Resumen

Conocido como modelo integrado de la moderna EpS o modelo  ASE, acrónimo de las palabras inglesas, Attitude, Social influence y Efficacy, fue descrito por los profesores H. De Vries y G. Kok del Departamento de EpS de la Universidad de Maastricht.
Este modelo está basado en la Teoría del Aprendizaje Social, conocida actualmente como Teoría Cognitivo Social del prestigioso psicólogo américano Albert Bandura y en la Teoría de la Acción Razonada, de los americanos Fishbein & Ajzen.

Según este modelo, fundamentado en la investigación, hay tres elementos esenciales, actitudes, influencia social y autoeficacia, que combinados predicen la intención, la cual, a su vez, predice la conducta, siempre y cuando dotemos de habilidades y eliminemos las barreras (tanto personales como sociales, políticas, etc.).Las variables externas (fuera del modelo), como la edad, el sexo, la profesión, el status cultural y económico, influencian la conducta a través de estos tres determinantes  y de la intención.
La combinación de estos tres elementos, constituye, según los autores, las creencias que determinan una conducta dada. Por tanto, la evaluación anticipada de estos tres componentes de las creencias nos permitirá predecir la intención de obrar y la propia conducta, así como augurar el éxito o el fracaso de un cambio de comportamiento buscado.

Pero, ¿cómo se configura cada una de estas creencias? :

  • La actitud, con un componente fundamentalmente afectivo, se encuentra relacionada con la información que poseen las personas sobre todas las posibles consecuencias de realizar una determinada conducta. Estas consecuencias pueden ser a corto o largo plazo y abarcan tanto los riesgos y beneficios para la salud como otro tipo de consecuencias (económicas, de placer, etc.). Por tanto, para valorar la actitud, tendremos que medir todas las ventajas y desventajas, tanto personales como sociales, de la conducta que estemos investigando. Por ejemplo, para un adolescente, la actitud hacia el tabaquismo se configuraría después de valorar todas las posibles ventajas y desventajas para él. Si cree que le van a aceptar en el  grupo de amigos, va a ligar más, se va a sentir más hombre y no le va a afectar en su rendimiento físico, su actitud será muy favorable al inicio del hábito.

  • La influencia social puede ser directa o indirecta. La directa es la creencia acerca de la conducta que esperan de uno las personas relevantes para esa persona (padres, hermanos, compañeros, amigos, etc.). La indirecta es la creencia acerca de si los demás realizan o no la conducta. Siguiendo con el ejemplo anterior, el mismo adolescente, después de haber sopesado las ventajas y desventajas, puede creer que sus amigos esperan de él que fume, lo cual constituye una influencia social directa.Si además, cree que todos los adolescentes de su edad fuman (influencia indirecta) tendrá más elementos favorables a la intención de iniciarse en el hábito tabáquico.

  • La autoeficacia es la habilidad que alguien estima que tiene para realizar una conducta específica en una situación determinada. Para este adolescente, fumar es fácil, parece que se tose un poco al principio pero uno se acostumbra enseguida.

En este ejemplo, vemos claramente como los tres elementos de las creencias convergen en el mismo sentido hacia la intención. Si además es un adolescente español, no encontrará prácticamente barreras reales que le impidan fumar. Es más, el ambiente (la publicidad, el incumplimiento de la legislación antitabaco, etc.) va a ser favorable al inicio de la conducta. No sabemos si fumará o no pero las probabilidades de que fume son muy elevadas.
Veamos otro ejemplo en el que uno de los elementos no converge hacia la intención de la conducta.
Pongamos el caso de un profesional sanitario que fuma. En lo que respecta a su actitud puede haber sopesado las consecuencias del hábito tabáquico (el tabaco perjudica mi salud, me cuesta caro, me siento esclavizado, etc.). Su actitud es positiva hacia la intención de abandonar el hábito.Además puede tener una gran presión social por parte de sus compañeros para que deje de fumar pues consideran que debe ser un modelo de salud para los demás. También cree nuestro profesional que casi todos los sanitarios ya no fuman, y los que lo hacían están abandonando poco a poco el hábito.
Hasta aquí todo parece favorable a la intención de abandonar el tabaco. Pero qué sucede si él considera que dejar de fumar es muy difícil y que no lo va a conseguir. Lo más probable es que ni siquiera lo intente.
Nos detendremos un poco más en el estudio de este elemento (autoeficacia), por ser, según los autores, uno de los mejores factores pronósticos del cambio de comportamiento futuro.
Esta creencia en la propia habilidad se desarrolla a través de los siguientes mecanismos:
A través de la experiencia propia, ya que todos medimos los efectos de nuestras acciones. Las interpretaciones de estos efectos ayudan a crear las creencias de autoeficacia de tal manera que el éxito aumenta la autoeficacia y el fracaso la disminuye. Por ejemplo: "yo he intentado muchas veces dejar de fumar sin conseguirlo". Mi autoeficacia es muy baja.
Cuando la gente no está segura de su propia capacidad o no tiene experiencia con la conducta, buscan la fuente de información de autoeficacia en la experiencia vicaria de los efectos producidos por las acciones de los otros. Esta fuente de información es más débil que la anterior. Los efectos del modeladoson particularmente relevantes en este contexto. Por ejemplo: "Yo no intento dejar de fumar porque todos mis amigos lo han intentado y ninguno lo ha conseguido. Yo tampoco voy a ser capaz". O lo contrario:  "Casi todos mis amigos han conseguido dejar de fumar, yo también lo voy a conseguir pues no debe ser tan difícil".
La persuasión social, es decir, la exposición a juicios verbales de los otros es una fuente de información de autoeficacia más débil. Sin embargo, la gente persuasiva puede jugar un papel importante en el desarrollo de las creencias de autoeficacia de un individuo.
Y, por último, los estados fisiológicos y emocionales como la ansiedad, el estrés, la excitación y la fatiga también ofrecen información sobre las creencias de autoeficacia. Por ejemplo: "Sólo de pensar que tengo que dejar de fumar me pongo malo (empiezo a sudar y me tiemblan las piernas)".
Además, son componentes de la autoeficacia la dificultad intrínseca de la conducta perseguida y situación en que se desarrolla y la habilidad personal para realizarla. Por ejemplo, no es lo mismo mantenerse abstinente de tabaco cuando uno está relajado y de vacaciones que en una sobremesa con los amigos, en la discoteca, o presentándose a unas oposiciones, etc.

Última modificación: viernes, 9 de junio de 2017, 08:40