3. Técnica vocal. El ritmo de las palabras

Experimento 1: Calcular el número de palabras por minuto o la velocidad a la que hablas .
Es muy importante conocer la velocidad a la que hablas. No siempre es la misma y varía enormemente según los momentos. Vamos a hacer la siguiente experiencia.
Tarea: Te vas a grabar durante 1 minuto, a poder ser en una actividad cotidiana: mientras das clase, mientras estas contándole algo a alguien, mientras hablas en público. Después cuenta el número de palabras que emites en una fracción de tiempo (un minuto): ¡esa es tu velocidad! Al escuchar lo grabado para contar las palabras, te darás cuenta de los errores sintácticos, de las repeticiones del vocabulario, del uso repetido de ciertos sonidos... Si lo escuchas con atención e interés, descubrirás muchas cosas que habrá que ir corrigiendo.
Conclusión: Conocer la velocidad a la que se habla es importantes porque su control es un parámetro que nos puede ayudar a comunicarnos mejor.


Experimento 2: Aprender a leer a una velocidad concreta.
Te vamos a enseñar cuáles son las diferentes velocidades que puedes emplear mientras hablas. La velocidad de las palabras es una parte muy importante del ritmo del habla. Vamos a intentar sentir cómo se mueve el cuerpo a diferentes velocidades de habla.
Tarea: Como es muy difícil hablar y saber al mismo tiempo el número de palabras que dices por minuto, lo que vas a hacer es:
a)  Coge un texto cualquiera, por ejemplo, un artículo de una revista.
b)  Mira la tabla de conversión de las palabras para que sepas dónde debes hacer las paradas. En una columna de la tabla puedes consultar la velocidad a la que quieres leer. La otra columna te informa del número de palabras que tienes que leer en fracciones de 5 segundos. Es muy importante ser lo más exacto posible: intenta leer sin estar por encima ni por debajo del tiempo propuesto.

Tabla de conversión para leer a una velocidad concreta


c)  Entrénate hasta ajustar muy bien la velocidad, hasta que te salga 3 veces seguidas exactamente igual.
d) De esta manera habrás experimentado la velocidad concreta a la que te estás entrenando. Lo puedes repetir varios días para comprobar que tu velocidad corresponde a la que tú esperas.
Conclusión: Se puede aprender a leer o a hablar a una cierta velocidad, lo que ayuda mucho en la comunicación.

Experimento 3: Adivinar la velocidad a la que hablan.
Escucha las voces de varias personas e intenta adivinar la velocidad a la que hablan.
Tarea: En los siguientes vídeos se muestran algunas personas con diferente velocidad de habla. Se trata de adivinar cuál es la de cada uno. Escucha y escribe lo que te parece en una primera impresión. Cuenta después el número de palabras por minuto y comprueba si has acertado.
Uno

t03-v16.flv
Dos

t03-v17.flv
Tres

t03-v18.flv
Cuatro

t03-v19.flv
Cinco

t05-v20.flv

Conclusión: Un buen oído puede ajustar muy bien la velocidad.


Experimento 4: Identificar los ritmos.
Parece que todos hablamos igual, pero no es cierto. Cada uno tenemos nuestro ritmo. Vas a escuchar diferentes personas exponiendo un tema y te darás cuenta de esta realidad.
Tarea: En los siguientes audios se muestran algunas personas con diferentes ritmos. Se trata de ver cuál de ellos es el que más te atrae y te parece más eficaz.

Uno


Dos

Tres

Cuatro

Cinco

Seis

Conclusión: Es importante aprender a escuchar los ritmos que utilizan otras personas en su comunicación. Es la mejor forma de aprender.