forjar su mentalidad abierta, patente en la forma que tiene de encarar las relaciones entre griegos y bárbaros. 

Heródoto nació en el seno de una familia notable y recibió una rica educación literaria. Debido a que participó en una conjura contra el tirano de Halicarnaso, tuvo que exiliarse a Samos, donde permaneció ocho o diez años. Después se dirigió a la Magna Grecia y allí fue uno de los fundadores de la colonia panhelénica de Turios (444-443 a.C.), de la que recibió la ciudadanía. Murió hacia el 420 a.C.

Realizó muchos viajes. Sabemos que estuvo en Egipto, donde visitó las principales ciudades del Delta, Heliópolis, Menfis y las pirámides, y remontó el Nilo hasta llegar a Tebas y Elefantina. En relación con este viaje se sitúa su estancia en Fenicia y tal vez en Mesopotamia, donde habría visitado Babilonia. Un segundo viaje le llevó a Escitia, recalando en Istria, al sur de la desembocadura del Danubio. No hay en su obra pruebas de que haya visitado el Mar Negro. Su tercer viaje fue a Magna Grecia, en el transcurso del cual visitó la Cirenaica, lo que le permitió recabar las noticias que transmite sobre Libia. No le fue posible, según el mismo Heródoto cuenta, visitar el Mediterráneo occidental. Hay que tener en cuenta que en su época esta zona estaba bajo la influencia de Cartago. Viajó también, como es lógico, por su entorno más cercano: las islas y regiones de la cuenca egea, de Asia Menor y de la Grecia continental europea. En su obra hallamos informaciones precisas sobre estos territorios. Sin duda visitó y seguramente vivió en Atenas, donde pudo haber recogido información directa sobre el enfrentamiento entre griegos y persas. Es posible que fuera allí donde decidera escribir una historia universal centrada en las guerras entre éstos dos pueblos. 

 

Ideología y pensamiento político

Heródoto es heredero del mundo arcaico griego. Su obra aún está basada en la dualidad entre lo teológico y lo humano propia de la poesía épica. En su relato histórico los hechos están causados por la voluntad divina en interacción con la humana. El historiador tiende a buscar en el hombre el principal agente de su destino, pero éste con frecuencia se impone de forma inexorable. Ello conlleva una visión fatalista de la condición humana, consustancial por otra parte a todo el pensamiento griego. Los designios divinos se imponen. Los dioses son celosos (phthonos); quieren asegurar el orden cósmico y para ello castigan las transgresiones de los humanos. Las desgracias, individuales o colectivas, se perciben como castigos divinos por haber alterado el hombre las normas éticas y sociales. Para evitarlas éste debe optar por la justicia, la piedad y la modestia. Era importante seguir las recomendaciones de los oráculos y los sueños, considerados revelaciones divinas.

Heródoto odiaba la tiranía; de ahí que se exiliara de su ciudad natal cuando en Halicarnaso se impuso el gobierno de un tirano vasallo del rey persa. A lo largo de toda su obra defiende la libertad como algo propio de los griegos, frente a la tendencia al sometimiento de los bárbaros, y presenta a Jerjes como prototipo de déspota bárbaro.

 

Obra

No sabemos si las Historias de Heródoto corresponden a una obra terminada o no. Tal y como el propio autor explica al comienzo, su objetivo era contar las Guerras Médicas entendidas como el gran enfrentamiento entre Oriente y Occidente, con antecedentes en los tiempos míticos de la Guerra de Troya.

La obra ha llegado a nosotros dividida en nueve libros, cada uno de los cuales lleva el nombre de una de las nueve musas. Probablemente esta división no es originaria, sino que se debe a algún gramático alejandrino de época helenística. Su estructura es la siguiente:

