1. Tema 5 - Práctica 1

Comentario de texto.

 

Prohibiciones

No seas reacio al banquete de muchos invitados; en grupo, mayor reconocimiento y gasto menor. 

Nunca al amanecer libes rojizo vino a Zeus con las manos sin lavar ni a los demás Inmortales; pues no te escucharán y volviendo la cara escupirán sobre tus oraciones. 

No orines de pie vuelto hacia el sol, sino cuando se ponga, recuérdalo, y hacia oriente sin desnudarte; pues las noches son de los Bienaventurados; tampoco en el camino ni fuera del camino te orines sobre la marcha; muy sensato es el hombre piadoso que lo hace agachado o el que se arrima al muro de un corral bien cercado. 

No te dejes ver con los genitales manchados de semen dentro de tu casa junto al hogar, sino evítalo. No engendres tus hijos a la vuelta de un funeral de mal agüero, sino al volver de un banquete de los Inmortales.

No te orines en las fuentes; guárdate bien de ello. 

Nunca pases a pie el agua de bella corriente de los ríos de flujo continuo antes de orar mirando a las bellas ondas, con tus manos purificadas en la deliciosa y transparente agua. El que pasa un río sin purificar sus faltas ni lavar sus manos, a éste le aborrecen los dioses y luego le envían sufrimientos.

No cortes en el banquete festivo de los dioses lo seco de lo verde de tus cinco ramas, con el brillante hierro. 

Nunca pongas la jarra del vio encima de la crátera mientras se bebe; pues trae mala suerte.

No dejes con salientes la casa al construirla, no sea que allí posada grazne la chillona corneja.

No comas ni te laves sacando de las tinajas cuyas primicias no se hayan ofrecido; pues también sobre esto hay un castigo.

No sientes en lugares sagrados, pues no hacerlo es mejor, al niño de doce días –esto vuelve afeminado al varón– ni al de doce meses; también se obtiene igual resultado.

Que no lave su cuerpo en el baño de las mujeres el varón; pues a su tiempo también sobres esto hay un lamentable castigo.

No te burles de los misterios cuando asistas a humeantes sacrificios; sin duda también un dios se venga de esto.

Nunca te orines en la desembocadura de los ríos que afluyen al mar ni en las fuentes; guárdate bien de ello. Y no te ensucies; pues no hacerlo es ciertamente mejor.

Obra de este modo y evita la terrible reputación de los mortales; pues la mala reputación es ligera y muy fácil de levantar, pero dura de soportar, y es casi imposible quitársela de encima. Ninguna reputación desaparece totalmente si mucha gente la corre de boca en boca. Sin duda que también ella es un dios.

Hesíodo, Trabajos y días, 721-764

[Traducción de Aurelio Pérez Jiménez y Alfonso Martínez Díez, Editorial Gredos, Madrid, 1983]