  • Libro I: Introducción al tema de las Guerras Médicas, explicadas como resultado de una lucha ancestral entre Europa y Asia; sumisión de Lidia por Ciro, infancia del rey, llegada al poder, conquistas y muerte.
  • Libro II: Descripción e historia de Egipto antes de la expedición de Cambises. 
  • Libro III: Sumisión de Egipto por Cambises; muerte del rey; revueltas en la corte de Persia; comienzo del reinado de Darío e historia de Polícrates, tirano de Samos.
  • Libro IV: descripción de Escitia; expedición de Darío en este país;  conquistas en África.
  • Libro V: Sumisión de Tracia por los persas; revuelta de Jonia; historia de Esparta y Atenas.
  • Libro VI: Ocupación de Jonia, toma de Mileto; luchas entre las ciudades griegas; primera expedición de Mardonio contra Grecia; expedición de Datis y Artafernes; Maratón.
  • Libro VII: Muerte de Darío; preparativos de Jerjes contra Grecia; marcha a través del continente; organización de la resistencia griega; Termópilas.
  • Libro IX: Platea y Micale; toma de Sextos.

Nos encontramos ante una composición literaria abierta. El historiador tiene claro que quiere narrar las guerras entres griegos y persas, pero para analizar sus causas se ve obligado a realizar largas digresiones sobre los distintos países, lugares y personajes implicados. Utiliza la denominada “técnica asociativa”: los pueblos o países que describe aparecen citados a media que el imperio persa entra en contacto con ellos. Abundan logoi donde se mezclan datos de tipo geográfico, etnográfico e histórico. El Libro I presenta cuatro: lidio, persa, babilonio y masageta; y todo el Libro II es un lógos sobre Egipto.

Los datos que transmite Heródoto proceden de su observación personal (ópsis) y de fuentes diversas, tanto escritas como especialmente orales. A lo largo de sus viajes se ocupó de recoger muchos testimonios por medio de encuestas, a pesar de que su desconocimiento de idiomas extranjeros dificultó tal tarea. En su obra no suele especificar el nombre de sus informantes, a quienes alude de forma genérica: “según los persas”, “al decir de los griegos”, “unos dicen”, “otros en cambio sostienen”... Consciente del posible carácter parcial o poco fiable de sus informantes, en la medida de lo posible recaba versiones distintas sobre un mismo hecho u opiniones distintas sobre un mismo personaje histórico.  

En cuanto a las fuentes escritas, Heródoto se basa en las obras de poetas que le precedieron, en las inscripciones, en listas oficiales y administrativas de los estados que visitó, en oráculos, en las informaciones de logógrafos como Hecateo y en general en toda la literatura de su tiempo. A la exposición de sus vivencias y de los datos tomados de las fuentes escritas añadió reflexiones (gnomé). Se trata de argumentaciones científicas de carácter general con las que pretendía profundizar en los hechos narrados.

El estilo literario de Heródoto está marcado por la simplicidad y el arcaísmo. El autor utiliza un lenguaje sencillo que ya fue elogiado en la Antigüedad. La obra está escrita en dialecto jonio moderno, con inclusión de términos homéricos y aticismos. Presenta mucha influencia de la epopeya. Al igual que en los poemas épicos multitud de personajes son citados de forma aparentemente desordenada y la intervención de los dioses está presente en todo el relato. Se observan también influencias de la tragedia ateniense, como la importancia que se concede a oráculos y sueños, y de la retórica, pues se recurre a discursos fingidos. 

Las Historias de Heródoto se difundieron rápidamente. Ya Aristófanes hizo una parodia de varios de sus pasajes. A partir de Tucídides comenzaron las críticas. Este historiador inauguró una nueva corriente historiográfica, caracterizada por poner el acento en la causalidad y no en la factualidad de la historia. Al historiador le interesará desde entonces determinar las causas de los hechos históricos; por ello la obra de Heródoto fue criticada. Aristóteles le acusó de ser un mythológos (fabulista) y Plutarco de ser un escritor tendencioso y partidista, “proateniense” y “antipeloponésico”. En cualquier caso, todos los autores antiguos le citan y le usan como fuente. A partir del siglo I a.C. su obra comenzó a ser estudiada en las escuelas de retórica, lo que contribuyó a su reproducción y conservación hasta nuestros días.

La ecúmene según Heródoto:

http://es.wikipedia.org/wiki/Her%C3%B3doto#mediaviewer/File:Herodotus_world_map-es.svg

Última modificación: miércoles, 21 de junio de 2017, 10:14